Gobierno admite que el precio real de la caja CLAP equivale a seis salarios mínimo
Por primera vez una instancia de gobierno admite oficialmente el valor de mercado de la caja de productos que conforma el puntal de su política social, reconociendo así los efectos de la hiperinflación
Casi seis salarios mínimo es lo que realmente necesitaría una familia para medio comer con los pocos alimentos distribuidos en las cajas de los Comités Locales de Abastecimiento y Producción (CLAP), las cuales solo contienen carbohidratos y granos. El subsidio del gobierno no incluye proteínas animales como huevos, carne, pollo o pescado, alimentos que en el mercado rebasaron el sueldo mínimo (Bs. 40.000).
El precio real de una sola caja es de 235.000 bolívares, es decir, 5,8 sueldos mínimos, según un documento de la Fundación para el Desarrollo Endógeno Comunal Agroalimentario (Fundeca), ente del Gobierno del Distrito Capital encargado de la distribución en el municipio Libertador, circulado por consejos comunales. Y en los pocos hogares donde llega cada quince días el monto que se tendría que desembolsar al mes subiría a 470.000 (casi 12 salarios mínimos).
Es la primera vez que una instancia del gobierno admite oficialmente el valor de mercado de la caja de productos que conforma el puntal de su política social, reconociendo así los efectos de la hiperinflación, que en los siete primeros meses del año se ubicó en 1.579% según la Comisión de Finanzas de la Asamblea Nacional (AN).
Fundeca calcula el costo de la caja multiplicando los precios de mercado de los últimos cinco rubros que “llegaron al puerto de La Guaira” por la cantidad distribuida de cada uno de esos alimentos. Señala que cuatro kilos de arroz cuestan Bs. 58.000 en el mercado caraqueño, dos de harina de maíz precocida Bs. 25.000, tres de pasta Bs. 48.000, dos de granos Bs. 48.000 y un kilo de leche Bs. 56.000.
También detalla que el flete por caja desde el puerto de La Guaira hasta Caracas es de 9.230,77 bolívares y que el transporte desde el centro de acopio hasta la comunidad es de 2.500 bolívares. Los gastos administrativos y operativos (centro de acopio, montacargas, precintos y papelería) son 1.400 bolívares y el costo de la caja a Fundeca 2.000 bolívares.
Por esta razón, el gobierno evalúa subir el precio de las cajas de 6.000 a 15.000 bolívares en Caracas, lo que representaría un incremento de 150%. Fundeca indica que las familias “se ahorrarían” 220.000 bolívares.
Pero fue pospuesto
En la Misión Vivienda Venezuela de Ciudad Tiuna, un sector dentro del complejo militar de Fuerte Tiuna conocido popularmente como Los Chinos, el aumento fue un hecho al menos por cuatro días.
El 21 de agosto, la jefa del CLAP de uno de los edificios del urbanismo informó a los vecinos por un grupo de WhatsApp que debían transferir los 15.000 bolívares a la cuenta bancaria de su respectivo vocero del CLAP del piso.
En cada uno de los quince pisos de ese edificio de la Misión Vivienda hay ocho apartamentos, por lo que serían 1,8 millones de bolívares en total.
“Vecinos del piso 13 por favor pagar sus cajas. Mañana transfiero y su vocero aún no recibe nada”, dijo la jefa del CLAP por el grupo.
Sin embargo, cuatro días después, el 25 de agosto, cuando los jefes del CLAP de la Misión Vivienda debían transferir los bolívares recaudados a Fundeca, la líder del consejo comunal informó que el ajuste del precio de las cajas se pospuso hasta que “se definan algunos términos con el ente rector Ministerio de Alimentación”.
“Siendo así, se mantiene el precio de la caja en Bs. 6.000. Para aquellos que ya hicieron el aporte a Fundeca por haber sido autorizados a recaudar, se montará una logística para la respectiva devolución. Mis más sinceras disculpas por las complicaciones que esto conlleva. Seguimos trabajando de la mano con la labor que vienen realizando en cada una de sus parroquias. Un gran abrazo y un saludo revolucionario y solidario a ustedes”, añadió la jefa del CLAP.
Vecinos de la Misión Vivienda en Fuerte Tiuna rechazaron el aumento. Los asalariados y pensionados, que también reciben 40.000 bolívares mensuales, aseguraron que si el gobierno ejecuta el incremento quedaría poco o prácticamente nada del ingreso mínimo.
“Estoy en desacuerdo con el aumento del valor de la caja porque con la inflación que hay y el poco ingreso que recibimos de 40.000 bolívares es imposible cubrir otros gastos como el transporte, mucho menos las medicinas y las proteínas que no trae la caja”, expresó Alirio de León, vecino de Ciudad Tiuna.
Lo que el gobierno está haciendo es un perjuicio con la clase más desfavorecida. Hay muchas personas que no tienen los 40.000, que incluso hacen un sacrificio para conseguir los 6.000 bolívares. Imagínese usted si aumentan la caja a 15.000…”, añadió el beneficiario
Persisten las irregularidades
Las denuncias de los subsidiados sobre retrasos en las entregas, la reducción de su contenido, la mala calidad de los alimentos y por el uso del subsidio con fines políticos se escuchan en las comunidades cada vez que llegan las cajas.
“El gobierno se ha aprovechado de la crisis para tratar de controlar a los venezolanos a través del estómago, y por eso en los sectores populares, sobre todo en los grupos más vulnerables, los CLAP se han convertido en una parte fundamental para poder sobrevivir en medio de la crítica situación”, asegura Marco Antonio Ponce, coordinador general del Observatorio Venezolano de Conflictividad Social (OVCS).
El pasado 15 de agosto la caja llegó más vacía a Quebrada de Cúa, un sector popular ubicado en el estado Miranda. No trajo caraotas, atún, aceite, azúcar, mayonesa ni salsa de tomate. Solo les llegó cuatro kilos de arroz, dos kilos de pasta, dos lentejas y un kilo de leche.
Todo lo que faltó es importante. Nadie tiene dinero para comprar un kilo de caraotas en 30.000 bolívares que es lo que cuesta en la calle. El atún, aunque es de mala calidad, saca de apuros”, dijo una beneficiaria, quien solicitó el anonimato
Los subsidiados habían pagado 6.000 bolívares por la caja y 2.000 bolívares por el transporte.
En el barrio José Félix Ribas, en Petare, más de 400 familias dependen del CLAP para medio comer. “Esa gente no come porque sus salarios no alcanzan para nada, a veces incluso ni para pagar los 6.000 bolívares que cuesta la caja. Algunas personas solo ganan 15.000 o 20.000 bolívares semanales que se les acaba en un kilo de harina”.
En julio, Luis Vicente León, economista y presidente de la consultora Datanálisis, aseguró que la proporción de venezolanos que recibe la caja se elevó de 47% a 83% en los últimos doce meses, un aumento de 36 puntos porcentuales.
Explicó que el crecimiento en términos de penetración de las políticas sociales se debe a la crisis económica del país que ha empobrecido aún más a la población e impide que los venezolanos puedan sobrevivir con los ingresos y salarios promedios. El incremento también responde a la búsqueda del gobierno de Maduro de un mayor control social para evitar que se recrudezcan las protestas o la participación social en acciones convocadas por la oposición.
El informe sobre la situación de los derechos humanos en Venezuela que la Alta Comisionada de las Naciones Unidas para los DDHH, Michelle Bachelet, presentó el 5 de julio en Ginebra, asegura que las cajas CLAP no cubren las necesidades nutricionales de la población. Señala que las políticas económicas y sociales adoptadas durante la última década han debilitado los sistemas de producción y distribución de alimentos, aumentando la cantidad de personas que dependen de programas de asistencia alimentaria.