El emporio de Gorrín en EEUU tiembla tras su implicación en lavado de dinero
La justicia estadounidense destapó el presunto esquema fraudulento en el que Raúl Gorrín estuvo envuelto por años, que involucró pagos multimillonarios a funcionarios del gobierno de Hugo Chávez. El empresario podría cumplir una pena máxima de 45 años de cárcel por lavado de dinero y conspirar para ello. La fortuna que amasó en Venezuela y que materializó en Estados Unidos se desmorona tras la orden de confiscar sus más de veinte propiedades
Autor: Andrea Tosta, El Pitazo
Raúl Gorrín Belisario, uno de los dueños de Globovisión, tiene a su nombre 24 inmuebles en los estados de Florida y Nueva York, Estados Unidos en EEUU. 17 se encuentran en Miami y los siete que restan en Nueva York. El empresario venezolano compró hasta tres apartamentos en un mismo edificio en la calle 53 de la llamada gran manzana, mientras que en Coral Gables –uno de los sectores más costosos de Miami– tiene 14 propiedades, entre ellos su mansión ubicada en Isla Dorada Boulevard, que incluso tiene un pequeño puerto privado.
La Fiscalía de Estados Unidos ordenó la confiscación de las posesiones de Gorrín en territorio norteamericano el 19 de noviembre de 2018, valoradas en un aproximado de 77 millones de dólares. El también directivo de Seguros La Vitalicia fue acusado de violar la Ley de Prácticas de Corrupción en el Extranjero, de conspiración para lavar dinero y de lavado de dinero.
El expediente de 18 páginas señala transacciones financieras que Gorrín ejecutó entre el 13 de noviembre de 2012 y el 6 de junio de 2013 desde una cuenta propia en la banca privada HSBC, en Suiza. Llegó a enviar hasta 4 millones 350 mil dólares a una cuenta en Estados Unidos, específicamente en el sur de Florida para comprar un yate. El destinatario era el “Conspirador 1”, señalado en el documento como ciudadana venezolana y esposa del “Oficial Extranjero 2”, también venezolano y a su vez identificado como un oficial de alto nivel, con influencia y autoridad para tomar decisiones dentro de la Oficina Nacional de Tesoro (ONT), entre 2011 y 2013.
La compra se hizo después de que Gorrín recibiera la instrucción específica vía correo electrónico. El modus operandi era un esquema fraudulento de sobornos o coimas con el que los involucrados obtenían ventajas en operaciones de cambio en moneda extranjera. Aunque no aparecen sus nombres, el texto arroja señas de que el entramado incluye a Alejandro Andrade, extesorero de la nación entre 2007 y 2010, y a Claudia Díaz, quien fue la enfermera del fallecido presidente Hugo Chávez y quien estuvo al frente de la ONT entre 2011 y 2013.
En total, se malversaron 10 millones 420 mil 77 dólares con dos céntimos, tras contabilizar las nueve transacciones señaladas en el expediente. Gorrín guardó silencio ante las acusaciones
El hermetismo en la directiva de Globovisión se mantiene con sus trabajadores, incluso al conocerse la posible sentencia de su presidente: una pena máxima de 45 años de prisión. Empleados del canal señalaron a El Pitazo la existencia de un “silencio total” sobre el tema, así como preveían que no habría comunicación alguna al respecto, pese a las implicaciones. El día después de que se conociera el caso en su contra, así como las propiedades incautadas, se celebró la preventa en Globovisión el 20 de noviembre.
Una raya más
No es el primer escándalo en el que el empresario está involucrado. El 25 de julio de este año, la Fiscalía de Estados Unidos presentó otro expediente que lo involucra en un esquema internacional de malversación de fondos públicos de Petróleos de Venezuela (Pdvsa). Ocho personas, cinco de ellas venezolanas, fueron acusadas como responsables del desfalco de 1.200 millones de dólares y el documento señala la participación de nueve conspiradores y tres funcionarios de la estatal en la operación “Money Flight”.
Aunque no se revela su identidad, el documento aporta ciertas características al Conspirador 7 que calzan con Gorrín. En la nota a pie de página número 12 se acota que “es otro miembro reportado como un billonario boliburgués dueño de una red de televisión en Venezuela”. El expediente especifica que el Conspirador 7 recibió 68,2 millones de euros y que parte de ese dinero se envió en decenas de transferencias a Malta y Austria. Al Conspirador 7 se le asocia con el asesor financiero internacional Matthias Krull, venezolano alemán que fue condenado a 10 años de prisión por su participación en el lavado de 1.200 millones de dólares.
Además, en el texto se plasmó la confesión de una fuente confidencial, que grabó una conversación entre Krull y el Conspirador 7 y su necesidad de depositar 600 millones de dólares pertenecientes a este último. De acuerdo con el informante de la Fiscalía estadounidense, se depositaron en Gazprombank, banco al que están asociados Francisco Convit Guruceaga y Leopoldo Betancourt López, accionistas de la empresa Derwick Associates señalada de corrupción en el sector eléctrico de Venezuela.
El Pitazo corroboró que Gorrín era el Conspirador 7, señalado en el expediente. Además, las empresas financieras usadas para las operaciones, Rantor Capital y Eaton Global Services, tienen al empresario como accionista. Hasta la fecha, El Pitazo no ha recibido respuesta sobre una solicitud de entrevista para aclarar su relación con el desfalco multimillonario a Pdvsa, así como la sentencia que se difundió el 19 de noviembre.
Portal Cuentas Claras Digital vincula empresas de Gorrín a lavado de dinero de Pdvsa
En julio Gorrín respondió mediante un tercero, su amigo el periodista José Rafael Ramírez: “Que me digan dónde están esos 600 millones de dólares para ir a pelearlos con Trump”. Entonces, el círculo de amistad del empresario daba por sentado que lograría demostrar su inocencia en los hechos señalados.
El diario estadounidense El Nuevo Herald interrogó a su abogado Howard Srebnick sobre las acusaciones que hizo la Fiscalía estadounidense en julio, a lo que este contestó que el empresario no estaba involucrado en ningún esquema de lavado de dinero.
Mientras, la Comisión de Contraloría de la Asamblea Nacional de Venezuela recibió a mediados de año información de las multimillonarias transacciones que involucran a los señalados en el expediente de la Fiscalía estadounidense. Una fuente anónima aportó un compilado de denuncias a la comisión sobre personas “de mucho poder” en territorio venezolano. Una fuente parlamentaria aseguró a El Pitazo que, casi de forma sincronizada con el escándalo de los 1.200 millones de dólares, la comisión abrió investigaciones a varios funcionarios y empresarios venezolanos, entre los que se encuentra Gorrín.
De acuerdo con la fuente de la comisión parlamentaria, una de las denuncias recae en el empresario con transacciones en dólares que habría hecho Gorrín en diversas oportunidades a entidades bancarias en Suiza, Hong Kong, Panamá y Venezuela, entre 2011 y 2014.
El miércoles 21 de noviembre, el presidente de la Comisión de Contraloría, Freddy Superlano, recordó que desde septiembre de este año pidieron por escrito a Gorrín comparecer ante ese órgano del Parlamento. Sin embargo, el dueño de Globovisión desatendió la citación. “Vamos a solicitar a la directiva de la Asamblea Nacional se debata en plenaria de la próxima sesión el caso de Gorrín y Andrade y se determinen las responsabilidades políticas al respecto”, expresó Superlano en un tuit.
3/3 Vamos a solicitar a la directiva de la asamblea nacional se debata en plenaria de la próxima sesión el caso de Gorrin-Andrade y se determinen las responsabilidades políticas al respecto.!
— Freddy Superlano (@freddysuperlano) November 21, 2018
Los inicios del emporio
Así como el abogado Srebnick negó que su cliente tuviese alguna participación en el escándalo multimillonario que develó la Fiscalía de Estados Unidos, Gorrín negó ser “testaferro de nadie” en una entrevista a la revista Producto, concedida en octubre de 2016. Su fortuna, aseguró entonces, la amasó en la bolsa, cuando compró la mitad de las acciones de la casa de valores Interbursa y se asoció con Juan Domingo Cordero. “Ganábamos mucho dinero. En Venezuela se transaban 500 millones de dólares semanales y en Interbursa aprovechábamos esa bonanza”, dijo a Producto.
Pero Gorrín nunca tuvo formación mercantil, tampoco bienes de valor o riquezas. El caraqueño nació en el barrio Buenos Aires de Puente Hierro el 22 de noviembre de 1968. Su padre era inspector de salud pública y su madre enfermera. De acuerdo con un especial titulado “Propietarios de la censura” y publicado por el Instituto de Prensa y Sociedad (Ipys) en alianza con Poderopedia y Armando.Info, amigos de su infancia recuerdan a Raúl Antonio de la Santísima Trinidad Gorrín Belisario como el muchacho al que tenían que brindarle empanadas para que desayunara.
Vivió en la capital hasta los 12 años, cuando su familia se mudó a San Antonio de los Altos, donde comenzó una vida “clase media, con apartamento propio, pagado a crédito”, tal como lo indica en la entrevista a Producto. Pero la muerte de su padre dos años después cambió el panorama: hipotecaron su vivienda y “la vida se le volvió muy difícil, pero eso fue lo que le formó carácter”, según sus declaraciones.
Al graduarse del liceo Luis Eduardo Egui Arocha, pensó especializarse en Ingeniería Aeronáutica en el Instituto Universitario de las Fuerzas Armadas (IUFAN), pero el costo de los estudios era “prohibitivo”, como se especifica en el dominio raulgorrin.net que acumula fragmentos de su vida. Con la ayuda de quien ahora es su suegra, la abogada Hortensia Rosales de Perdomo, entró por propedéutico en la Universidad Santa María (USM) y se graduó como abogado.
Con el ticket de oro
Su relación con los Perdomo lo acercaron a Álvaro Gorrín Ramos, con quien comparte apellido, mas no parentesco y a quien defendió en el caso Microstar. El 14 de marzo de 2006, Gorrín Ramos fue señalado como uno de los implicados en el caso de la compañía Microstar del banquero Eligio Cedeño, quien fue acusado de contrabando y defraudación tributaria. Gorrín Ramos presidía el Banco Canarias de Venezuela, al que se señaló de pedir créditos a Microstar de dos mil millones de bolívares en octubre de 2003 ante la extinta Comisión Nacional de Administración de Divisas (Cadivi) con planillas fabricadas. Por ello, al banquero se le acusó de asociación para delinquir y de apropiarse de fondos de sus clientes.
Raúl Gorrín compartió la defensa del caso Microstar con el también abogado Mariano Díaz Ramírez, quien aparece en los expedientes del caso sobre el asesinato del fiscal Danilo Anderson y, además, figura como uno de los integrantes de la llamada “banda de los enanos”, de acuerdo con investigaciones publicadas por Últimas Noticias. Ese caso fue su trampolín al mundo de la bolsa de valores. “Algún día, voy a tener un banco o una compañía de seguros”, recuerda haberse dicho cuando litigaba, confesó a Producto.
Su aspiración se materializó con su adquisición a medias de la casa de bolsas Interbursa International, registrada desde el 17 de junio de 1999 en Miami, Florida, Estados Unidos, aunque operaba en Venezuela. Lo hacía con el Sistema Alternativo de Divisas II (Sicad II) en abril de 2014 y con el Sistema Marginal de Divisas (Simadi) en marzo de 2015, hasta que el mercado bursátil se eliminó en el país en 2010. La empresa fue señalada de tener altos niveles de endeudamiento y fue allanada en dos oportunidades (2009 y 2010).
Familia y negocios se juntan
Gustavo Perdomo aún figura como el presidente y vicepresidente de Interbursa, pese a que la empresa está inactiva. Entonces y ahora, Perdomo es cuñado y socio de Gorrín, quien está casado con su hermana María Alexandra Perdomo. Se presume que el capital que movía las operaciones de la casa de bolsa provenían del economista Juan Domingo Cordero, dueño del banco de Barinas y fue acusado por delitos de salvaguarda contra el patrimonio público, razón por la que abandonó el país.
Gorrín reconoce a Cordero como otro de sus socios en la entrevista concedida a Producto, e incluso confiesa que todo lo que tiene actualmente se lo debe a Interbursa y las enseñanzas de Cordero. La compra de Seguros La Vitalicia, aseguradora que hoy preside Gorrín, surgió de una conversación con él. En 2008, la compañía –con apenas 0,13% de participación de mercado asegurador– pasó a manos del grupo financiero conformado por Gorrín, Cordero y Perdomo después de siete años de fundada.
Desde abril de 2011, Seguros La Vitalicia figura en el registro de Miami, Florida, Estados Unidos, con Gorrín como su presidente y Perdomo como parte de la directiva, sin cargo específico. La compañía registrada se mantiene inactiva hasta la fecha, según OpenCorporates.
Gorrín y Perdomo comparten la directiva de Seguros La Vitalicia, Globovisión, Corpomedios LLC e Inversora Conivenca, tal como arroja el registro estadounidense. Todas las sociedades tienen como dirección distintas zonas de la ciudad de Miami, en el estado de Florida. Además, el empresario y su esposa María Alexandra presiden el Rim Group Investments, registrado cuatro veces con diferenciaciones en números romanos, también en Miami.
El abogado Gorrín, quien aún figura en el registro electoral del Consejo Nacional Electoral como votante de Los Salias, en San Antonio de los Altos, tiene registradas 19 empresas en Estados Unidos. Seis de ellas tienen por dirección Coral Gables y el resto se encuentra en Miami. Globovisión está registrada en dos oportunidades, con dos direcciones y fechas de fundación distintas –Flagler St. y Brickell, 2 de julio de 2013 y 4 de febrero de 2016, respectivamente–. Del total, 13 están inactivas, de acuerdo con OpenCorporates.
El Pitazo conoció que en la última década, el dueño de Globovisión incrementó la cantidad de vuelos a suelo norteamericano, especialmente a Florida, de acuerdo con su registro de movimientos migratorios del Servicio Administrativo de Identificación, Migración y Extranjería (Saime). Mientras que en 2010 Gorrín fue a Estados Unidos en cuatro oportunidades, en 2017 viajó desde Maiquetía 12 veces por vuelos charter, mayoritariamente a Miami. Su último vuelo internacional sucedió cinco días después de conocerse la demanda introducida en una Corte de Miami por el lavado de dinero de Pdvsa.
El expediente de la Fiscalía de Estados Unidos difundido en noviembre de 2018, que envuelve a Gorrín en un entramado de corrupción con funcionarios de la administración de Chávez, señala que el empresario hizo las transacciones financieras desde tres empresas registradas en Panamá. El Pitazo confirmó la existencia de una de ellas: Windham Commercial Group Inc, aún vigente y constituida en 2010. Gorrín se hace con la compañía en 2012 tras la renuncia de sus presidentes Plutarco Cohen y Daira Muñoz de Miguelena. Actualmente comparte la directiva con Perdomo y Elba Fernández de García, quien era una de los fundadores.
Entre las 24 propiedades que destapó la justicia estadounidense, el empresario de 49 años tiene una vivienda en Coral Gables –una de las zonas más lujosas de Miami– con acceso a la bahía. La revista Producto reseñó que el empresario atesora dentro obras de Carlos Cruz-Diez y Fernando Botero, así como un yate atracado en un pequeño muelle y al menos un Maserati y un Ferrari en su garaje. De acuerdo con El Nuevo Herald, la propiedad ubicada en 144 Isla Dorada Blvd está valorada en un aproximado de 4,4 millones de dólares.
Pese a la mansión y las compañías que tiene registradas en el sur de Florida, la Comisión de Miami declaró a Gorrín como persona “non grata” en mayo de 2014, así como a Perdomo y Cordero. El comisionado Francis Suárez aseguró entonces que era una medida de solidaridad con los ciudadanos de Venezuela.
Cuidando intereses
El mismo grupo financiero que compró Seguros La Vitalicia se hizo con un bastión opositor dentro de los medios de comunicación en tiempos de incertidumbre política. Globovisión pasó a manos de Gorrín, Cordero y Perdomo en 2013, después de la victoria electoral del 14 de abril donde el actual mandatario Nicolás Maduro ganó la Presidencia contra el exgobernador Henrique Capriles.
“El día que compres un medio de comunicación más nunca se meterán contigo” fue el consejo que le dio un asesor a Gorrín antes de tener a Globovisión en el radar, tal como confiesa en una entrevista a Producto. La frase detonó una búsqueda que inició con El Universal y que terminó con el canal que presidía Guillermo Zuloaga que, por su línea crítica al gobierno de Chávez, había sido blanco de ataques de la Comisión Nacional de Telecomunicaciones (Conatel).
La compra se cerró el 13 de mayo de 2013 y se conoció a través de una carta que Zuloaga difundió a sus trabajadores, en la que explicaba la razón por la que vendió: estaban “acosados por las instituciones del Estado” y la empresa se hizo inviable económica, jurídica y políticamente, con el vencimiento de la concesión en 2015 a cuestas.
Desde que Gorrín asumió la presidencia de Globovisión, poco se le ve en el canal. Sin embargo, en abril de 2013, al inicio de la transición de los viejos dueños a los nuevos propietarios, dijo a los periodistas que Alejandro Andrade —señalado este noviembre en el entramado de lavado de dinero— era su hermano
“Él llega y nadie sabe que llega. Es un tipo que no habla con la gente, que no se preocupa por sus trabajadores. Los empleados no le tienen miedo ni respeto. Es sumisión, capaz. Es ‘no hablamos porque por ahí está’”, confesó una fuente a El Pitazo en condición de anonimato, pese a no trabajar actualmente en el canal.
El canal se abrió a voceros del Gobierno, mientras censuraba periodistas y eliminaba programas de la plantilla de programación. Cinco años después, la fuente aclaró a El Pitazo que la línea editorial da prioridad a las declaraciones de Maduro, del segundo del chavismo, Diosdado Cabello, y del vicepresidente en el área económica, Tareck El Aissami.
En cambio, censura específicamente los discursos de los diputados de la Asamblea Nacional (AN) Delsa Solórzano y Juan Guaidó, así como lo hizo en 2017 con Freddy Guevara. La coordinadora nacional de Vente Venezuela, María Corina Machado, tiene prohibido siquiera pisar las instalaciones. Pero no toda la oposición está vetada en el canal 11 como lo está casi toda la militancia de Primero Justicia y Voluntad Popular. “Henry Ramos Allup y José Gregorio Correa –ambos parlamentarios de la oposición, el primero por Acción Democrática y el segundo por Primero Justicia– tienen muy buena relación con ellos –en referencia a la directiva–. Todo lo que ellos digan va a salir”, apuntó la fuente a El Pitazo.
El mediador
En mayo de 2016, Gorrín y su socio Perdomo aprovecharon la oportunidad de conversar con el papa Francisco durante la audiencia general que ofrece el Pontífice en la Plaza San Pedro del Vaticano. El diario español ABC reseñó que, según Gorrín, el papa Francisco les expresó su interés por Venezuela y su deseo de que el conflicto político, social y económico nacional se resolviera de forma pacífica.
En esa oportunidad, los directivos de Globovisión le regalaron al Pontífice un cuatro y un compendio de vídeos con distintos programas del canal relacionados con la Iglesia Católica. Perdomo indicó a los medios de comunicación que el papa Francisco los incentivó a continuar con la labor que desempeñan en el canal, con miras a un posible diálogo y entendimiento nacional
Además de atribuirse la etiqueta de mediador, Gorrín se identifica como un empresario “humanista y global”. La Fundación Gorrín es su carta de presentación para ello. Con fondos de Seguros La Vitalicia, la iniciativa engloba programas como “Para que los niños vean un futuro mejor” y “Una carrera por el futuro”, a través de los cuales ayuda a niños y docentes en planteles educativos de Caracas. Sus actividades son “sorpresa”, aunque forman parte de un “plan macro”, como ha declarado el mismo abogado en julio de 2018 en una actividad de la Fundación Gorrín que tuvo lugar en Petare, Caracas.
Los donativos continuaron en 2018. El alcalde Elías Sayegh declaró en abril de este año a Globovisión que era “la primera fase” de la recién conformada alianza con el sector privado en beneficio del municipio. 55 niños hatillanos obtuvieron lentes de la Fundación Gorrín. Tres meses después, Gorrín agradeció al empresario y el exministro de Economía Comunal y Turismo, Pedro Morejón, por “promover la felicidad” a más de 200 niños de la barriada caraqueña, en julio de 2018, con un evento con colchones inflables y globos.
El empresario humanista, que viajaba al menos una vez al año a Estados Unidos, hoy es prófugo de la justicia estadounidense, por eso parece que se acabaron las posibilidades de mediar con las autoridades norteamericanas incluso hasta por su propio destino.