Todos a una por el cambio en 2019, por Gregorio Salazar
Hemos llegado al final del 2018, ese trayecto tortuoso de 365 días que muchos venezolanos ya hemos catalogado como el peor de nuestras vidas.
No es para menos. Hemos presenciado la aceleración del pesaroso derrumbe de nuestro país en todos los órdenes y la indetenible estampida de nuestros coterráneos, de todas las edades, en el más espectacular “¡Sálvese quien pueda!” que ha visto la historia del continente y quizá ninguna región del mundo sin estar en guerra.
Al menos a ese viejo año podremos darle las gracias porque ha tocado a su fin, muere, se marcha de acuerdo a lo previsto y deja al menos un toque sutil de expectativa, cosa que no podemos decirle a los autores de esta tragedia, inconmovibles ante el dolor en que han sumido a nuestro pueblo, obstinados en mantener la ruta de destrucción de lo que fue nación con perspectivas de un gran futuro, como si de invasores extranjeros se tratara. Bueno, si se juzgara por la mentalidad entreguista indudablemente lo son.
Si de este período inmisericorde sacara la mayor suma de ciudadanos siquiera la convicción profunda de que la salida es “todos a una”, que la tarea pendiente es unificar por todas las vías posibles los esfuerzos frente al régimen ilegítimo que pretende a partir del 10 de enero la prolongación de la hecatombe por otros seis años más, y que nadie puede eludir ese compromiso, nos habrá quedando algo clave y vital de la ardua travesía del 2018. La dirigencia opositora tiene que ser, y así se lo ha propuesto, referencia en el dificilísimo período que nos espera en 2019, durante el cual no es imposible que sobrevenga el colapso energético y por tanto definitivo en el campo económico.
Claro, la barrera del 31 a las 12 de la noche es sólo convencional y el conteo del reloj del 2019 se iniciará llevando a cuesta el trágico legado de su antecesor. Por ello es necesario recordar otros aprendizajes que nos den aliento y nos ayuden a sobrellevar la carga.
En primer lugar que la solidaridad existe y que la preocupación del mundo libre está con nosotros. Y como primera expresión de esa solidaridad la actitud militante y sin tregua del Secretario General de la OEA, Luis Almagro. Su vigoroso mensaje de fin de año dirigido especialmente al pueblo venezolano, poniendo el acento en que el mundo conoce nuestra realidad pero se necesitan mayores esfuerzos para que todos entiendan la gravedad de lo que aquí se padece, es una pieza contundente contra la insensatez del proyecto de destrucción que deliberadamente se adelanta en Venezuela.
“Todavía sorprende que las supuestas ideologías tengan tanta presencia para no permitir observar lo obvio. La vida estrangulada no es vida, es sobrevivencia Y nadie merece padecer eso por el arbitrio irracional de nadie..(…) El Libertador nunca imaginaría semejante desmesura y barbarismo en la tierra que tanto amó”, afirmó Almagro, a quien la expulsión del Frente Amplio por la izquierda uruguaya no sólo honra, sino que retrata a sus autores como cómplices cohonestadores de la acción genocida que se comete contra el pueblo venezolano.
Nos deja el 2018 la certeza que hay un inmenso número de venezolanos que no están dispuestos a rendirse, que en medio de tantas adversidades están dispuestos a defender día tras días sus derechos, y en esa lucha aparece en primer plano sectores de trabajadores organizados en sus sindicatos. Y no ha valido persecuciones, carcelazos, la golpiza de la represión tercerizada, organizada por el régimen para hacerlos desistir de sus luchas por recuperar los derechos vulnerados, en especial el salario que ha sido pulverizado y la propia existencia de sus organizaciones y sus contratos colectivos.
Tengamos la certeza que no vamos a entrar al 2019 y a la lucha que demanda el futuro inmediato con las manos vacías. El Frente Amplio ha trabajado con denuedo para fijar una estrategia tanto para responder a la pretendida toma de posesión de un gobierno ilegítimo el 10 de enero como para concebir y afinar un proyecto de desarrollo nacional que tendrá que inaugurarse una vez superemos la hora menguada que vive Venezuela. Empujando “todos a una” será posible. Son motivos muy valederos para desearnos con fe y esperanza en el futuro un venturoso año 2019.