Gobierno no aplica la igualdad a la hora de distribuir las cajas CLAP
El programa de subsidio de alimentos creado por Nicolás Maduro en 2016 no llega a todos los hogares por igual. El contenido, el precio, el origen de los productos y la frecuencia de entrega varían según la densidad demográfica de las parroquias receptoras, revela la ONG Ciudadanía en Acción, que demuestra que el gobierno privilegia a las comunidades densamente pobladas
Al hogar de Rosiris Hernández, beneficiaria y jefa de calle en el barrio José Félix Ribas de Petare, el CLAP llegó en agosto con una leche, un arroz, una lenteja, dos paquetes de un kilo de pasta corta, y 8 kilos de pasta larga (diez empaques de 500 gramos y tres de un kilo).
Dos casas más allá, Francisca González recibió una caja muy distinta, a pesar de vivir en la misma calle y haber pagado el mismo precio: 6.500 bolívares. En el hogar de González, el CLAP llegó en agosto con seis kilos de fideos, dos de lenteja, una harina, un arroz y una leche descremada.
“No todos recibimos las mismas cajas y no nos dan explicaciones, ellos solo saben decir ‘bloqueo económico’. Estuvimos esperando desde las 2:00 pm del 22 de agosto y llegaron en la madrugada del día siguiente y destapadas. Faltaron casi treinta cajas que nos las dieron el domingo siguiente”, relató Hernández, líder del CLAP en el barrio, donde más de 400 familias dependen de la caja para comer a medias.
El contenido no es lo único que varía en las cajas de los Comités Locales de Abastecimiento y Producción (CLAP), programa de subsidio de alimentos creado por Nicolás Maduro en 2016 que por la escasez y el severo ciclo hiperinflacionario que azota al país –2.674% entre enero y agosto de 2019– se ha vuelto imprescindible en los hogares más vulnerables. Menos de 10% de las familias venezolanas realmente dependen del CLAP para comer, según la ONG Ciudadanía en Acción.
Más lejos y poquito
Los tiempos de entrega tampoco coinciden en todas las comunidades, lo cual demuestra que el gobierno de Maduro no aplica el ideal de igualdad en la distribución de las cajas. Según Ciudadanía en Acción, el Estado privilegia a las comunidades densamente pobladas.
La ONG ha identificado las irregularidades que envuelven al CLAP en un estudio que realiza todos los meses sobre las parroquias receptoras, las cuales clasifica en cuatro clases según la densidad demográfica. Por ejemplo, en las comunidades densamente pobladas, con predominio de sectores D y E ubicadas en las once principales urbes nacionales (parroquia tipo 1), las cajas tardan en llegar aproximadamente un mes, y cuando llegan las familias las reciben casi completas. En esta clase entra el barrio José Félix Ribas de Petare.
En contraste, en las parroquias de densidades poblacionales medias-bajas en ciudades intermedias y pequeñas, con baja concentración de actividades productivas y burocráticas (tipo 3), los beneficiarios pueden pasar dos meses sin retirar el CLAP y cuando llega es prácticamente media caja, en comparación con las que reciben las familias de las parroquias tipo 1.
En Macarao, una de las 22 parroquias del municipio Libertador de Caracas y que califica como tipo 3, los hogares subsidiados no reciben el CLAP desde el 10 de julio. Llevan dos meses sin el CLAP. Aquella vez solo les llegó con tres harinas de maíz, dos paquetes de arroz, uno de azúcar, un aceite y medio kilo de pasta.
Entretanto, en Ruperto Lugo, Catia, una zona popular ubicada en el oeste de Caracas, la caja de agosto llegó con una leche, dos kilos de arroz, una harina de maíz, un kilo de caraotas y tres paquetes de 250 gr de pasta, cuando antes llegaban seis. Faltó aceite, azúcar, mayonesa, salsa de tomate, lentejas y atún que anteriormente contenía. La leche siempre llega, una más mala que la otra.
En la calle El Tanque, también en Catia, las casas pueden pasar un mes y medio esperando el mensaje del consejo comunal que avise la llegada del CLAP. Por el contrario, a los hogares de otra calle de Ruperto Lugo, El Molino, las cajas llegan todos los meses y contienen los productos que faltan en las cajas que reciben otras familias del sector.
“No sabemos si nos sacan los productos para meterlos en las cajas de otras personas o para venderlos”, dijo Eugenia, vecina., quien sospecha del mensaje que el consejo comunal envía por un grupo de WhatsApp donde informa la venta de un kilo de azúcar en 10.500 bolívares.
Respecto al precio, familias que residen en la parroquia Altagracia pagaron 10.500 bolívares por la bolsa CLAP de septiembre. El Estado Mayor de Alimentación informó que el subsidio tiene un precio de 7.000 y aparte los hogares deberán cancelar 3.500 bolívares (solo en billetes de 100 y de 500 bolívares) por el transporte «y otros gastos» desde el almacén del Mercal en La Yaguara hasta el punto de distribución en el sector. Por el contrario, en Caricuao algunas personas ya pagaron la bolsa CLAP de septiembre por solo 2.000 bolívares.
Al centro de Caracas, las cajas llegan cada mes con menos productos. En agosto las familias de La Concordia recibieron dos kilos de arroz, uno de azúcar, dos harinas de maíz, un kilo de lentejas y un paquete de cinco kilos de pasta, cuando anteriormente pagaban por una caja que también traía alimentos como caraotas, cinco kilos de harina de maíz y aceite. La caja de agosto les costó apenas 2.500 bolívares, 4.000 bolívares menos de lo que pagaron ese mismo mes en José Félix Ribas.
El CLAP desaparece
De acuerdo con Ciudadanía en Acción, entre febrero y agosto de 2019 la cobertura del CLAP cayó 45% al bajar el número de familias receptoras de 4,68 millones a 2,57 millones. En agosto la caja no llegó en más de la mitad de los 6 millones de hogares que Maduro dice “proteger”. En ese mes 3,57 millones de familias no recibieron el subsidio.
El número de cajas entregadas por mes aumentó de 6.016.478 en enero a 11.602.653 unidades en febrero, el mes más conflictivo del año hasta ahora, pues fue cuando los venezolanos volvieron a movilizarse luego de que el diputado Juan Guaidó, presidente de la Asamblea Nacional (AN), fue juramentado el 23 de enero como presidente encargado de Venezuela.
“No es coincidencia que en un mes tan álgido como lo fue febrero el Estado hiciera ese esfuerzo. En ese mes casi el 70% de las familias recibieron el CLAP y se incrementó también en forma sustancial el número de cajas entregadas. Pero cuando disminuye la conflictividad política o social, también disminuye la cobertura”, dijo el especialista en desarrollo y seguridad alimentaria Edison Arciniega, director ejecutivo de la ONG.
En efecto, del segundo mes del año a agosto la cantidad de paquetes CLAP distribuidos bajó 73,9% al disminuir de 11.602.653 a solo 3.026.267 cajas entregadas por mes.
Por otro lado, el tiempo de entrega de las cajas pasó de 35 días en promedio a inicios de año, a 44 días en agosto. El peso también varió: pasó de 15,56 kilos a 11,204 kilos.
“Estamos ante la pésima noticia para las familias venezolanas de que el único suministro que estaba llegando en condiciones de emergencia para las poblaciones en vulnerabilidad está desapareciendo, lo que conlleva a un incremento de la vulnerabilidad alimentaria, de la desnutrición aguda y aumento o sostenimiento de la desnutrición crónica”, expresó Arciniega.
Arciniega afirmó que la distribución de los CLAP ha caído en cobertura, en el número de cajas asignadas y en el peso. Recordó que en 2016, cuando Maduro creó su programa de subsidio de alimentos, se entregaban 12 rubros por caja, la cual pesaba 19 kilos.
Pero ni siquiera el contenido de la caja establecido en la normativa del 6 de junio de 2016 del Ministerio de Alimentación satisface los requerimientos de macronutrientes básicos. Los dos kilos de harina de maíz y de trigo, los cuatro de arroz blanco, los dos de pasta alimenticia, el kilo de azúcar refinada, los dos de caraotas y de lentejas, los 0,56 de atún enlatado, el 1,68 litro de aceite mezcla de soya, 0,2 de mayonesa y el litro y medio de sucedáneo lácteo suman 19,14 kilos, peso que apenas cubre 11,57% del requerimiento en kilos de alimentos de una familia de acuerdo a la dieta prototipo. Se necesitarían entre 6 y 7 cajas CLAP normativas por familia.
El 15 de agosto la caja llegó más vacía a Quebrada de Cúa, un sector popular ubicado en el estado Miranda. No trajo caraotas, atún, aceite, azúcar, mayonesa ni salsa de tomate. Solo les llegó con cuatro kilos de arroz, dos kilos de pasta, dos lentejas y un kilo de leche
«Todo lo que faltó es importante. Nadie tiene dinero para comprar un kilo de caraotas en 30.000 bolívares que es lo que cuesta en la calle. El atún, aunque es de mala calidad, saca de apuros”, dijo una beneficiaria, quien solicitó el anonimato. Las personas pagaron 6.000 bolívares por la caja y 2.000 bolívares por el transporte.
Ni pica ni se extiende
Entretanto, Maduro insiste en que “ni con un millón de sanciones” el gobierno de Estados Unidos detendrá los CLAP. “Continuará a pesar de las sanciones y del bloqueo económico decidido por Donald Trump en los EEUU contra Venezuela. El CLAP pica y se extiende”, dijo recientemente.
Prometió que garantizará los CLAP con producción nacional ya que “las medidas recrudecidas de Donald Trump propiciadas por la oposición venezolana afectaron la importación” de los alimentos. Indicó que compraban con divisas la mitad de los CLAP en países como México, Rusia y Turquía.
Según Ciudadanía en Acción, la principal política de asistencia alimentaria de la población implica una inversión por parte del Estado en términos ideales de más de 200 millones de dólares por mes.
El economista Manuel Sutherland afirma que las sanciones potencian la efectividad de programas de asistencia social “de índole populistas y clientelar” porque incrementan notablemente las limitaciones para importar y conseguir alimentos.
“Culpar a las sanciones de la crisis no tiene ningún sentido, pero sí dificultan mucho la recuperación de la economía y deprimen más económicamente a la población, lo cual hace que haya un aumento en la dependencia social con el gobierno. No es la vida ideal. En situaciones de mayor miseria, los planes de asistencia llegan a ser incluso muy superiores a los salarios, ya que estos descienden muy gravemente”.
A su vez, Marco Antonio Ponce, coordinador general del Observatorio Venezolano de Conflictividad Social (OVCS), asegura que Maduro se ha aprovechado de la crisis para tratar de controlar a los venezolanos a través del estómago, y por eso en los sectores populares, sobre todo en los grupos más vulnerables, los CLAP se han convertido en una parte fundamental para sobrevivir en medio de la crítica situación
El informe sobre la situación de los derechos humanos en Venezuela que la Alta Comisionada de las Naciones Unidas para los DDHH, Michelle Bachelet, presentó en julio en Ginebra y cuya actualización entregó este 9 de septiembre, asegura que las cajas CLAP no cubren las necesidades nutricionales de la población. Señala que las políticas económicas y sociales adoptadas durante la última década han debilitado los sistemas de producción y distribución de alimentos, aumentando la cantidad de personas que dependen de programas de asistencia alimentaria.