Ahora te tocó a ti Zambrano, por Beltrán Vallejo
En tiempos de tiranía, la sombra represiva tiene un crecimiento que va de lo selectivo a lo masivo. Quizás estemos en etapa de hostigamientos y de crímenes sobre sectores, personajes y dirigentes, pero en la medida en que avance la descomposición de las propias bases del régimen, tendríamos el incremento de un terrorismo de Estado mayúsculo en calidad y en cantidad.
Hoy la tiranía afinca sus colmillos sobre la Asamblea Nacional, el baluarte de la lucha democrática; y lo ha hecho persiguiendo a los diputados, mancillando su inmunidad parlamentaria y abriendo sus mazmorras para secuestrarlos.
Hoy le tocó a Edgar Zambrano, Vicepresidente del Parlamento, ahora detenido, hace apenas unos años le tocó capitanear gestiones en pro de la liberación de presos políticos y del regreso de los exiliados. Lamentablemente, a Edgar Zambrano le tocó el papel de encarcelado, no de liberador
Yo no conozco en detalle quien es este diputado; lo que sí sé es que él representa cierta “majestad” como parlamentario y proyecta un estilo de político centrado, ecuánime, y lo que se denomina “de altura”. Recuerdo su labor, sobre todo en el año 2012, para lograr la amnistía o cualquier otra medida humanitaria en aras de la liberación de presos y de exiliados político. En aquel tiempo entregó expedientes para tales fines a la Fiscalía General de la República. Es bueno que el país sepa el talante cívico de este nuevo rehén del gobierno, y es bueno que algunos olvidadizos hagan memoria, ya que en el mundillo político impera el desagradecimiento.
Lea también: Paso en falso, por Gonzalo González
Evalúo que para aquel momento era un político tesonero en su aspiración de aliviar el tormento de muchos. En cierta entrevista llegó a decir, cuando iba de aquí para allá con sus carpetas y papeles, que “esperemos que la documentación sirva de soporte para coadyuvar con la celeridad (en la libertad) para quienes sufren en prisión”; y terminó esa conversación, a propósito de que esperaba a un Chávez decretando la amnistía desde su lecho de enfermo en Cuba, con la siguiente frase: “los derechos humanos no tienen fronteras ni barreras”; recuerdo sus palabras vivamente, y me entristezco.
No obstante, Chávez ni indultó, ni hizo nada para aliviar las penas de sus rehenes. No podía esperarse algo distinto del fundador de esta etapa neototalitaria: Murió a lo Gómez, a lo Franco. Pero a pesar de eso, el incansable Zambrano siempre manifestó esperanza en aquellos años; llegó a manifestar que «somos optimistas, tenemos mucha fe, somos solidarios con los familiares de todas estas personas que están pasando por esta difícil situación y estamos perfectamente conscientes de la situación del Ejecutivo».
Mientras Zambrano desgastaba las suelas de sus zapatos en procura de un perdón presidencial, la Procuradora de la República en aquel momento, la hoy “primera combatiente” Cilia Flores, descartaba que en el país existieran presos políticos, y llegó a decir: “son personas que en ningún momento están siendo procesadas o han sido condenadas por una actividad política».
Hay algunos personajes que hacen gárgaras con la palabra “diálogo”, mientras un interlocutor experimentado, y sumamente válido para eso, está preso; me refiero a Zambrano. Mientras algunos hacen dibujo libre con la palabra “acuerdo”, el diputado Gilber Caro sigue desaparecido. Mientras los “políticos de salón” hablan de “negociación”, Maduro amuralla la Asamblea Nacional y realiza una de José Tadeo Monagas, o una de Fujimori, y cierra el parlamento con la pantomima de una amenaza de bomba. ¿Qué dirán los comeflores de la Unión Europea que todavía no entienden que en Venezuela no hay civilización sino una jungla?