Teodoro y la historia, por Fernando Rodríguez
No hay la menor duda de que pocos, o ningún político, en la historia republicana de Venezuela, reunió tantas condiciones intelectuales, políticas y morales como Teodoro. Una expresión algo desmesurada, sí. Contaminada por la amistad, probablemente, suele pasar sin que queramos que pase. Pero así pienso realmente.
El próximo sábado Espacio Abierto va a hacer el acto mayor, ya ha habido varios, de homenaje al compañero y para lograr un panel significativo tuvo que apelar a una verdadero grupo pluridisciplinario para cubrir, apenas dibujar esquemáticamente, las tantas facetas de éste caballero.
Homenaje que se suma a una inmensa cantidad de reconocimientos de todo tipo, en tanta cantidad y con tal calidad que el que escribe no ha visto, en su ya larga vida, nada semejante. Con decir que hasta Maduro y Cabello, par de granujas, se han sumado al vocerío nacional, por primera vez que recuerde con un enemigo de sus despóticas andanzas. Y vaya enemigo, incesante y contundente. El aplauso adolorido del país no cesa, semanas después de su desaparición y, estamos seguros, no cesará en muchísimo tiempo, acaso nunca. Es el héroe de estos tiempos me dice una amiga, historiadora y académica, su valor y su sabiduría así lo determinan, hasta su físico, afirma categórica la fémina.
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Bueno lo cierto es que hubo que poner siete ponentes en el panel del homenaje para poder cubrir al guerrero, al parlamentario, al ministro, al intelectual polifacético , al periodista, al reformador de la izquierda o la biografía de un hombre sin máculas en territorio propicio a los cuatreros …y hubo que dejar cosas de lado: su proyección internacional, su reorientación de la oposición actual, su vida universitaria…
Búsquese otro ejemplar similar y mida. Ubique políticos que hayan escrito obras tan trascendentes como las suyas. O por supuesto que hubo luchadores que ofrendaron su vida por la causa de los humildes, pero sus fugas terminaron siendo como emblemas de la rebeldía de aquellos años equivocados y heroicos.
Entiéndase, no se trata de negar que en tal o cual esfera los hubo iguales o mejores. Lo que decimos es que no hubo nadie que brillara en tantas como él
De ahí el aplauso hiperbólico. Armando Rojas Guardia me dice que el país necesita grandes figuras morales tutelares en esta hora de derrotas y sufrimientos y nadie mejor que él para encarnarla. Y eso a pesar de que Teo se había ido de la vida pública durante casi siete años por una terrible e insuperable enfermedad.
Pero ahí en el fondo de tantas luces asoma una rara incógnita, es cierto es la figura mayor en mucho tiempo pero no hay que olvidar que también fracasó en alcanzar en lo que parece el destino a buscar de todo gran político: el poder, y en el caso de los luchadores insignes, el poder para hacer lo que hay que hacer para que los pueblos lleguen a ser libres e igualitarios, demócratas y justicieros.
Teo perdió cada vez que jugó esas cartas necesarias y perdió sin dudas, el 6% histórico del MAS. Y el partido que fundó y que tuvo una hermosa y promisoria primavera terminó siendo una chiripa cada vez más reducida, de la cual hace mucho se excluyó. Eso tendría que explicarse porque, además, él siguió siendo una figura mayor, la mayor del país más cultivado, hasta que el destino se lo permitió. Alguien podría decir que muchos grandes íconos, más allá de sus méritos, son fracasados; de Marilyn Monroe y James Dean a Antonio José de Sucre o a Arthur Rimbaud.
Pero si esa imagen romántica puede ser válida a cierto nivel epidérmico, el pensamiento político tiene trabajo que hacer en esa rara contradicción, importante a esclarecer en este curioso y devastado país.
Ramón J. Velázquez solía decir, que uno de los grandes traumas nacionales era que Teodoro no había sido Presidente a fines del pasado siglo. Muy razonable, pero la historia trabaja sobre hechos y no sobre posibles
Teo ha muerto. Teodoro Petkoff entra en los manuales de la historia, por las grandes alamedas que diría otro luchados insigne.