Bomberos de La Urbina solo están para pedir auxilio
Sin equipos, camiones ni ambulancias, la estación 19 de los Bomberos del Distrito Capital no tiene capacidad para atender ninguna llamada de emergencia
Con voz sonora, el colector de la unidad de transporte público advierte a los pasajeros que llegaron a su parada. “Cementerio de los bomberos, cementerio de los bomberos”, vocifera para que todos escuchen en la camionetica de la ruta Metro Dos Caminos – Petare, una mordaz expresión que resume el lamentable estado en el que se encuentra el parque automotor de los Bomberos de La Urbina, al noreste de Caracas.
Con todas las unidades inhabilitadas, la estación #19 de los Bomberos del Distrito Capital es textualmente un cementerio en el cual se exhiben los cascarones de camiones cisternas, tanques, ambulancias, pick ups y otros vehículos que en algún momento sirvieron a los efectivos asignados a esta sede cumplir con la más abnegada de las labores: salvar vidas.
“En noviembre pasado casi nos matamos mi compañero y yo en la última unidad que teníamos disponible”, narra uno de los efectivos adscritos a la estación que por razones obvias pide el anonimato. Comenta que mientras descendían desde la autopista Gran Mariscal de Ayacucho hacia la urbanización Turumo, los frenos de la unidad no respondieron ante la pronunciada bajada, con el consecuente volcamiento. “Nos salvamos de milagro. Desde entonces no contamos con ningún camión”, acota.
Los efectos son evidentes: “si nos llaman por algún incendio lo que podemos hacer es llamar a otras estaciones para ver cuál puede venir a apoyarnos. Igual si ocurre un accidente de tránsito u otro tipo de siniestro… Imagine lo que pasará si ocurriera una catástrofe general como inundaciones o un terremoto”, comenta otro de los uniformados con evidente muestra de frustración.
De hecho, semanas atrás, cuando por combustión interna una unidad del Metrobús se incendió en plena avenida Rómulo Gallego, fueron efectivos y unidad de la estación Petare los encargados de apagar el fuego. “No tenemos cómo hacerlo”, dijo uno de los efectivos.
Algo similar ocurrió en marzo pasado, cuando en plena crisis por el gran apagón nacional una vela utilizada para alumbrar la penumbra de una construcción de madera y cartón provocó un incendio de grandes proporciones en el barrio San Isidro de Petare: ante la falta de equipos y personal, fueron sus pares de Catia y El Valle los encargados de sofocar las llamas que consumieron al menos 17 viviendas.
“Solo quedamos para pedir ayuda a otras estaciones”, rematan los efectivos que se atrevieron a dar la información de manera extraoficial, pues los superiores de la estación La Urbina insisten en no estar autorizados para declarar. “Para cualquier información deben solicitarla al cuartel general. Nosotros no podemos declarar”, aseguran.
Lo que sí queda en evidencia es el estado de indefensión en la que se encuentra la población caraqueña -y de La Urbina en particular-, ante el total abandono de un servicio prioritario para cualquier sociedad, pero casi inexistente en la Venezuela del siglo XXI.