En menos de 20 años el chavismo acabó con los beneficios laborales petroleros
Trabajadores afirmaron que “la revolución” les eliminó la meritocracia, farmacias, clínicas, fondos de ahorro, transportes, comedores, salarios, viviendas y los comisariatos
En diciembre de 1936, un año después de la muerte de Juan Vicente Gómez, estalló la primera gran huelga petrolera en Venezuela. Salarios bajos, trabajos forzados, accidentes, muertes, humillaciones y exiguos beneficios fue lo que denunciaron los más de 10.000 trabajadores petroleros que participaron en la protesta, que finalizó cuando Eleazar López Contreras firmó en enero un decreto que les subió el sueldo a 1 bolívar.
A pesar de que la huelga no dio los resultados esperados, encendió un descontento entre los trabajadores de la industria que los movió a dar inicio a una sucesión de luchas a fin de obtener mejores condiciones laborales. A excepción del periodo presidencial de Marcos Pérez Jiménez entre 1952 y 1958, los trabajadores lograron importantes conquistas, como la firma del primer contrato colectivo petrolero en junio de 1946, una década después de la huelga y bajo la presidencia de Rómulo Betancourt.
Sin embargo, la llegada al poder del fallecido presidente Hugo Chávez en febrero de 1999, junto con el socialismo del siglo XXI que el mandatario implementó, significó el principio del fin de los derechos y beneficios laborales, de acuerdo con dirigentes sindicales y trabajadores.
“En menos de veinte años los gobiernos de Chávez y de Nicolás Maduro nos arrebataron todos nuestros beneficios laborales obtenidos en 83 años de lucha. Acabaron de un tiro con todo”, dijo Rafael Zambrano, trabajador petrolero de la ciudad de Maracaibo, estado Zulia
“Nos quitaron la meritocracia, las farmacias, las clínicas, los fondos de ahorro, los transportes de nosotros y de nuestros hijos, los comedores, los salarios, viviendas, las escuelas de nuestros muchachos y los comisariatos”, afirmó.
Para los petroleros, febrero es un mes triste. Con nostalgia e indignación, recuerdan uno de los mejores beneficios que tuvieron hasta que Chávez y el entonces ministro de Petróleo y Minería y presidente de la Pdvsa “roja rojita”, Rafael Ramírez, eliminaron en febrero de 2005: los comisariatos. Este beneficio, contemplado desde el primer contrato colectivo, eran abastos donde el trabajador petrolero podía comprar a menor precio todo tipo de artículos, desde alimentos hasta prendas de vestir.
La TEA
“En 2005 el gobierno eliminó el comisariato y creó la figura del TEA (tarjeta electrónica alimentaria). Con tanta manipulación y populismo algunos trabajadores creyeron que era mejor. Pero ahora con esa tarjeta uno no puede comprar ni siquiera un jabón para lavar las bragas”, dijo Luis Hernández, director del Frente de Trabajadores Petroleros.
Este viernes, 1° de marzo, empleados recibieron un mensaje de texto del Banco de Venezuela informándoles que se depositaron 3.500 bolívares en la tarjeta de alimentación. El monto ni siquiera alcanzaría para cubrir 0,5% del costo de la canasta alimentaria familiar de enero, que se ubicó en 907.289,28 bolívares soberanos, de acuerdo con el Centro de Documentación y Análisis Social de la Federación Venezolana de Maestros.
“Solicitamos que el monto irrisorio de 3.500 bolívares sea revertido a las cuentas de origen de Pdvsa. Nosotros, que dimos toda una vida por apalancar la actividad petrolera y petroquímica con nuestro esfuerzo y sacrificio, muchas veces anteponiendo nuestro bienestar y el de nuestras familias, no estamos dispuestos a tal humillación. ¡No lo queremos y no lo aceptamos!”, expresaron trabajadores y jubilados de la industria petrolera en una carta pública dirigida al mayor general Manuel Quevedo, presidente de Pdvsa, y copiada a Wills Rangel, líder de la Federación Unitaria de Trabajadores Petroleros de Venezuela y militante del PSUV.
Recordaron en el texto que el beneficio llamado TEA nació “de un perverso despojo del beneficio de los comisariatos que los ‘sindicaleros’ de la época perpetraron a cambio de un bono único y de ayuda permanente y mensual para la alimentación de nuestras familias”. Exigieron que se les otorgue una TEA acorde con las circunstancias que vive el país, indexada mensualmente.
Hernández aseguró que los gobiernos del padre e hijo de la “revolución bolivariana” desmejoraron totalmente sus beneficios, como los salarios que ahora “son de hambre”. Antes de la llegada de Chávez, señaló, ganaban más de 600 dólares, contándose entre los trabajadores más privilegiados de Venezuela.
El salario de un obrero era 680 dólares, un técnico ganaba 1.200 dólares y un profesional 2.200 dólares mensuales aproximadamente.
“Ahora no percibimos menos de 10 dólares. Antes también podíamos cubrir gastos quirúrgicos con el HCM y hasta nos vestían al muchacho para la escuela. Ahora ni a nosotros nos dan las botas ni las bragas para trabajar. Hay gente trabajando con zapatos deportivos, cuando antes así solo le faltara un lente el empleado no se arriesgaba, tenía que tener todos los implementos de seguridad en caso de que hubiese un accidente”, dijo
Para Zambrano, lo más grave fue que a partir de la llegada de Chávez se atacó lo más emblemático: la meritocracia, la cual motivaba a cada trabajador petrolero a desarrollarse profesionalmente para ir escalando en el tabulador salarial.
“Antes existía la competencia en los trabajadores para desempeñar una labor mejor, y así recibir mejores salarios y beneficios. Pero eso lo eliminaron desde el año 2000, tal cual como lo hicieron en la Fuerza Armada Nacional. La meritocracia es un reconocimiento a la labor que desempeña el trabajador como profesional”, recordó.
Iván Freites, secretario de la Futpv, coincidió con Zambrano al afirmar que lo primero que el gobierno de Chávez eliminó fue la meritocracia, un derecho que “tenían los trabajadores petroleros para hacer carrera en la industria y llegar a ser gerentes”.
“Desde que se firmó la primera convención colectiva petrolera en Venezuela, los empleados fueron obteniendo beneficios como tiempo de viaje, bonos nocturnos, viviendas, escuelas para los hijos, jubilaciones dignas y la meritocracia. Pero llegó Chávez en 1999 y fue desmejorando el contrato colectivo”.
La llegada de la “revolución bolivariana” no solo desmejoró las condiciones laborales sino también la producción. En 1998, Venezuela bombeaba más de 3 millones de barriles cada día. Veinte años después, en diciembre de 2018, la producción se situó en 1,14 millones de barriles diarios, de acuerdo con datos de fuentes secundarias publicados por la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP). Es el nivel más bajo en las tres últimas décadas, resultado principalmente de las faltas de inversión y de mantenimiento.
Zambrano recordó que los trabajadores tenían a finales de los años 90 la meta de alcanzar los 5 millones y medio de barriles diarios, pero “con la llegada de esta tragedia la industria petrolera se desplomó”. “Ahora Nicolás Maduro pretende aumentar la producción, pero eso es imposible. No tenemos los equipos ni los trabajadores petroleros. En el 2002 este gobierno despidió a más de 20.000 trabajadores profesionales que ahora están en otros países. Los botaron como a unos perros”, añadió.
Ciertamente, con el Plan de la Patria para el período 2019-2025, que solicitó a la asamblea constituyente otorgarle rango constitucional, Maduro prometió el 14 de enero que en 6 años el número de barriles diarios se situará en 5 millones.
El último golpe
El año pasado los trabajadores petroleros protestaron en la calle por el abandono y deterioro de la industria, agudizados luego del nombramiento en noviembre de 2017 del mayor general Manuel Quevedo como presidente de la estatal y ministro de Petróleo. Según fuentes secundarias citadas por la OPEP, el bombeo descendió de 1,62 millones de barriles diarios en diciembre de 2017 a 1,14 millones de barriles por día en diciembre de 2018.
Pero fue en agosto pasado cuando los trabajadores petroleros recibieron el último golpe por parte del gobierno, que recrudeció la protesta: el incremento salarial de 5.900% que Maduro decretó el día 17 de ese mes, que subió el ingreso mínimo mensual de 30 (3 millones de los de antes) a 1.800 bolívares (180 millones de bolívares fuertes). A raíz del anuncio, trabajadores de la administración pública y de empresas estatales, incluyendo a Pdvsa, salieron a la calle con consignas y pancartas a exigirle al gobierno el respeto a las contrataciones colectivas eliminadas.
Denuncian que les quitaron los beneficios laborales con la implementación del instructivo de aplicación para la administración pública, en el que se publicaron los tabuladores del personal obrero y del administrativo, que también alteró primas y compensaciones.
Con el alza el gobierno aplanó y horizontalizó las escalas salariales, según denunciaron fuentes laborales, una intención que recuerda iniciativas oficialistas montadas tiempo atrás e inspirado en los modelos soviético y cubano, en el cual los sindicatos son un apéndice del Estado.
Sindicalistas chavistas
Hernández denunció que en los últimos años se ha mantenido “la misma cúpula de supuestos sindicatos arrodillados ante los patrones”. “Incluso hay dirigentes que también son secretarios generales y hasta gerentes de transporte y de logística, es decir que también son patrones. Esto sucede en Monagas”, denunció.
De hecho, dirigentes sindicales y trabajadores de la industria petrolera denuncian que durante 11 años la empresa estatal ha abultado su nómina con militantes del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV), quienes cobran mejores salarios solo por hacer propaganda política y acompañar a funcionarios a marchas y eventos que realicen, como una manera de mostrar en medios de comunicación que los trabajadores petroleros son “antiimperialistas, revolucionarios, socialistas y profundamente chavistas”.
Incluso el presidente de la Futpv es un militante del PSUV: Wills Rangel, también constituyente y líder de la Central Bolivariana Socialista de Trabajadores (Cbst). El representante de la federación de trabajadores petroleros dice que “es falso que las convenciones colectivas hayan sido eliminadas” tras el incremento salarial de agosto de 2018.
Freites añadió que el derecho a la sindicación los gobiernos de Chávez y Maduro también se los eliminaron, violando así lo señalado en el convenio 87 de la Organización Internacional de Trabajo (OIT), relativo a la libertad sindical y la protección del derecho de sindicación. Establece en el artículo 2 que “los trabajadores y los empleadores, sin ninguna distinción y sin autorización previa, tienen el derecho de constituir las organizaciones que estimen convenientes, así como el de afiliarse a estas organizaciones, con la sola condición de observar los estatutos de las mismas”. Además, el artículo 3 del convenio señala que las organizaciones de trabajadores y de empleadores tienen el derecho de “elegir libremente sus representantes, organizar su administración y sus actividades y formular su programa de acción”, y las autoridades públicas “deberán abstenerse de toda intervención que tienda a limitar este derecho o a entorpecer su ejercicio legal”.
Según Freites, el gobierno también ha violado lo garantizado en el artículo 95 de la Constitución, el cual dice que los trabajadores, sin distinción alguna y sin necesidad de autorización previa, “tienen derecho a constituir libremente las organizaciones sindicales que estimen convenientes para la mejor defensa de sus derechos e intereses, así como a afiliarse o no a ellas, de conformidad con la ley”.
Sin embargo, la industria petrolera se encuentra tan hundida que la recuperación no solamente de la producción sino también de las condiciones laborales no se podría alcanzar a corto plazo. Sería, pues, a mediano y largo plazo. El jueves 14 de febrero trabajadores del sector reconocieron al diputado Juan Guaidó, líder de la Asamblea Nacional, como presidente encargado de Venezuela y le expresaron su respaldo para la recuperación del sector y para el gobierno de transición.