Efecto Andalucía, por Bernardino Herrera León
¿Qué tiene que ver la Comunidad Autónoma de Andalucía, del reino de España con Venezuela y el resto de América Latina o del mundo? Mucho, en mi opinión. Se acaban de celebrar elecciones autonómicas, en las que el partido de esa región ha perdido la opción de seguir gobernándola, como lo ha hecho desde hace casi 40 años. Aún conserva la condición del primer partido, pero su declive ha continuado. No es cualquier partido. Es el Partido Socialista Obrero Español se acaba de hacer con el gobierno de toda España, defenestrando al gobierno de su adversario el Partido Popular.
Es el PSOE de Pedro Sánchez, un dirigente que resume lo que puede llamarse el nuevo “político de la postverdad”.
Ese que usa la ideología, el espectáculo, la manipulación y la mentira como medios. El tipo de político sin escrúpulos, capaz de aliarse con quien le ofrezca réditos para alcanzar o mantenerse en el poder
Para lograr echar al anterior presidente, Mariano Rajoy, echó mano a una moción de censura que requería el apoyo de la ultraizquierda neocomunista y/o ultranacionalista, reunida en Unidos Podemos, de ultraderechistas nacionalistas del Partido Nacionalista Vasco, de los independentistas de extrema izquierda post-ETA del partido Bildu, y en especial, de los partidos separatistas catalanes de izquierda y de derecha.
Todos estos aliados circunstanciales son movimientos políticos rabiosamente antiespañoles y antisistema. Y están vinculados a organizaciones políticas y delictivas globales. Podemos, es parte de un movimiento ultraizquierdista internacional, que recibe apoyo financiero de Venezuela y de Irán y posiblemente de otras fuentes.
Los movimientos independentistas están conectados a través de las organizaciones delictivas que legitiman capitales provenientes de la corrupción y otras actividades ilegales. El ya longevo gobierno del Convergencia, hoy Partido Democrático Catalán, es famoso por la más grosera corrupción, como la del 3% de comisión por cada actividad económica en esa región de España y por usar la banca de Andorra como paraíso fiscal.
Muchas tramas oscuras de corrupción, chantaje y solidaridades ideológicas han hecho posible que un personaje fracasado como Pedro Sánchez, derrotado dos veces en las pasadas elecciones, llegara al gobierno. De inmediato, cambió por completo la tibia política antichavista del gobierno del PP de Rajoy por una dialoguista, con la mediación del expresidente José Luis Rodríguez Zapatero.
Ya en el gobierno, el PSOE sanchista se ha apresurado a retomar las relaciones con el decadente régimen cubano. Sánchez ha visitado dos veces la isla y ha conseguido condonaciones de deuda, para darle oxígeno al decrépito y oprobioso régimen, sin molestarse en atender a los moderados disidentes, atormentados y perseguidos sin clemencia ni mínimo sentido de humanidad. También se apresura a establecer relaciones con Corea del Norte, con Venezuela y con cuanto régimen autoritario tenga a mano. El de Pedro Sánchez es un gobierno de doble cara y de doble moral.
Pero su partido ha sido derrotado en su bastión histórico. Andalucía es un modelo de maquinaria partidista de gobierno, al estilo del PRI mexicano. Financia al partido nacionalmente. Pero se le pasó la mano con la corrupción más asquerosa, al extremo de robar los recursos para cursos de formación técnica para desempleados. Los indicadores andaluces son escandalosamente adversos. Más de un millón de desempleados, el peor desempeño económico, educativo y sanitario. Región azotada por el narcotráfico y por las mafias que trafican emigrantes para el vasallaje vil.
Perder el gobierno autonómico equivale a revelar toda esta podrida trama corrupta, refugiada en la ideología de “izquierda”. El PSOE caerá sin duda, como barajitas, en el resto de las autonomías españolas donde gobierna y arrastrará en su caída a sus nuevos socios, Unidos Podemos y extremistas anti-sistemas.
El efecto Andalucía equivale a la derrota del comunismo y la neoizquierda europea, que tiene en España su gran fortín continental y mundial. Además, con gran influencia en América Latina, por su estrecha relación con los movimientos asociados en el llamado Foro de Sao Paulo.
Al régimen chavista venezolano le llegó, muy oportuna, la bombona de oxígeno del gobierno de Pedro Sánchez. También, el arribo al poder de Andrés Manuel López Obrador. Éste último líder no reparó en gastos para pagar el costo político de invitar a Nicolás Maduro a su toma de posesión.
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La muy posible caída del PSOE, en los próximos meses, aislará aún más a los movimientos de la neo-izquierda internacional. Alarmados, ya están reconstituyendo un nuevo frente internacional contra el surgimiento de la “extrema derecha”. Allí concentrarán la propaganda del miedo.
El “efecto Andalucía” apenas ha comenzado. Es la punta del iceberg de un nuevo ciclo de enfrentamientos entre las ideologías y los movimientos democráticos sensatos y racionales. Entre ideología y racionalidad. La ideología cuenta con la propaganda. La racionalidad con la información.
La ideología cuenta con el financiamiento de organizaciones delictivas (empresas como Odebrecht, FARC-ELN, o terrorismo internacional). La racionalidad con los ciudadanos, partidos democráticos y empresas honestas. La ideología con la doble moral. La racionalidad con la transparencia. Es un enfrentamiento desigual. Siempre lo ha sido. Pero la racionalidad y la democracia han ganado cada vez más espacios, a veces, con menos posibilidades. A los demócratas del mundo nos toca echarle una mano a la democracia.