Trinidad y Tobago demuestra que el plan Vuelta a la Patria es una farsa

La emigración de millones de venezolanos no es normal, aunque así lo quiera hacer ver la vicepresidenta Delcy Rodríguez. La llegada masiva de migrantes a los países vecinos está generando problemas en ellos y provocando brotes xenófobos lamentables.
En un principio, el gobierno de Maduro se desentendió del asunto, a pesar de ser el principal responsable de su existencia. Incluso creemos que realmente alentó la salida de venezolanos bajo el cálculo de que la mayoría de los que se iban eran opositores a la “revolución”.
De hace menos de dos semanas para acá se ha vuelto el tema central en la política comunicacional del Gobierno. Unos sujetos que han hecho de la discriminación y persecución de quien no piensa como ellos, se quieren presentar como los adalides del encuentro entre los venezolanos, de que aquí cabemos todos y de que no hay mejor sitio que la casa de cada quien.
Fletan aviones para que traigan a un grupo de compatriotas desde Perú y anuncian planes similares para otros países. Hasta el capitán Cabello dice querer recibir a todos los que se fueron, lo que viene siendo el colmo de la impostura.
El canal del PSUV, antes Venezolana de Televisión, vive casi las 24 horas del día reproduciendo testimonios de los 89 repatriados o de los que aspiran a serlo, además de denuncias de agresiones sufridas por connacionales en el extranjero.
Por supuesto que nosotros no creemos que haya nada de genuino en esta repentina preocupación y tenemos pruebas de que no hay sinceridad en la palabra y acción gubernamental.
Resulta que a Maduro y el cogollo que lo acompaña muestran “preocupación” por lo que ocurre en Brasil, Colombia, Ecuador, Perú o cualquier otro país que forme parte del Grupo de Lima, países todos ellos que están enfrentados a la dictadura venezolana.
Pero a Maduro y su combo se les pasó un detalle en toda la puesta en escena que han desarrollado estos días: Trinidad y Tobago. En esta isla vecina hay cerca de 200 venezolanos presos por haber intentado emigrar a ese país. Algunos condenados a varios años de cárcel.
Sin embargo, Maduro no tuvo problemas en firmar el pasado 25 de agosto, en pleno palacio de Miraflores, un acuerdo para la explotación del gas con el primer ministro de Trinidad, Keith Rowley.
En ese encuentro no dijeron ni una letra de los venezolanos presos en Trinidad y Tobago. Maduro no hizo ningún reclamo por el trato que han recibido ni anunció que les enviaría un avión para que regresaran al país.
Como todos sabemos, el gobierno de Trinidad y Tobago ha demostrado, a lo largo de todos estos años, que le importa muy poco la suerte de la democracia venezolana. Sus votos en la Organización de Estados Americanos siempre han favorecido al gobierno de Maduro.
En Brasil, Colombia, Ecuador o Perú, para nombrar los más cercanos, no hay un venezolano detenido por haber emigrado a esos países. En Trinidad y Tobago hay casi 200 por haberlo intentado, pero ellos al gobierno no le interesan y tampoco aparecen en VTV o Telesur. Esto demuestra la farsa del plan Vuelta a la patria.