¿Qué tan práctico es tener un seguro médico en la Venezuela de hoy?
Un seguro en Venezuela puede ser un arma de doble filo. Para muchos, solo crea una sensación de seguridad a quienes lo tienen porque la cobertura es afectada por la inflación, y lo que hoy puede ser una suma razonable a la hora de un siniestro puede solo cubrir una ínfima parte
“Es mejor tener un seguro y no necesitarlo, que necesitarlo y no tenerlo”. Ese es el eslogan de una conocida compañía aseguradora venezolana que tal vez enmarca lo que realmente se espera de la contratación de una póliza. Y sí, puede ser verdad hasta cierto punto, pues lo cierto es que en la Venezuela de 2018, la hiperinflación ha hecho trizas las tablas económicas y con ellas las sumas aseguradas (monto por el cual una persona es respaldada financieramente si ocurre un siniestro).
¿Qué es lo que ocurre en verdad? Es sencillo. Las personas, cuando van a usar su seguro ante una eventualidad médica, se dan cuenta que lo que le cubría hace un año, hoy quizás no cubre siquiera el trámite de ingreso.
El primer vicepresidente de la Federación de Productores de Seguros, Alejandro Cruz, lo corrobora la calificar la situación actual en el corretaje es “crítica”, al explicar que aproximadamente el 70% de la cartera se basaba en vehículos y personas, inversión que ha disminuido considerablemente por la falta de ingresos.
“En el caso de las pólizas de salud, fíjate que la persona que tenía una póliza que el año pasado le aseguraba 30, 40 millones, eso es hoy prácticamente una consulta. Quedó completamente devaluada. La situación es muy crítica actualmente para cualquier ciudadano que quiera estar protegido o proteger sus bienes”, alerta.
Por su parte, la presidenta ejecutiva de la Cámara de Aseguradores de Venezuela (CAV), María del Carmen Bouffard, asevera que el negocio de los seguros no escapa de la hiperinflación, por lo que la merma de los ingresos de los ciudadanos ha hecho que el grueso de éstos sea destinado a la alimentación. «Si queda algo es que va para otros rubros, ahí entrarían los seguros”.
En una entrega anterior “La protección de un seguro es como un chaleco de cartón”, se explicaba que a pesar de esto, la gente quería permanecer asegurada antes de vender propiedades para pagar una deuda con una clínica.
Salud dolarizada
Los seguros para vehículos funcionan de forma distinta a los que son de salud: para los primeros las leyes permiten que se pueda establecer una vigencia trimestral de la misma. En otras palabras, cada tres meses hay la posibilidad de actualizar los precios de cobertura, mientras que en las de salud cobran la prima por un año y la suma asegurada permanecerá inalterable hasta que se cumpla el lapso establecido.
Bouffard advierte que un asegurado puede pedir el ajuste del monto protegido, “pero ese ajuste muy posiblemente estará sujeto a plazos de espera y a exclusiones temporales porque es lo que está previsto en la ley, que es diferente a los ajustes que año a año hace la empresa, tanto al contexto económico como a su capacidad de asumir el riesgo”.
Entonces, las personas se pueden encontrar en una encrucijada a la hora de tener algo que les proteja “en caso de…”. Esto ha promovido la proliferación de servicios que ofrecen pólizas en moneda extranjera. Para marzo de 2018, la prima de una póliza en dólares rondaba entre $1.700 y $2.000, que muchos venezolanos en el exterior pueden pagar a sus familiares que se quedan en el país. Pero para quienes tienen ingresos en bolívares resulta un monto imposible de pagar.
Incluso, hay empresas dentro de Venezuela que ofrecen este servicio, cosa que para Cruz representa una “anarquía” porque “la Ley de la Actividad Aseguradora establece en su artículo 180 las penalizaciones y sanciones a la venta de las pólizas en dólares. Yo no sé quién autorizó -o a quién le dieron la autorización- a las empresas de seguros para poder ofrecer pólizas en dólares, porque la Superintendencia de la Actividad Aseguradora las penaliza”.
“Si existe un marco jurídico que haya aprobado eso, lo desconocemos”, destaca el vicepresidente de la Federación de Productores de Seguros
El artículo 180 en cuestión refiere lo siguiente: “Quienes se dediquen a las actividades propias de seguros, reaseguros, medicina prepagada o intermediación de seguros y reaseguros, sin estar autorizados o autorizadas, serán sancionados o sancionadas con prisión de dos a seis años. Si quien incurre en esta práctica es una persona jurídica, la pena de prisión se aplica a su presidente o presidenta, administradores o administradoras, ejecutivos o ejecutivas, directores o directoras, gerentes, factores y otros empleados de rango similar que hayan intervenido en esas operaciones, de acuerdo al grado de participación en la comisión del hecho”.
Ante esta situación, Roberto León Parilli, presidente de la Alianza Nacional de Usuarios y Consumidores, Anauco, indica que ésto es consecuencia directa de la hiperinflación. A su juicio, “es verdaderamente cuesta arriba que una empresa de seguros se pueda manejar con datos actuariales y tener sostenibilidad si trabaja con el bolívar. Por otro lado, tenemos el problema de la cobertura, que lo que es hoy buena una cobertura dentro de poco tiempo ya es insuficiente para atender cualquier siniestro”.
A su vez, María del Carmen Bouffard asevera que las empresas nacionales tienen una regulación que cumplir, por lo que que «están sujetas a que la superintendencia apruebe la tarifa propuesta de los productos que ofrecen”.
¿Hasta dónde llega el drama?
Una persona que necesita usar esta protección tiene que pasar a veces un viacrucis. “Si antes de tener los problemas actuales ya había inconvenientes para ingresar a una clínica, hoy es tremendo; hay personas que recorren entre tres o cuatro clínicas para ver si los reciben, de acuerdo a la cobertura que tienen. Pero ¿quién le pone la maraca al cascabel?”, se pregunta Alejandro Cruz.
Esta situación ha provocado que muchas compañías estén al borde del abismo. “Sin miedo a equivocarme, más del 60% de los corredores de seguros están haciendo otras actividades distintas para el sustento, para tener ingresos”, puntualiza
Pese a ello, Bouffard opina que el negocio no va a dejar de existir”. “Siempre que exista alguien que tenga un bien, que tenga un patrimonio que quiera proteger, va buscar asegurarse porque es una forma de protección”, apunta.
León Parilli refiere haber recibido quejas sobre la ampliación de la suma asegurada “porque el valor de las pólizas tiene un techo muy bajo en materia de vehículos y de salud. Una póliza a lo mejor te cubre Bs. 200 millones, un monto más o menos estándar, pero con eso no compras ni un remedio hoy”, por lo que considera que es necesario una sinceración en los montos asegurables.
“Cuando la persona tiene una póliza que está apalancada en divisas es otra cosa. Pólizas en dólares de empresas internacionales han existido en Venezuela siempre, como existen en cualquier país del mundo. Cuando hay una póliza que se ampara en dólares, la clínica tiene cubierto cualquier gasto. Ahí se le abre la gama de posibilidades al usuario”, aclara.
Otra de las cosas por las cuales se quejan los ciudadanos es por el cobro del deducible, que desde hace algunos años se ha hecho una práctica común. En ese sentido, la presidenta de la CAV, dice que en Venezuela no hay una cultura de ésto, cuando en otras naciones es algo normal y en algunos casos “hasta obligatorio”.
Hay que mejorar
Para solucionar el problema en la cobertura de los seguros, Roberto León Parilli considera que la Superintendencia de la Actividad Aseguradora y las empresas del área tienen el reto de ver “cómo paliar esa crisis y que traten de buscar el punto de equilibrio, porque lo importante es que la cobertura se adapte a las necesidades del usuario”.
Por su parte, aunque sin ofrecer mayores detalles, María Bouffard afirma que el sector ha hecho propuestas a nivel operativo y financiero que se han llevado a la Superintendencia a fin de alcanzar alguna solución que permita superar la actual crisis.
Recuerda además que en el caso de las pólizas de salud, es importante el tiempo que se tenga como cliente de una empresa, pues eso permite superar los requisitos de plazos de espera o exclusiones temporales. «Llegará un momento, cuando las cosas puedan equilibrarse, que se volverá a tener aquellos niveles de cobertura adecuados”.
Entretanto, el primer vicepresidente de la Federación de Producción de Seguros, Alejandro Cruz, manifiesta la necesidad de reflexionar “y dar un giro al timón”, en referencia al ineludible cambio en materia económica.
“Sencillamente es maña política. Si no generamos confianza, no podemos sentarnos a discutir políticas viables que nos puedan llevar a un buen rumbo”, puntualiza.
El pasado mes de marzo, en el reportaje titulado «La protección de un seguro es como un chaleco de cartón», el corredor Nicolás Chaparro decía que “la gente prefiere estar asegurad, a pesar de la poca cobertura que ofrece el seguro, y no pasar por una penosa etapa de vender carros, joyas o propiedades para pagar una deuda con una clínica”.
Dijo que hasta ese mes,quienes tienen familiares fueras del país solicitan a que éstos ayuden con el tema de los seguros, mientras que por otra parte hay personas que prefieren gastar en moneda extranjera «y estar tranquilos al tener una póliza en dólares, que te cubre tanto en Venezuela como internacionalmente (…) Empresas como Vumi o Best Doctors tienen un mercado súper competitivo en Venezuela”, aseveró en esa oportunidad.