Así se va cocinando la negociación en Barbados
Nicolás Maduro habló de un reporte «bastante auspicioso» luego del primer encuentro entre sus enviados y los de la oposición en Barbados. Juan Guaidó ha dicho que no confía en un solo mecanismo. Pero las conversaciones avanzan, con base en puntos específicos y objetivos concretos, como organizar unas elecciones libres y democráticas con vigilancia internacional
Durante media semana, desde el 8 de julio, las delegaciones de Nicolás Maduro y Juan Guaidó protagonizaron encuentros en Barbados que, amparados por el gobierno de Noruega, buscan construir salidas políticas a la crisis venezolana. Lo que comenzó como una exploración en Oslo continuó en la isla caribeña con una metodología más clara por parte del equipo de mediadores que permitiría un avance más sólido entre los puntos de la agenda propuestos, de cara a un proceso que es asumido como «urgente» por Noruega, especialmente luego de la publicación del informe sobre la situación de derechos humanos en el país, emitido por la Oficina de la Alta Comisionada de Naciones Unidas Michelle Bachelet, según comentan fuentes cercanas a los encuentros a TalCual.
El objetivo fundamental de los encuentros en Barbados sería lograr unas elecciones en 2020, preferiblemente antes de vencer el primer cuatrimestre de ese año.
Para ello, se propone como meta específica la construcción de un cronograma electoral claro que genere compromisos institucionales, acciones específicas en fechas determinadas, que permitan hacer seguimiento por parte de la comunidad internacional garante de los posibles acuerdos. Esas elecciones tendrían que ser con observación e incluso supervisión de instancias internacionales durante todo el proceso, con invitaciones giradas por las partes en conflicto para evitar que solo sean convocados “amigos” de unos u otros.
A pesar de la discreción que se ha impuesto en estas rondas de conversaciones, se pudo conocer que una ruta electoral planteada para permitir una transición política en Venezuela pudiera ser sin Nicolás Maduro como candidato. La idea no es tanto una exigencia de la oposición venezolana, sino una propuesta de los mismos mediadores.
La motivación para tal impedimento por parte de Noruega sería que cualquier escenario que resulte signifique un cambio, así se mantenga el chavismo gobernando por decisión popular. Cuentan los informantes que la delegación de Maduro no tuvo reacción a la idea, pero tampoco cerró la posibilidad de que una candidatura chavista se concrete con Diosdado Cabello o con Héctor Rodríguez, que participa como enviado de Miraflores en esas conversaciones. En la mesa se habría hablado incluso de los respaldos populares, según encuestas, que tienen los dirigentes del PSUV.
Pero determinar si Maduro puede postularse o no es el último punto de la agenda. El propio gobernante habló de «seis puntos» el lunes en la noche, sin detallarlos. «En esos seis puntos está la visión de todo el país, las necesidades y los temas de necesidad nacional, todos; económicos, sociales, culturales, políticos, de todo tipo», dijo el gobernante.
La información obtenida desde Barbados afirma que los demás serían: cronograma electoral para un máximo de 9 meses, elecciones con nuevo Consejo Nacional Electoral, cese de la asamblea constituyente, reincorporación del chavismo a la Asamblea Nacional, levantamiento de sanciones que afectan a la economía.
Durante las tres primeras rondas de encuentros se discutió qué cargos elegir. El chavismo se ha mostrado abierto a convocar elecciones presidenciales, pero ha exigido que el parlamento también sea renovado. La oposición no se ha mostrado reacia al punto (el período legislativo vence a finales de 2020) pero puso sobre la mesa la continuidad de la asamblea constituyente que se ha abrogado sus competencias. No hubo respuesta inicial a esa queja por parte de los enviados de Miraflores.
Punto de honor
Como fundamental está siendo tratada por la oposición la renovación del Consejo Nacional Electoral, una que vaya más allá de su directiva e incluya cargos clave como la dirección de informática, además de las jefaturas regionales.
Es un punto de honor para la delegación que representa a Juan Guaidó y conforman Gerardo Blyde, Fernando Martínez Mottola, Stalin González y Vicente Díaz; pero uno que el oficialismo desestima argumentando que se trata de las mismas autoridades comiciales que estaban en funciones cuando la Mesa de la Unidad ganó las elecciones parlamentarias de 2015 y algunas gobernaciones y alcaldías entre 2017 y 2018.
El planteamiento de renovar el Consejo Nacional Electoral ha sido discutido en un marco institucional en el que se acordaría el regreso de los diputados del PSUV al hemiciclo de sesiones. De esa forma se buscaría «normalizar» la vida institucional del Poder Legislativo y permitir que se activen los mecanismos legales para el cambio en el CNE.
Pero el regreso del chavismo a la AN no sería solo cuestión de presentarse y ocupar las sillas, sino un entramado de mecánicas y voluntades políticas tomando en cuenta que públicamente se ha dicho que para concretar esa alternativa haría falta cambiar la directiva del parlamento.
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Déjenme gobernar
Fuentes enteradas aseguran a TalCual que la delegación de Nicolás Maduro, conformada por su canciller Jorge Arreaza, su ministro de comunicaciones Jorge Rodríguez y el gobernador Héctor Rodríguez. mantiene como tema prioritario el levantamiento de las sanciones internacionales que les impide manejar la economía, así como mejorar la situación de la industria petrolera. El gobierno no quiere quedarse sin dinero y le está costando mantener la estabilidad sin flujo de caja.
Sería un paso fundamental para que se abran escenarios electorales, pues acudir a él «de manos atadas» es inviable para el sector oficial.
También, el chavismo ha planteado como punto de honor de Maduro y sus delegados que el gobernante se mantenga al frente del Estado hasta que surja un ganador de la puja electoral; es decir, que no haya el “cese de la usurpación” que reclama Guaidó.
Abrir las celdas
La oposición pidió en Barbados la liberación de los presos políticos. El gobierno ha respondido que muchos encarcelados están procesados por delitos comunes.
Una propuesta hecha por los enviados de Juan Guaidó habría sido delegar en la misión que dejó Michelle Bachelet en Caracas el estudio de cada caso, en base a los delitos imputados, así como las condiciones de arresto y de cautiverio. Ejemplificaron con los casos de Juan Requesens, Edgar Zambrano y Roberto Marrero, en los cuales se evidencian detenciones arbitrarias, desaparición forzada, fabricación de expedientes y violación a la inmunidad parlamentaria -en el caso de los dos primeros, diputados-, así como las denuncias de «siembra de armas» que ha develado Manuel Cristopher Figuera, exdirector del Sebin, en el caso de Marrero.
Las conversaciones ocurren enmarcadas en la publicación del llamado «Informe Bachelet», que deja muy mal parado al gobierno al retratarlo como uno que persigue, reprime y tortura a la disidencia, además de por amparar grupos armados que se han convertido en grupos de exterminio –como las FAES– o en fuerzas de choque -los colectivos-.
De hecho, previo a iniciar los cara a cara, se evaluó el impacto en términos de apoyos internacionales para Maduro y, también, de los posibles cambios que ocurran en países que se han mantenido “neutrales”, como México y Uruguay, luego de conocerse ese documento.
La sombra de Cuba
En Barbados, los mediadores están encabezados por Dag Nylander, un diplomático que fue protagonista de las conversaciones de paz entre el gobierno de Colombia y la guerrilla de las FARC, que durante ese proceso estableció contacto con miembros del gobierno de Cuba y de Venezuela. Ya Juan Guaidó ha admitido que el régimen castrista de la isla es pieza clave para lograr una transición en Venezuela.
Para este proceso, a diferencia de intentos anteriores, el apoyo de la comunidad internacional ha sido determinante. Incluso aliados del chavismo como Rusia o China han dado su respaldo a los encuentros en Barbados, que también cuentan con el visto bueno de Estados Unidos.
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¿De qué se han enterado otros?
El portal AlNavío.com confirma que el hermetismo en Barbados es absoluto, «lo cual es un síntoma de que se discute a conciencia, y a conciencia se quiere arribar a resultados, a acuerdos. Se sabe, eso sí, como lo adelantó en exclusiva el diario ALnavío, que la agenda la copan 6 puntos. Están sobre la mesa, y sobre ellos se esperan anuncios. Son los puntos en los que se avanzó en Oslo y fueron a consulta en Caracas, y ahora son objeto de una dinámica más concreta». Dice la nota que «la discusión ya entró en el terreno de lo concreto».
En Cronica.uno afirman que «tras los bastidores de Noruega-Barbados hay un nuevo actor con mucho peso y muy determinado a recuperar lo antes posible todo lo que ha perdido en los últimos años: los testaferros del madurismo» y citan a una fuente que detalla: “Los testaferros están presionando por una solución. Porque se les libere la plata que junto a los funcionarios de Maduro, se robaron. Esa es una presión muy fuerte para el régimen. Claro que ellos no están sentados en la mesa directamente, pero presionan”.
HispanoPost publica que «la tarea es no levantarse hasta que se defina un cronograma electoral» y añaden que «la incorporación del canciller Jorge Arreaza, pese a todas las reacciones adversas que hubo al principio, ha generado un clima distinto por su posición abierta a discutir y llegar a un acuerdo. Es así como la salida del concilio de Delcy Rodríguez ha hecho que las conversaciones fluyan más, reveló una fuente ligada al sector diplomático».
Por otra parte, HispanoPost divulga una afirmación de una fuente oficialista que dice: “Maduro cree que puede ganar las elecciones o lo podría hacer uno de sus representantes, porque confía en que la oposición eventualmente se dividirá”.