Nicolás, el “sin cer0”, por José Domingo Blanco
En Venezuela no tiene cabida el aburrimiento. De eso, de mantenernos entretenidos, se encarga el régimen, que no pierde un segundo para suministrarnos, permanentemente, material suficiente para que pasemos horas transitando del asombro a la indignación; y de la indignación a los debates acalorados. ¡Nuestra nueva diversión! En eso invertimos los venezolanos una buena cantidad de horas al día. Es nuestro nuevo deporte nacional: discutir las ocurrencias de Nicolás y sus secuaces; para poder idear la mejor manera de no sucumbir ante ellas. ¿Un país aburrido? Difícilmente. Venezuela, hoy, es una gran aventura. Y, salir ileso, la mejor recompensa.
Les aseguro que tenía pensado escribir sobre otro tema, que también amerita que le pongamos atención; pero, la velocidad de los acontecimientos, va dejándolo rezagado. El asunto es que, para no perder la costumbre –masoquismo o tortura, dicen mis amigos que también podría llamarse eso- vi la cadena de Maduro de este miércoles. La que hizo el día del cumpleaños de Caracas. De pronto, en medio de la reunión que estaba desarrollándose, dijo: “Voy a pedir Cadena Nacional porque haré unos importantes anuncios”. ¡Cómo no sentir curiosidad si, cada vez que Nicolás dice una frase como esa, los efectos colaterales de sus medidas, hacen que de nuevo entremos en el juego por la sobrevivencia!
El Bolívar Soberano que, sin haber visto la luz, ya ha pasado por varias transformaciones, fue la médula de su anuncio. Por decreto, y para combatir la corrupción que se ha generado con la venta del efectivo, le arrebató dos ceros más – de los tres que pensaban quitarle- a nuestro futuro cono monetario. Cinco ceros menos: no seis como sugerían algunos economistas que debían quitarle; pero, tampoco, los tres que, desde algunos meses, decían las propagandas que tendría de menos nuestra moneda.
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Nicolás –insisto, no lo subestimemos, está haciendo todo a la perfección para dejarnos en la más completa ruina y ser él el único y verdadero “Bolívar” Soberano- mueve magistralmente su pieza en este ajedrez a punto de jaque mate en el que se ha vuelto Venezuela. Para no levantar sospechas, y seguir atribuyéndole a los demás la responsabilidad de lo que ocurre aquí, insistió en que la medida frenará este nuevo negocio fraudulento de las mafias que negocian los billetes y ganan hasta el triple vendiéndolos porque, al igual que muchos de los bienes esenciales, también escasea.
No, ya no más, insiste él: con cinco cero menos el Bolívar que, en 2008, el Difunto apellidó Fuerte, se elevará a otro nivel, levitará entre lo mundano y lo divino, para derrotar a una hiperinflación inédita en el país que mata de hambre a cada vez más venezolanos. Porque, solo bastaría revisar las cifras que maneja Encovi para entender que las medidas de Nicolás y sus secuaces –sin olvidar nunca, la maldad con la que también actuó su predecesor- han transformado a Venezuela en un país donde la pobreza es el único recurso que tenemos de sobra en este momento para exportar.
Nicolás está convencido de que, con la eliminación de los cinco ceros, se solucionarán muchos de los serios problemas económicos que tiene la nación. No, por favor, pareciera suplicar entre líneas Maduro. No lo mal interpretemos: no se trata de improvisación y falta de seriedad el hecho de que ya no sea el 4 de agosto, sino el 20 del mismo mes, cuando el Bolívar pasará a llamarse Soberano y entrará en circulación- aunque, de nuevo, nada hace suponer que esta vez sí será verdad. La medida de Nicolás no será efectiva para lo que, según él, está concebida. Por el contrario, será efectista: algo así como un acto de prestidigitación.
Una ilusión óptica que, por arte de magia, quizá tan sólo por uno o dos meses –el tiempo que, estimo, durará el efecto de la eliminación de los cinco ceros- hará que la opinión pública nacional e internacional no se escandalice, por ejemplo, con el monto de la Canasta Básica Familiar. Porque, gracias a las astutas medidas de Nicolás y sus secuaces, si la de junio superó los 600 millones de bolívares, a partir del 20 de agosto, ya el Cendas no podrá alarmarnos cuando anuncie los nuevos montos de las canastas. La hiperinflación habrá desaparecido: ¡Eureka, milagro económico! La canasta de julio, tal vez incluso la de agosto, como mucho llegará al millón. Ilusión óptica que, mientras ocurre, no será capaz de frenar la devaluación del nuevo cono monetario que, aún sin haber entrado en circulación, no cubrirá el incremento acelerado de precios, que seguirá su ritmo devastador, sin detenerse en cuántos ceros menos tiene nuestra moneda.
Así que, una vez más, Maduro demuestra que es el auténtico. El verdadero liberador. El sincero. Sus medidas forman parte de un nuevo capítulo de su alocado proyecto de aniquilación de Venezuela, que busca el quiebre y empobrecimiento total de nuestro país… Es su epopeya socialista, él solo, aislado, con el poder total. O como lo resume la colega @angelicadudier en su tweet: “Si te soy ′sin cero′, esta vaina se jodió”
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