El “conductor de victorias”, por Gregorio Salazar
Sin alimentos, sin medicinas y sin derechos civiles, el pueblo venezolano va hundiéndose en las más miserables condiciones de vida mientras el plan para la estabilización económica de Maduro, del cual no se conoció una letra durante la campaña electoral, permanece como su secreto mejor guardado.
Inútiles fueron los intentos de los periodistas internacionales para que después del “triunfo” Maduro o su jefe del comando de campaña-estratega político-ministro de información-rector electoral-coach del canciller-jefe del diálogo y hermano de la jefa de la constituyente supra constitucional soltaran prenda sobre las medidas prioritarias para el rescate de la economía.
Un paso de avance fue la admisión de Maduro, durante su intervención ante la constituyente espuria, que “es necesaria una rectificación profunda, no estamos haciendo las cosas bien”. No nos habíamos dado cuenta, pero algo es algo, aunque lo dicho sea gamelote reciclado
Y en pos de esa enmienda dio el primer paso: ratificar al general Quevedo en la presidencia de la destruida Pdvsa, dislate inmensamente peor que ponerme a mí al frente de la NASA. El problema es que el flamante jefe de la petrolera no puede manejar las cifras de la producción de crudo con la misma alegre inventiva que anunciaba las de la construcción de viviendas: allá te va un millón, allá te va el otro, agarren sopotocientas más y así hasta el infinito.
En Paraguaná es vox pópuli que el primer intento de Quevedo para subir manu militari (¿podía ser de otra forma?) los niveles de producción de gasolina en la refinería de Cardón provocó explosiones e incendios. Esas instalaciones no saben de voluntarismos delirantes ni de sandeces antiimperialistas dichas “rodilla en tierra”.
En todo el mundo se sabe cuánto está produciendo Pdvsa y que las cifras de crudos y derivados vienen en barrena. En medio de esa crisis, desde hace más de seis meses se viene diciendo que las dos refinerías del Complejo de Refinador, Cardón y Amuay, serán entregadas a chinos y rusos, pero la información que se tiene es extraoficial y a cuentagotas.
De una cosa ya deben estar seguros los señores chinos y los señores rusos: no sólo tendrán que poner todos los recursos económicos, sino también el personal. La diáspora también agarró a la industria y ya emigró lo mejor del personal calificado. Deben saber que el agua a la península de Paraguaná, sede del complejo petrolero, llega una vez al mes. Y en cuanto a la electricidad, la planta “Josefa Camejo” funciona a media capacidad y está tan sobreexigida que se lanzará tres suspiros en cualquier momento, sobre todo si tiene que suministrar la energía para obras mayores. Tendrán que construir un complejo residencial a sus técnicos y obreros chinos o rusos y hasta importar la comida, pues Paraguaná va rumbo a una hambruna peor a la del año 12 que dejó como legado a las milagrosas Ánimas de Guasare.
Imagine usted ahora el monto de la inversión requerida y las condiciones que nos impondrán quienes estén dispuestos a asumir la ciclópea tarea de reconstruir esas dos refinerías que fueron parte importantísima del músculo económico de Venezuela, hoy reducidas a escombros. Para nosotros es prioridad su recuperación, como mínimo para satisfacer el mercado interno de combustibles. Para ellos, no sabemos…
Fueron 4.500 millones de dólares los que prestó el FMI para el Gran Viraje de CAP. Y hace tres años, Haussman decía a Mendoza que un nuevo plan estabilizador requerían cerca de $ 45 mil millones. El asunto es que en ninguno de esos cálculos, el que se ejecutó y el que se imaginaba, estaban incluidos recursos para recuperar Pdvsa, Sidor, Corpoelec, las industrias del aluminio, servicios básicos como el agua y el transporte, incluido el Metro de Caracas e infraestructuras clave. No era necesario. Tendremos mucha suerte si logramos que el capital chino o ruso se encargue de todo ello.
Con un Gobierno en bancarrota y cada vez con menor capacidad de negociación, se terminará de consumar el mayor proceso de desnacionalización y traición a la patria que conozca nuestra historia en las revolucionarias manos del “hijo de Chávez” y ahora autoproclamado “conductor de victorias”. Para su gloria y la del galáctico caudillo…