Caracas dejó de ser un subsistema eléctrico privilegiado
A juicio del ingeniero eléctrico Víctor Poleo «actualmente es imposible estabilizar el Sistema Eléctrico Nacional (SEN)» y considera que en los próximos días «la inestabilidad se agravará»
Los bajones de electricidad también se están volviendo comunes en Caracas, ciudad que hasta hace poco se mantenía «blindada» ante las fallas eléctricas que azotaban al resto del país. A diario hay caídas de tensión en distintas zonas de la capital y hasta apagones sectoriales que se pueden prolongar por varias horas.
El último boletín del Observatorio Venezolano de Servicio Públicos de agosto de 2019, indica que Caracas es la séptima ciudad más afectada por los apagones: solo 8% de la capital se enfrenta diariamente a fallas del servicio. Los primeros lugares los ocupan Valencia, San Cristóbal y Maracaibo.
«Ya no es Caracas un subsistema eléctrico privilegiado en el concierto de los subsistemas eléctricos nacionales: Zulia-Andes, Centro-Occidente, Oriente y Guayana», afirma Víctor Poleo, exviceministro de electricidad de Energía y Petróleo.
Agrega que «el formidable sistema interconectado nacional construido en la segunda mitad del siglo XX hoy está desarticulado y apenas nutrido por las hidroeléctricas del Caroní, tal vez lo único que queda en pie en Venezuela«.
Para Poleo, el Caroní no es suficiente para atender la demanda nacional, por lo que es preciso energía complementaria en los distintos subsistemas eléctricos nacionales, energía de origen termoeléctrico; es decir, generada con gas, diésel y fueloil.
Este sistema complementario de generación termoeléctrica «no está activo casi en su totalidad por dos razones: la ruina mecánica de sus equipos de generación y las carencias de combustibles», detalla el especialista.
De acuerdo con Poleo, la demanda de electricidad se ha venido a menos en el país desde el año 2005 tras el cierre de empresas, expropiaciones y la migración de la población. Recuerda que la demanda actualmente se encuentra en 9.000 MW, cuando debería ubicarse en 24.000, pero «la potencia que el Caroní está enviando al norte es de 6.000 MW», dice.
El experto asevera que el déficit nacional es de al menos 30% y parece que se «redistribuye al azar entre los subsistemas regionales, excepto Zulia/Andes que quedan a su suerte y con racionamientos casi que totales».
¿Por qué siguen los bajones?
El ingeniero eléctrico asegura que en la actualidad la potencia activa en Caroní es de 12.500 MW, a pesar de que su capacidad instalada nominal es de 15.000 MW, ello debido a que hay turbinas en mantenimiento y reemplazo. La potencia total está distribuida de la siguiente manera: 10.000 MW en Guri, 2.500 en Macagua y 2.400 en Caruachi, explica.
Víctor Poleo también afirma que en la hidrológica del sur «hay 3.000 MW ociosos que antes alimentaban a las hoy inactivas industrias de Guayana» y sostiene que el Caroní podría enviar 9.000 MW en la líneas de 765 kV y 400 kV; «pero se inhibe de enviar 3.000 MW más por riesgos de inestabilidad y de salida de sincronismo».
Detalla que «sin compensación termoeléctrica en el resto del sistema interconectado nacional surgen los problemas de estabilidad y sincronismo eléctricos que, en el caso de Caracas, dan lugar a fluctuaciones de voltajes y apagones transitorios, mientras que en el caso de Zulia/Andes provocan carencias casi totales de electricidad. Los restantes subsistemas nacionales se encuentran atrapados en el viacrucis de estos dos extremos», aclara Poleo.
Este ingeniero compara el sistema nacional interconectado con una bailarina con los tobillos rotos: «tan cuidadoso y robusto fue el diseño y construcción del sistema del siglo pasado como vulnerable y frágil lo es hoy», dice.
Asevera que la ruina del subsistema eléctrico de Caracas inició en 2010 cuando Alí Rodríguez era ministro de Energía Eléctrica, tras el despilfarro y la corrupción, la ausencia de mantenimiento, inexistencia de inversión genuina y aniquilación de los recursos humanos históricos.
Sin el equilibrio de Tacoa
Días atrás, el ingeniero eléctrico Miguel Lara aseguró a TalCual que si la central termoeléctrica Ricardo Zuloaga, mejor conocida como Tacoa, fuese recuperada le «daría un equilibrio total a la capital«.
Explica que la situación en Caracas es similar a lo que acontece en todas las otras grandes ciudades del país, donde la infraestructura eléctrica, por abandono y abuso, ya alcanzó un nivel de deterioro que no permite dar un servicio con un mínimo de confiabilidad, y agrega que el daño del sistema eléctrico no excluye a Tacoa sino que más bien afecta a todas las líneas y subestaciones de transmisión y distribución de electricidad de la región capital.
El especialista confirma que Tacoa está prácticamente paralizada y enfatiza que su recuperación no es tan cuesta arriba, pero que existe poco interés en rescatar esas unidades. «Pudiera ser un punto fuerte para estabilizar el suministro eléctrico en la región capital. Esas unidades es posible reactivarlas, pero tienen sus tiempos, sus inversiones y sus recursos»
Para Miguel Lara es lógico inferir que si no hay un cambio político en el país el sistema eléctrico continuará deteriorándose y la sociedad venezolana tendrá cada día un peor servicio eléctrico.
Imposible estabilizar
A juicio del ingeniero eléctrico Víctor Poleo actualmente es imposible estabilizar el Sistema Eléctrico Nacional (SEN), y considera que en los próximos días la inestabilidad se agravará. De allí que afirma que apagones como los del pasado mes de marzo «son inevitables porque no hay seguridad alguna ni confiabilidad operacional en el SEN».
Para recuperar las hidroelécticas del Caroní, piedra angular del SEN, estima necesaria la participación de empresas internacionales que ayuden a rearmarlas tras los 15 años de destrucción.
Por su parte, Lara asegura que para recuperar y restablecer el sistema eléctrico se requieren al menos 15 mil millones de dólares, siendo la prioridad rescatar y recuperar las 64 unidades en las centrales hidroeléctricas del país.
El especialista eléctrico especifica «del inventario de más de 300 unidades térmicas solo se deben recuperar aquellas que están inoperativas y que técnica y económicamente se justifiquen en función de su impacto positivo sobre el servicio eléctrico y de la disponibilidad de combustibles fósiles disponibles para su operación; preferiblemente gas».
Lara afirma que estas acciones son más económicas y las más rápidas porque recuerda que «a medida que avance el tiempo, la recuperación y los montos de dinero que se requieren aumentarán. Es urgente que salgan los que generaron este desastre», concluye.
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