Misión Vivienda hizo de Ciudad Caribia una isla de concreto (II)
En la ciudadela soñada por Chávez sus habitantes ni siquiera salen porque tardan hasta cuatro horas en regresar. Van resolviendo sus problemas como pueden porque son los hijos de nadie habitando un terreno que no le corresponde ni a Vargas ni a Caracas
Autoras: Gabriela Rojas y Luna Perdomo | Fotografías: Hugo Passarello Luna (Hans Lucas)
Hace casi ocho años, el 27 de agosto de 2011 -día de la inauguración- los primeros camiones de mudanza que iban rumbo a Ciudad Caribia tuvieron que hacer un recorrido que los obligaba a seguir de largo por la autopista, llegar hasta La Guaira y volver a subir en la vía hacia Caracas para poder entrar por un camino sinuoso hacia el único acceso que en ese entonces llegaba hasta el urbanismo.
Los equipos de televisión estaban listos para la transmisión de la entrega de los apartamentos que se haría en cadena nacional. Pero la convalecencia de Chávez debido a las quimioterapias que estaba recibiendo le impidió estar en directo entregando las primeras llaves de lo que presentó como la primera comuna autosustentable, uno de sus sueños.
Eran los primeros 602 apartamentos de los 20 mil proyectados por Chávez cuatro años antes, cuando en 2007 sobrevolaba en un helicóptero y vio los terrenos cercanos a la autopista Caracas- La Guaira. Allí se le ocurrió y anunció la construcción de lo que al principio se llamaría Ciudad Camino de los Indios, que luego fue bautizada como hoy se le conoce: Ciudad Caribia.
En esas 1.200 hectáreas se desarrollaría una ciudadela que tendría escuelas, liceos, centros de salud, abastos, panaderías, peluquerías, iglesia, una ruta comunal de transporte y hasta una oficina del Ministerio Público. La orden para cumplirlo fue muy clara: diseñarla para que no se convirtiera en una ciudad dormitorio.
“Estoy feliz y más comprometido. Ciudad Caribia está adquiriendo vida propia. Hace poco oía al ministro Héctor Rodríguez decir cosas muy importantes, señalaba que una ciudad nueva no puede ser una ciudad dormitorio, como lo haría el capitalismo. ¡No! Estas son ciudades para vivir y por eso quiero ratificar mi compromiso: ahora ustedes son dueños de esas tierras, de propiedad multifamiliar. En el capitalismo se les condenaría para siempre a vivir en la miseria, en el ranchito endeble”, dijo Chávez el día inaugural de aquellos edificios que representaban la máxima expresión de su proyecto bandera.
*Especial TalCual/Provea – Misión Vivienda: Mucho techo, poco piso
A pocos meses de cumplir sus primeros ocho años, en Ciudad Caribia se han entregado 2.356 apartamentos, ninguno con título de propiedad y únicamente quienes allí viven están en calidad de adjudicados.
Las construcciones nuevas en Ciudad Caribia están paralizadas con una lista de proyectos que quedaron a media máquina.
Quienes viven en la zona dicen que para hacer nuevas edificaciones deben tener el sistema de agua potable funcionando al 100% y hacer la instalación de la subestación eléctrica. La electricidad depende de una línea de trasmisión de Caracas y otra de Vargas, pero a veces pasan más de 24 horas continuas sin el servicio.
Como sus vecinos de Caracas y Vargas, en el urbanismo sufren el racionamiento hídrico. Tienen un tanque de agua con capacidad de 4 millones de litros y están construyendo uno de 3 millones de litros, con un avance de 80%, para garantizar agua a diario, pero hasta ahora la que llega proviene del Acueducto Metropolitano y aunque también cuentan con un acueducto propio ahora sirve una sola bomba; mientras que el primero debe funcionar con cuatro y el segundo con tres, lo que imposibilita el acceso continuo.
Por eso nada más reciben agua los martes, jueves y domingos en las tardes. Cada familia optó por comprar tanques cilíndricos para poder almacenar en sus casas.
Chávez insistía en que Ciudad Caribia sería el ejemplo de una ciudadela en la cual la gente no llegara solo a dormir porque allí tendrán todo lo necesario para hacer vida en la zona. Y en la práctica se cumplió pero por otras razones.
16.110 personas viven aisladas, a pesar de estar a 30 minutos de Caracas, porque la movilización se les convirtió en un problema.
De 16 unidades de transporte dispuestas para la zona solo funcionan siete. “Tenemos que echarle aceite quemado, pagar repuestos a dólar negro y no nos resuelven”, se queja el presidente de la ruta TransCaribia, William Sayago.
Durante este tiempo en el urbanismo se logró construir un Centro Diagnóstico Integral (CDI), seis ambulatorios, tres panaderías, una emisora de radio, una sede del Banco de Venezuela, una Oficina Nacional Antidrogas, una empresa textil, una fábrica de tanques sin materia prima para producir, una fiscalía y dos tribunales de control; además de dos escuelas, un liceo y un Mercal que permanece abierto, con las cajas registradoras encendidas aunque no hay nada que vender porque con sus anaqueles vacíos solo sirve para repartir, una vez al mes, las bolsas de comida.
Salir de Ciudad Caribia se ha convertido en la última opción de sus habitantes. Solo lo hacen por necesidad y quizás una vez por semana, a pesar de que en la localidad no hay, por ejemplo, abastos, carnicerías, ni zonas de esparcimiento. Dos horas pueden esperar por una camioneta para salir del lugar y para regresar pueden tardarse cuatro horas más. Sin movilidad ni garantía de transporte se volvió una ciudad incomunicada.
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Son 19 kilómetros que separan a Ciudad Caribia de la parroquia Catia y el pasaje aún cuesta Bs 150, porque no pueden aumentar sin el acuerdo de las comunas que hacen vida en el sector. Los repuestos de las unidades Yutong aumentaron 1.500% asegura el transportista, mientras recuerda que los cauchos solo duran tres meses y el aceite 21 días. “El error es que se entregan las unidades, pero para Yutong no hay repuestos ¿Qué hacemos entonces?”, cuestiona.
El limbo en el que están los caribianos va más allá de estar aislados en medio de montañas que forman parte de parques nacionales entre Vargas y Caracas. Su problema radica en que pertenecen a ambos territorios, pero ninguno de los dos los atiende. Wilmer Velásquez Oviedo, vicealmirante, quien funge como autoridad única, es el encargado de informar a las máximas autoridades los problemas de Ciudad Caribia, pero la respuesta invariable es: “No tenemos presupuesto”.
Muchos de los habitantes de la zona trabajaban en las construcciones del lugar, pero ahora están desempleados y piden a las autoridades activar la zona industrial que funcionaría para no verse obligados a buscar empleo fuera.
Las obras de construcción de un liceo y de un hospital también están paralizadas por falta de material y los integrantes de los consejos comunales desconocen cuándo continuarán con ese trabajo. El proyecto inicial contemplaba la construcción de un centro comercial que también está paralizado por falta de recursos.
Dentro de la idea de la comuna, la ciudadela utópica también abarcaba un proyecto que quedó en papel: la creación de la moneda «El Indio» y el primer banco comunal de toda Caracas, que no se pudo concretar por fallas con la plataforma del Banco Bicentenario. Allá siguen las oficinas amobladas, clausuradas y llenas de polvo.
Las oportunidades laborales son escasas. Lo que más necesitan son profesores, pero hay carencia porque casi siempre este empleo se ofrece ad honorem, cuentan sus habitantes.
El Centro de Diagnóstico Integral (CDI) cuenta con hospitalización, laboratorio, medicina general y también hacen prótesis de cadera en el cual trabajan 56 doctores: 38 médicos cubanos y 18 venezolanos, pero los partos, emergencias o cualquier dolencia deben ser atendidos fuera; siempre y cuando se consiga el transporte para salir porque la única ambulancia del lugar la robaron y allí reposa, inoperativa. Una vocera del consejo comunal afirma que “la situación es la misma de todos los hospitales de Caracas: Tenemos médicos de manera permanente, pero hay deficiencia de insumos y medicamentos”.
El 2 de mayo de 2019 el Ministerio de Vivienda informó la entrega de 40 apartamentos nuevos en Ciudad Caribia, con lo que aseguraba significaba la entrega número 2 millones 621 mil 703 casas de toda la misión. Pero ninguna de esas 40 familias se ha mudado al lugar y los apartamentos permanecen vacíos.
Sus habitantes no se detienen en contar y explicar sus problemas, pero ninguno quiere identificarse. De forma tajante un vocero del consejo comunal, la única instancia que gestiona las carencias y los reclamos de la comunidad afirma: “Es falso que hay inseguridad en Ciudad Caribia”. Asegura que las noticias sobre robos y asesinatos en la zona han sido temas puntuales abordados en su momento.
Para el habitante de la zona, el mayor problema reside en que las personas reubicadas en Ciudad Caribia vienen de zonas como Antímano, Federico Quiroz, Nueva Tacagua, Gramoven, y parte de la carretera vieja Caracas – La Guaira y nunca fueron concientizados a vivir con normas de convivencia cuando fueron sacados de los refugios.
El punto de control de la Policía Nacional Bolivariana más el comando de la Guardia Nacional mantienen el control social en el lugar, de acuerdo a lo que cuentan sus habitantes.
Los residentes de Ciudad Caribia dicen que en el lugar no se habla mal de Chávez, pero sí de Maduro. Manifiestan estar conscientes de los problemas que atraviesa el país y que cada día son más los adversarios al Gobierno de Nicolás Maduro, incluso dentro de este complejo habitacional.