Cien dólares ya es caza mayor, por Sergio Arancibia
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No es posible hoy en día saber ni siquiera una cifra aproximada de cuantos dólares están en circulación en la economía venezolana, ni cuantos dólares entran mensualmente, ni cuantos dólares salen.
Esa dificultad tiene varias raíces. Por un lado, el hecho de que la tenencia y las transacciones en dólares eran ilegales hasta hace poco tiempo atrás, hace que todavía nadie quiera andar dejando huellas de cuantos dólares tiene en su poder. A eso se agrega el hecho de que no hay estadísticas económicas casi de ningún tipo en la Venezuela actual, pues todo el funcionamiento de la economía ha pasado a ser un secreto de estado.
Por otro lado, está el hecho de que muchas de las tenencias de dólares por parte de venezolanos dejan huellas en otros países, pero no en Venezuela, pues las cuentas bancarias están en el exterior y se mueven y manejan desde cualquier rincón de Venezuela, cambiando de manos los activos y los pasivos nominados en dólares, pero sin que esa operación deje registros válidos y transparentes en la propia Venezuela.
Pero, en cualquier caso, de que hay dólares circulando, los hay. Cada vez más es posible pagar en el comercio minorista con dólares, y los ciudadanos de todos los niveles sociales prefieren mantener sus muchos o sus pocos ahorros en la forma de dólares, y jamás en la forma de bolívares. Además de ello, una parte importante de las importaciones que se llevan adelante en el país se pagan con dólares que de una u otra manera se recogen y se adquieren en el mercado interno. Esos dólares provienen del turismo, de las remesas, de las exportaciones no petroleras, de las inversiones que lleguen al país, de las asignaciones realizadas por el Gobierno, etc.
Como el gobierno está desesperado por disponer de dólares, ha generado mecanismos para intentar captar una parte importante de esos dólares que circulan en la economía venezolana.
Para ello, ha apelado a la más simple de las medidas: ofrecer un precio alto a sus poseedores para que acepten venderlos a las instancias creadas por el gobierno para estos fines
¿Qué sucedería en Venezuela si el gobierno tiene éxito en su objetivo de captar una parte importante de esos dólares? Muy sencillo: la demanda que hoy en día existe por dólares se quedaría sin encontrar en el mercado una oferta equivalente. O en otras palabras, el mercado de dólares quedaría desabastecido, habría una demanda de dólares insatisfecha, la demanda –en ese mercado libre, paralelo o no oficial– sería mayor que la oferta, lo cual, según todas las leyes y las experiencias de la economía mundial, generaría un incremento en el precio de ese activo llamado dólar. Y si el gobierno quiere seguir en el juego de recolectar dólares a como dé lugar, tendrá que aumentar el precio de ese dólar oficial, con lo cual esa escalada del precio del dólar seguiría su curso normal.
Muy por el contrario, si por algún mecanismo difícil de concebir la demanda de dólares en el mercado no oficial se reduce –para ponerse al mismo nivel que la oferta– entonces habrán muchas actividades que careciendo de dólares, no podrán llevarse adelante en el territorio nacional. Es decir, habrá menos producción, menores importaciones de insumos, materias primas y de bienes terminados y más desabastecimiento.
En otras palabras, si el gobierno logra su objetivo cambiario, todos perdemos