Mariano Rajoy es censurado y el PSOE prepara regreso al gobierno español
El secretario general del Partido Socialista, Pedro Sánchez, consigue la mayoría necesaria para aprobar en el parlamento la destitución de Rajoy, en alianza con Podemos y los partidos independentistas vascos y catalanes
El presidente del gobierno español, Mariano Rajoy, ha caído.
Con los votos decisivos del Partido Nacionalista Vasco, el secretario general del Partido Socialista Obrero Español (PSOE), Pedro Sánchez, tiene la posibilidad de ocupar la sede gubernamental de La Moncloa a partir de la próxima semana, si termina de prosperar la moción de censura que introdujo la bancada socialista en el parlamento para sacar al Partido Popular del Poder.
Sin embargo, Rajoy tiene una carta bajo la manga que puede sacar in extremis: si renuncia al cargo antes de que las cortes voten su destitución, se desactiva la moción y entonces el rey Felipe VI deberá iniciar consultas con las fuerzas políticas con representación parlamentaria para formar un nuevo gobierno, o acordar la convocatoria de elecciones anticipadas, como exige el partido emergente Ciudadanos.
Sánchez ha logrado convocar una coalición amplia contra Rajoy. Puede convertirse en presidente con los votos de Podemos y sus fracciones aliadas; los partidos independentistas catalanes PDeCat e Izquierda Republicana de Cataluña (ERC, por sus siglas en catalán); y las organizaciones autonomistas vascas, Partido Nacionalista Vasco y Bildu. La organización de centro derecha Ciudadanos podría votar la moción solo si Sánchez se compromete a convocar elecciones inmediatas, pero el líder socialista prefiere, si puede, gobernar hasta 2020.
«Sé fuerte, Luis»
Mariano Rajoy llegó al gobierno de España en 2011 para suceder a José Luis Rodríguez Zapatero, del PSOE, en medio de una histórica crisis económica que mantenía al país ibérico al borde de un rescate financiero mil millonario, que hubiera significado la intervención de la Unión Europea en la gestión económica española, con el objetivo de promover un ajuste fiscal.
Con mayoría absoluta, Rajoy optó por aplicar la dura receta impuesta por el Banco Central Europeo e introdujo grandes recortes del gasto e hizo otros ajustes. Comenzó una lenta y costosa recuperación de la economía y del empleo, el principal problema social España, donde la desocupación abierta superó 20% y había más de 5 millones de desempleados.
Los ajustes permitieron que, en medio de crecientes protestas sociales, emergiera desde la izquierda radical el partido Podemos, liderado por el politólogo y profesor Pablo Iglesias, que se convirtió en líder simbólico de la oposición, ya que el Partido Socialista estaba en baja, pagando la gruesa factura política de la ineficiente gestión de la crisis de Rodríguez Zapatero.
Sin embargo, la economía no era el único gran problema que acechaba a Rajoy. Las investigaciones judiciales contra funcionarios y dirigentes del Partido Popular, por supuesto financiamiento irregular de sus actividades, comenzaron a debilitar paulatinamente la gobernabilidad del PP.
En 2013, el diario El Mundo lanzó la exclusiva de los «papeles de Bárcenas», en referencia a las anotaciones manuscritas del administrador del PP, Luis Bárcenas, quien registró presuntos pagos ilegales a dirigentes del partido del gobierno, provenientes de fondos ilegalmente obtenidos.
Cuando se ordenó la detención del administrador, Rajoy le envió un mensaje de texto que se hizo viral y ha quedado como marca indeleble en su contra: «sé fuerte, Luis». La persecución judicial y la presión de la oposición se hizo permanente. Otros casos de corrupción salieron a la luz, al punto que Rajoy debió soportar censuras parlamentarias contra varios de sus ministros.
España ingobernable
Muy golpeado por la crisis, el PP logra retener una mayoría precaria en las elecciones de 2016. El PSOE también quedó históricamente debilitado y las cortes españolas quedaron, por primera vez desde 1977, dominadas por cuatro fuerzas, pues Podemos y Ciudadanos, un partido nacido en Cataluña con una fuerte prédica antinacionalista y dirigido por el joven Albert Rivera, se hicieron con importantes representaciones parlamentarias.
Era tan compleja la situación política española que durante un año Rajoy debió gobernar como presidente encargado, porque era imposible conseguir un acuerdo para formar un Ejecutivo estable. Al final, después de que el PSOE expulsó a su secretario general, Pedro Sánchez, quien se negaba tercamente a permitir la investidura de Rajoy, se pudo constituir un gobierno.
Desde entonces, Rajoy ha tenido que moverse con habilidad para mantenerse despachando en La Moncloa; pero, la semana pasada, justo cuando lograba la supuesta garantía de terminar la legislatura, mediante un acuerdo con el PNV para aprobar los presupuestos de 2019, llegó la sentencia de la Audiencia Nacional sobre la trama «Gurtel» nombre que se le da al proceso por financiamiento ilegal del PP.
El ex administrador del partido Luis Bárcenas fue condenado a 33 años de cárcel y otros cinco altos cargos del PP fueron penados con duras sentencias de prisión y multas; sin embargo, lo más grave es que el fallo judicial establece que el partido de gobierno mantenía una estructura institucionalizada de financiamiento ilegal y cuestiona la credibilidad del propio Rajoy.
La ofensiva catalana
En paralelo, Rajoy ha debido enfrentar la tentativa del gobierno autonómico de Cataluña, en manos de fuerzas independentistas, de proclamar la República. Por cierto, el único gobernante extranjero que se comprometió a reconocer ese eventual nuevo estado fue Nicolás Maduro.
Después de un constante conflicto por más de tres años, la administración Rajoy intervino al gobierno autonómico catalán en 2017, en aplicación del artículo 355 de la Constitución española, lo que provocó la huida del president Carles Puigdemont, actualmente exiliado en Alemania.
El gobierno del PP convocó nuevas elecciones en Cataluña y otra vez los independentistas lograron construir una mayoría, a pesar de que Ciudadanos obtuvo la mayor representación individual en el parlamento catalán.
LO QUE OFRECE SÁNCHEZ…
Pedro Sánchez, como candidato a la presidencia del gobierno de España, presentó, como manda la norma, un programa de gestión que incluye algunas medidas claves:
- Respetar los presupuestos aprobados para que el gobierno vasco reciba el tratamiento fiscal preferente acordado.
- Abrir un diálogo político con el independentismo catalán. La propuesta del PSOE es reformar la Constitución para cambiar el modelo de autonomías por un estado federal.
- Reformas legales inmediatas de normas políticas, como la Ley de Seguridad Nacional, que establece limitaciones a la acción política.
- Modificar la política de inmigración para introducir garantías de derecho para quienes llegan a España como refugiados o en situación de pobreza y precariedad.
- Medidas sociales e incrementar el gasto público para reactivar el estado de bienestar.
PEDRO, EL SOBREVIVIENTE
Pedro Sánchez ha demostrado una cualidad sorprendente; la de sobrevivir. Este economista, nacido en 1972, llegó directamente desde las bases a la secretaría general del PSOE en 2014. A pesar de ser un dirigente desconocido por las bases, salvo las de Madrid donde había sido concejal, se impuso en medio de los restos del «Zapaterismo», representado por Alfredo Pérez Rubalcaba.
Llegó a la jefatura del PSOE con una propuesta de España «plurinacional», que reconociera mayores competencias a las autonomías locales, y un duro discurso anticorrupción. En las elecciones de 2016, el socialismo obtuvo su peor resultado histórico desde la superación del franquismo; solo 90 diputados.
Además, Sánchez intentó una moción de censura en acuerdo con Podemos que fracasó. Se postuló como presidente y aceptó el encargo de Felipe VI, pero solo alcanzó un acuerdo con Ciudadanos. El cúmulo de fallos lo puso en la picota y el sector más «tradicionalista» del PSOE se alineó en su contra y, mediante algunos mecanismos estatutarios, provocaron su destitución.
Para muchos, estaba liquidado; sin embargo, regresó triunfalmente a la Secretaría General con amplio respaldo, tras derrotar a la dirigente andaluza Susana Díaz y al vasco Patxi López en unos discutidos comicios internos en mayo de 2017.
Ahora, está cerca de llegar a La Moncloa con una mayoría inestable; de hecho, algunos analistas hablan de un gobierno «Frankenstein». Podemos y sus socios autonomistas pedirán muchas concesiones para concederle la mayoría que le permita, eventualmente, consolidar su administración.