Miranda Troncal 9: carretera del hampa, por Juan Vicente Gómez
La Carretera Nacional hacia Oriente prácticamente ha perdido uno de sus segmentos principales, el de las llamadas “rectas de El Guapo” que enlaza la población de Caucagua con la represa El Guapo.
Hace ya algunos años se hizo frecuente “evitar circular por esa zona” por miedo a los actos delictivos que allí se repetían, detención de vehículos utilizando obstáculos en la vía, robos, agresiones físicas (y en ocasiones violaciones y hasta asesinatos.)
Aprovechando el trazado de “la joven” autopista Antonio José de Sucre, la rutina de los traslados hacia Oriente empezó a ignorar el paso por Tapipa, Panaquire, El Clavo, etc. y se habilitó la salida hacia El Guapo que se encuentra al pasar la Urbanización Flor de Mayo en el pueblo de San José de Río Chico.
Lo increíble de resaltar la existencia de una vía alternativa no consiste en la descripción de su recorrido, más o menos similar en tiempo y kilómetros al de la Troncal 9 en ese tramo, sino al hecho de que la Carretera Nacional fue completamente abandonada por las autoridades competentes, vale decir Institutos de Vialidad y Cuerpos de Seguridad del Estado.
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El pasado domingo 8 de julio se produjo el volcamiento de un camión que bloqueó por completo el acceso entre El Guapo y San José de Río Chico, y la Guardia Nacional “no se atrevió” a desviar el tránsito por la Troncal 9, asumiendo la peligrosidad que conlleva actualmente esa vía.
Hubo incluso un oficial de la FANB en situación de reserva activa, el General de Brigada (Ejército) Rafael Virgilio Delgado que conminó a los efectivos de la Guardia Nacional a que “escoltaran un convoy” de carros particulares con las pocas patrullas existentes en la alcabala. Esta medida terminaron aplicándola con un retraso inexplicable luego de más de 4 horas de tranca absoluta.
La foto que ilustra este comentario termina de dar pistas sobre el abandono de la Troncal 9: el monte ha invadido la vía desde ambos hombrillos, los dos canales de circulación se estrechan a sólo uno en amplios sectores del recorrido, los huecos en la vía parecen huellas de bombardeos con granadas, la visibilidad en las curvas siempre está comprometida y es imposible mantener una “velocidad de crucero” que garantice salir de allí de manera rápida y segura.
Paradoja: al pasar frente a la población de El Clavo apreciamos que todavía existe la alcabala de la Guardia Nacional. Había incluso más patrullas allí, estacionadas, quién sabe si aptas para realizar recorridos. (La propaganda oficialista suele mostrar las Toyotas último modelo con las que se ufana Héctor Rodríguez de “mantener el control en la vialidad del estado Miranda”. De esas no vimos ninguna.)
En condiciones “normales” la Troncal 9 de Miranda está cerrada entre Caucagua y El Guapo. Cualquiera puede comprobarlo. Ni siquiera existen letreros de “No pase”. El precinto de esa carretera nacional es apenas una cuerda amarrada entre dos postes frente al puesto policial. Las historias del terror imperante en la zona y el miedo que cunde entre los usuarios hacen el resto. “No se metan por ahí que en ese tramo matan a la gente”. Así, así, así es que se gobierna. (Desgobierno y desidia es lo que impera.)
Epílogo: el abandono de la vía es de tal magnitud que en varios tramos observamos porterías de futbolito ancladas en el pavimento. ¡Gol de la delincuencia! En esa vía manda el hampa. Los malandros son los dueños del camino.