Aciertos de la conducción, por Luis Manuel Esculpi
Los días que han transcurrido desde el cinco de enero hasta hoy, evidencian el contraste presente en el nuevo panorama político, mientras la iniciativa sostenida de las fuerzas democráticas se despliega exitosamente, el comportamiento defensivo de la camarilla usurpadora cada vez más muestra su desconcierto y desasosiego. Las comparecencias ante medios de comunicación nacionales e internacionales de Maduro son una muestra evidente de esa realidad, a el flamante ministro para la comunicación e información, que llegó a interrumpir una entrevista para la Televisión Española, le debe parecer contraproducente la aceptación de su jefe a conversar con reputados periodistas de medios internacionales.
Muy al contrario ha resultado la presencia de Juan Guaidó en las entrevistas concedidas a esos mismos medios, demostrando serenidad y aplomo, explicando con claridad y sencillez los conceptos que orientan el comportamiento político de las fuerzas democráticas, emblematizando también en ese terreno, la antítesis de Maduro
Mientras se juramentan miles de voluntarios para colaborar con la ayuda humanitaria, ellos impiden el ingreso al país de una delegación del Parlamento Europeo, cerrando una posibilidad de coincidir con algunos planteamientos promovidos desde el viejo continente, que podían eventualmente encontrarse con la tabla de salvación que promueven de convocar un «diálogo» para así comprar tiempo.
*Lea también: Los progres y los fachos, por Fernando Mires
La afirmación de «estar con el proceso» perdió significado, contenido y pueblo. El corto recorrido de la marcha convocada el día de la juventud y la escasa asistencia de empleados públicos y de los responsables de los CLAP, que llegaron a duras penas hasta la plaza Bolívar, mostraron su debilidad y la ostensible pérdida del poder de convocatoria. No es casual la torpeza de sus movimientos, más allá de la simulación y las palabras, está tomando conciencia de lo patético de su situación, a diferencia de otros momentos, ahora el tiempo no lo favorece, se aísla cada vez más desconfía de todo y de todos.
Quienes se consideran sus amigos más cercanos le aconsejan que se mantenga aferrado a la frase de «la revolución no debe perderse en sus manos», no obstante surgen las dudas acerca de esas lealtades, tantas cosas ha visto en estos años, cuántos de los que juraron fidelidad hoy transitan por otros rumbos.
La estrategia que en algunas oportunidades le dio resultado al incidir en las controversias del adversario, ya no surte efecto, una sólida mayoría se ha constituido alrededor del liderazgo de Guaidó, salvo algunos «tecladistas» aislados hasta de las propias redes sociales donde actúan, coinciden en los tres elementos constitutivos de la orientación estratégica extraordinariamente difundidos.
El cese de la usurpación y el gobierno de transición no sólo constituyen necesidades políticas, se han convertido en un requerimiento urgente de la tragedia económica y social que confrontamos, de allí la visible incorporación en general de densos sectores y de las zonas populares en particular, el entusiasta respaldo a esa política.
La originalidad del proceso que vivimos, en nuestro opinión, confirma una de las constantes de los tránsitos en la lucha por la democracia, lo novedoso de cada experiencia en relación con las anteriores, pensamos poder confirmar otra, en los gobiernos sustitutos del régimen dictatorial, están siempre presentes y apoyando elementos que inicialmente no estaban ubicados en el campo de la renovación. Esa constante ha sido garantía de reencuentro, estabilidad y gobernabilidad para garantizar las transiciones sin mayores traumas que lamentar.
La unidad de las fuerzas conductoras principales de la lucha es un factor imprescindible para alcanzar el objetivo, afortunadamente pareciera haberse aprendido las lecciones del pasado reciente y esa es hoy una verdad aceptada y ampliamente compartida.
La dirección ha actuado con solidez y flexibilidad, con audacia y mesura, con firmeza y serenidad, combinaciones difíciles de comprender para quienes no están en el «ojo del huracán» y observan desde la distancia. En los aciertos hasta ahora esas virtudes, en apariencia contradictorias, han estado muy presentes