Washington adelanta nueva ronda de sanciones económicas contra Venezuela
Según el funcionario estadounidense, pese a que «todas las opciones están sobre la mesa», una intervención militar sería el último recurso
El representante especial del Departamento de Estado de Estados Unidos para Venezuela, Elliott Abrams, asegura que el arsenal de su país contra el gobierno de Nicolás Maduro está lejos de acabar, y que implementarán nuevas sanciones próximamente.
Durante una entrevista con el Grupo Diarios Américas -del que forma parte El Nacional-, Abrams recalcó que el anuncio de una lista de sanciones adicionales podría hacerse este viernes 26 de abril. Este «paquete» estaría dirigido tanto a funcionarios a título personal, como al Gobierno en general.
A lo largo de la conversación, hizo énfasis en que la presión de Estados Unidos no ha disminuido y Maduro no se ha atornillado en el poder. En cambio, se han producido avances importantes como el apoyo internacional, la aceptación de la ayuda humanitaria y la representación del embajador de Juan Guaidó ante la Organización de Estados Americanos (OEA).
Por otra parte, reiteró que «todas las opciones están sobre la mesa», pero que una eventual intervención militar sería considerado como un último recurso, que se evaluaría según el desarrollo de los acontecimientos en Venezuela y las decisiones que tome el presidente Donald Trump.
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Aclaró que las intenciones de Estados Unidos no persiguen fines políticos o económicos, sino que les preocupa la estabilidad de la región con la presencia de cubanos, rusos e iraníes.
La entrevista a Elliott Abrams a continuación:
—Cuéntenos del discurso que piensa pronunciar este jueves en el Atlantic Council sobre Venezuela.
—Queremos hablar sobre el futuro de Venezuela. Por lo general nos concentramos en los terribles problemas que el país afronta hoy, pero la idea es ir más allá y hablar sobre cómo vemos a la Venezuela del mañana, una vez que se vaya el régimen de Maduro y pueda iniciarse la reconciliación y la reconstrucción.
—¿Cuáles son los principales retos que usted cree que enfrentará Venezuela en ese “día después” del que tanto se habla?
—Uno de las cosas más importantes sobre las que hablaré es que mientras pensamos en el futuro de Venezuela, hay que pensar en el papel de los militares y del chavismo porque el chavismo es parte de la política en Venezuela.
—Son temas muy importantes, pero ¿qué le hace pensar que debemos hablar sobre eso cuando el gobierno de Nicolás Maduro no parece estar cerca de ser derrotado? Se acaban de cumplir 90 días desde que Juan Guaidó se juramentó presidente y no se vislumbra aún la salida del régimen.
—Es lo que uno ve en los medios, pero no estoy de acuerdo con esa idea. En primer lugar, hay una gran unidad en torno a Guaidó. La gente me decía que si esto seguía 30, 60 o 90 días se vería un colapso de esa unidad, que la oposición comenzaría a pelearse. Eso no ha sucedido y Guaidó sigue siendo el líder. También decían que con el paso del tiempo la gente se enfocaría en conseguir un trabajo y algo de comer, y dejaría de salir a protestar. Eso también ha estado equivocado. Guaidó lo demostró en Maracaibo, a pesar de que las redes sociales no son muy eficientes y de que el régimen intentó impedirlo. Además, las encuestas siguen mostrado que la popularidad de Maduro está por el piso, solo un 15% de apoyo, y que la gente quiere que se vaya y, además, que entre la gente que quiere que se vaya están los militares. Como hemos dicho antes, no podemos dar un cronograma o una fecha, pero estamos confiados en que los deseos de los venezolanos se cumplirán y este régimen se desvanecerá.
—Pero ante situaciones similares la historia ha demostrado que entre más tiempo pasa, más se atornilla este tipo de regímenes ¿no es así?
—No estoy de acuerdo con eso. Lo que hemos visto en casos como el de Ben Ali, en Túnez, y en Egipto, con Hosni Mubarak, es que nadie puede predecir estas cosas. Se ven sólidos hasta que de pronto se van. En el caso de Maduro ni siquiera se ve sólido. Puede que en cierta medida lo que usted dice sea cierto, pero ese no es el caso de Venezuela. Pese al riesgo, la gente se sigue sublevando y eso es impactante.
—La impresión inicial que se tuvo, y hasta se vendió, era que la salida de Maduro era inminente. ¿No cree usted que se vendieron falsas expectativas y de allí la frustración que existe hoy?
—Quizá algunos pensaron de esa manera, pero esa nunca ha sido nuestra aproximación. Cuando el secretario de Estado, Mike Pompeo, me pidió que ayudara no me dijo: “oye, Elliott, te necesito unas cuatro semanas porque esto es cuestión de días”. Nunca dijo eso ni creímos que sucedería de la noche a la mañana. Y aunque lo veo en la prensa, aquí no hay nadie que piense que no se ha progresado o que esté perdiendo interés.
—Hay voces en América Latina que piensan que quizá Estados Unidos gastó todo su arsenal contra Maduro muy rápidamente y que ahora se han quedado sin munición para seguir presionando. ¿Qué opina?
—Eso también lo escucho con frecuencia, pero no es cierto. Tenemos una lista de sanciones adicionales y es posible que anunciemos nuevas este mismo viernes. Tenemos sanciones de título personal, y económicas. Hemos alcanzado victorias en la OEA y seguiremos buscando otras en otras instancias internacionales. Obviamente la lista de opciones que le hemos dado al secretario es secreta hasta que se adopte. Sigo escuchando historias sobre la pérdida de inercia y que Maduro no se irá, pero estoy seguro de que cuando se vayan saldrán otras diciendo que era inevitable. Por eso no le presto mucha atención a eso.
—Pero, ¿no vuelve más difícil su trabajo el hecho de que Maduro, por un lado, haya aceptado el ingreso de ayuda humanitaria y, por otro, esté recibiendo un respiro dada las labores del grupo de contacto que lideran algunos países europeos para buscar una salida diferente a la crisis?
—La ayuda humanitaria que ha ingresado la Cruz Roja, y que respaldamos, solo ha servido para atender a 25.000 personas, pero hay más de 30 millones de venezolanos en el país. Lo mejor que se puede decir de la iniciativa de la Cruz Roja es que es un programa piloto, pero no es la solución. Es positivo que hayan aceptado su ingreso y, de paso, reconocido que la necesitan. Nosotros estamos listos para entregar mucho más, pero este régimen no tiene capacidad para atender la crisis que existe. Los problemas más graves que existen hoy en día son el eléctrico y el del agua potable, y este régimen no los puede arreglar, está en bancarrota. Los expertos se fueron del país y desgraciadamente estos problemas se van a agravar mientras esté Maduro.
Lea la entrevista completa en El Nacional