Vieja hegemonía y “nueva oposición”, por Fernando Luis Egaña
Después del colosal y perfectamente previsible fraude perpetrado por el poder el domingo 20 de mayo, en las pretendidas “elecciones presidenciales”, valdría la pena comentar dos cosas. La primera, la más obvia, es que la hegemonía siguió el guión elaborado en La Habana. Fabricó millones de votos para tratar de atenuar la mega-abstención, procedió rapidito a proclamar al señor Maduro, y éste repitió sus consignas de siempre, comenzando, no faltaba más, por la de un supuesto diálogo.
Mientras tanto todo no sigue igual, sino peor, en el terreno económico y social. Y se encima una “reconversión monetaria” que luce tan improvisada como cualquier otro de los inventos oficialistas en materia económica y social. Lo único que no improvisan es la depredación de los recursos del país, lo que explica que nos hundamos en una catástrofe humanitaria con el barril de petróleo en 70 dólares.
La segunda cosa que no se debe ignorar, es que algunos personajes políticos asociados a la candidatura de Falcón, se están proclamando como la “nueva oposición”, y así mismo proclaman que la nuez de su proyecto es “diálogo y votos”. Al respecto habría que señalar que nunca ha sido más pertinente la conseja aquella de “ni uno ni lo otro, sino todo lo contrario”…
La llamada “nueva oposición”, ni es nueva ni es oposición. No es nueva porque representa viejos fracasos de la política, antes y durante la “revolución bolivarista”. No es oposición, porque su discurso no se dirige a oponerse a la hegemonía sino a quienes denuncian sus desmanes
Trata de amalgamarse para favorecer a Maduro y los suyos, en el intento de proyectar que en Venezuela hay una oposición que reconoce la naturaleza democrática del régimen y que por tanto está presta a participar en sus ejecutorias. En los corrillos políticos la gente se conoce y muchos saben cómo se bate el cobre. Y en este caso el cobre se está batiendo.
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Y no se puede ignorar, porque la tal “nueva oposición” ya forma parte de la masiva propaganda interna de la hegemonía, y de su proyección foránea, que si bien tiene muchos adversarios, todavía no es huérfana. Es lamentable que estas cosas sucedan. Y más lamentable que se traten de justificar con una retórica principista, que más falsa y ripiosa no puede ser.
Esa “nueva oposición” es un componente de la vieja hegemonía. Hay que superar todo eso, para que pueda avanzar la causa de la democracia en Venezuela.