Borran al Estado Vargas: ¡Chávez vive! …y Carujo también, por Eduardo López Sandoval

El más grueso trago amargo se lo tragó el país cuando le cambian su propio nombre, ahora disque somos bolivarianos…
Han seguido con cuestiones menos gruesas pero no menos amargas, cuando proponen, por ejemplo, que el Caño Copey, en el Estado Miranda, ya no se llame así:
-Porque este es el nombre de uno de los partidos enemigos del pueeeblo mesmo. Hay que ponerle el nombre de un geeeneral bolivaaariano mesmo…
(Vale este paréntesis, los jerarcas del Poseso, que andan por el país cambiando los nombres -los hombres y su historia- no tienen tiempo para leer que el Caño Copey se llama así mucho antes de que el abuelo de Caldera caminara por estas tierras; se llama Copey en honor a una planta de la cual la web dice: “El árbol de Copey produce una preciosa flor color rosado, parecida a la camelia y con un olor muy agradable. Su nombre científico es Clusia major.”)
Se reescribe la Historia de Venezuela, los pocos espacios del cuadro social del país pintados de civilidad son borrados. Al Caño Copei le endilgan el nombre de un sujeto de méritos militares ninguno, el apelativo de un generaleto.
Se reescribe la Historia del Estado Vargas. Argumentan en este caso el nombre de La Guaira como nombre indio, como si este epónimo ya no estuviera resaltado. El régimen socialista y bolivariano intenta de nuevo borronear la Historia de Venezuela.
La cuestión es de Historia de Venezuela. Intentamos recoger la opinión de nuestro amigo Ramonote Mandefuá, el profesor de Historia de Venezuela jubilado, y no pudimos dar con él después del reciente cambio de nombre del Estado Vargas, -escrito pendiente…
Pero si bien no traemos la opinión del Profesor Ramonote acerca del cambio de Vargas por La Guaira, citaremos lo que nos escribió el viejo acerca del tema de los cambios ocurrentes, en general: “En el fango de sus mentiras intentan fundar las bases de un edificio excelso, intentan construir de Zamora su primer líder socialista. Pero acerca del personaje hay suficiente material escrito que deja poco terreno para la interpretación y ninguna brecha para la invención.
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El oscuro personaje es traído a la mesa de la historia –como plato ya digerido- por el historiador Brito Figueroa, de quien no diremos nada más que mentiroso, no más. Sólo traemos a tus ojos –mi pana lector– pedazos de historia que bien puedes leer en una biblioteca regularmente dotada, de las que aún quedan en Venezuela,… por ahora. Consulta en la biblioteca, no nos creas: rebautizan a Francisco de Miranda con el remoquete que nunca quiso usar, Sebastián, así como rebautizan a Zamora con un título con el cual no fue conocido, General del Pueblo Soberano. Este ciudadano, quien poco gastó lápices en su vida, escribió una carta a un par de potenciales partidarios, donde textualmente dice: “Señores Segundo Martínez y Evangelista Cabezas –Muy señores míos y compañeros– ahora que serán las nueve de la noche les participo lo siguiente… ustedes están defendiendo la misma causa que nosotros, tienen un denodado patriotismo y deseos de sacar la patria de la salvaje y brutal dominación en que la tienen los godos oligarcas; sostenidos por el gobierno faccioso y ladrón de Soublette.
Cábeme la honra de participarles que marchamos con el ejército liberal guzmancista como a las ocho de la mañana a tomar el pueblo liberal de San Francisco”. Repito, esta es una cita textual, que corrobora el Profesor Adolfo Rodríguez en su obra: La llamada de fuego Vida, Pasión y Mito de Ezequiel Zamora. Esta carta fue publicada en el Diario de la Tarde, número 122, del 20 de octubre de 1846. Corrobora Adolfo que esta carta es reproducida por los autores de la época, Laureano Villanueva (†1912), Manuel Landaeta Rosales (†1920), José Santiago Rodríguez (†1945), además de que fue inserta en la Causa Célebre de Antonio Leocadio Guzmán. En todas las fuentes escribe Zamora de su puño que “marchamos con el ejército liberal guzmancista”. El historiador Brito Figueroa no interpreta la historia, inventa cuando trascribe como citando el documento, en lugar de “ejército liberal guzmancista”, “ejército del pueblo Soberano”.
(Vale este paréntesis para reafirmar que este régimen de gobierno es Chadeco, la construcción artificial de este héroe, de Zamora, fue iniciada por CAP, bajo cuya gestión hasta una universidad con el nombre de este sujeto se creó. Cierro el trato con este oscuro personaje citando al respetado y respetable Padre Palmar, que dice que era: “dueño de esclavos, tenía trata de blancas, practicaba la prostitución infantil y vendía información militar”, y se pregunta ¿Héroe?)
El Estado Vargas debe pasar a llamarse pronto Estado Pedro Carujo, ¿Qué quién es este personaje? Es el oficial patriota que en 1835 fue uno de los que encabezó el movimiento político de moda, la Revolución de aquella época, la llamada Revolución de las Reformas, dirigida por el general Santiago Mariño, siendo éste –Carujo-, el golpista encargado de apresar al presidente Vargas en su casa el ocho de julio de1835, con el cual se produjo aquel famoso diálogo de teatro entre el militar y el civil, que copiamos de Tomás Lander, escrito el mismo año 1835:
-Señor doctor, usted ya sabe el pronunciamiento; evitemos los males tremendos que pueden sobrevenir (y entretanto el interlocutor Carujo sacaba, y volvía a acomodar una pistola, y se sentaba); los gobiernos son de hecho.
-Permítame usted –repuso con entereza el Presidente-. El gobierno de Venezuela no es de hecho. La nación se ha constituido legítimamente, y establecido su gobierno, hijo de un grande hecho nacional, y de la voluntad de todos, legítimamente expresada. El Gobierno de Venezuela es un Gobierno legítimo, nacional, de hecho y de derecho.
-El derecho, señor doctor, viene del hecho; una revolución produjo un Gobierno que usted ha servido; ésta producirá otro, que más adelante se llamará derecho. La nación acogerá esta causa como acogió aquélla.
A lo que el presidente Vargas le responde:
-Tampoco puedo admitir estos principios; usted me habla de la voluntad futura de la nación; yo le hablo de la presente. La que usted cita no tiene más autoridad que su palabra; la que yo obedezco está escrita; es la Ley fundamental de la sociedad venezolana, dada por sus legítimos representantes, con verdadera misión. Si el derecho viene después del hecho, ha de ser de un hecho grande, nacional, en el estado primitivo de la sociedad, y no el hecho tumultuario de una guarnición militar, que no puedo, ni debo considerar sino tal como las leyes lo conocen y califican.
A lo que Carujo exclama:
-Éste será más tarde un hecho nacional. El mundo es de los valientes.
A lo que Vargas le responde:
-No, el mundo es de los justos: es el hombre de bien y no el valiente el que siempre ha vivido y vivirá feliz sobre la tierra y seguro de su conciencia