CEV: «El 10 de enero no tendremos un legítimo presidente»
Monseñor José Luis Azuaje señaló que la Asamblea Nacional está llamada a reactivar la credibilidad de los venezolanos en la política y la búsqueda de salidas democráticas a la crisis humanitaria del país. Cuestionó la tosudez del Gobierno en continuar con una cartilla que no mejora las condiciones de vida de los venezolanos.
La Iglesia cuestionó la juramentación de Nicolás Maduro para un nuevo período presidencial. «Las elecciones no estaban pautadas para que el pueblo venezolano pudiese ejercer su derecho libremente, quiere decir que el próximo 10 de enero no tendremos a un legítimo presidente», aseveró el presidente de la Conferencia Episcopal Venezolana, Monseñor José Luis Azuaje, durante la apertura de la CXI Asamblea Ordinaria Plenaria de Obispos, este lunes 7 de enero.
El prelado indicó que no es tradición que la directiva de la CEV asista a la juramentación presidencial y puntualizó que no habrá excepciones en esta oportunidad. Azuaje sostuvo que «la historia cuando sea el momento, a través de los actores que propiciaron unas elecciones tan dudosas en un marco de ventajismo, dará su veredicto. Lo que si es cierto del todo es que nuestro país vive una desproporcional crisis en todos los ámbitos, pero por desgracia quien ha dirigido el Gobierno nacional durante estos últimos años, produciendo un deterioro humano y social en la población y en las riquezas de la nación, está empeñado en proseguir la misma cartilla, sin cambios significativos en la economía y en el mejoramiento de las condiciones de vida de los venezolanos, por lo que en su desempeño se ha hecho ilegítimo y moralmente inaceptable».
Asimismo dijo que los obispos lamentan que no existe sensibilidad humana y social que apunte hacia un giro contundente en la conducción del país.
Señaló que se no han cesado «los grandes índices de pobreza, de mayor número de personas enfermas sin poder ser atendidas por las instituciones de salud porque han colapsado, mayor amenaza y represión, una violencia incontrolable que ha dejado más de 20.000 personas asesinadas en el 2018, una hiperinflación y destrucción del sector productivo, la brutal y abierta corrupción, la migración más grande de nuestra historia venezolana, centenares de presos políticos, civiles y militares, que claman justicia y las violaciones de los derechos humanos que ha tenido su colofón en el asesinato del joven indígena Pemón Charly Peñaloza de 21 años y la represión a comunidades indígenas y líderes comunitarios, donde hay en juego muchos intereses». El obispo también fustigó que el Gobierno jugara con el sentimiento de las personas más pobres que mantienen la ilusión de llevar algo a la mesa para alimentar a su familia.
El prelado destacó que nadie en el país puede pensar que existe un futuro si continúa el mismo camino y con los mismos protagonistas.
Por otra parte, exhortó al Poder Legislativo, cuya directiva fue electa el 5 de enero, a activar los cambios democráticos y ratificó el llamado a que el Ejecutivo reconozca las competencias del Parlamento. «La Asamblea Nacional debe reactivar la credibilidad de los venezolanos en la política y la búsqueda de salidas democráticas a esta grave crisis humanitaria y material que vive el país. Como poder del Estado legítimamente elegido por voto popular del pueblo Venezolano, es un reclamo el que se le devuelvan sus competencias y siga fortaleciendo la democracia cumpliendo con lo establecido en la Constitución. En un nuevo período legislativo, los venezolanos vuelven a darle un voto de confianza».
El presidente de la CEV fue claro en su solicitud al presidente de la AN, Juan Guaidó (VP) y al resto del Parlamento: «Trabajen para que se recomponga el orden democrático desde el ámbito constitucional y estén cerca del pueblo que les ha elegido, ejerzan lo que llamamos en la Iglesia el ministerio de la escucha y toquen las heridas y el sufrimiento de las personas en sus comunidades».
Esfuerzo de todos
Monseñor Luis Azuaje señaló que las salidas a la crisis del país exigen del esfuerzo de todos: «La clave y fuerza para lograr este cambio integral de política y líderes es la unión de los venezolanos dentro y fuera del país y, por tanto, no sólo de la dirigencia política de oposición, que ya de por sí ha sido cercenada en su accionar. Es necesaria hoy más que nunca la organización comunitaria en torno a un ideal de reconstrucción del país, de generación de cambios para eliminar la ruta destructiva y buscar formas novedosas de desarrollo integral».
Recordó, en su exhortación pastoral, las palabras del Papa Francisco cuando dice que «cuando el ejercicio del poder político apunta únicamente a proteger los intereses de ciertos individuos privilegiados, el futuro está en peligro».
Azuaje agregó que, durante sus visitas pastorales y el encuentro permanente con las comunidades, los obispos han encontrado que, en Venezuela, «no nos hemos constituido del todo en pueblo, y cada vez más se incentiva una estrategia de hacernos masa, al desestructurar el tejido social y al haberse abandonado su concientización y unidad para sólo organizarse en algunas instancias, partidos y movimientos políticos, gremios, asociaciones; que son necesarias, pero que no son el todo».