Crisis en Cataluña | Protestas colapsan el aeropuerto de Barcelona
Tanto en Barcelona como en otras ciudades de la comunidad autónoma miles de ciudadanos han salido a la calle para rechazar las condenas a los líderes independentistas
La indignación por las sentencias a los líderes independentistas de Cataluña se concentraron este lunes en hora de la tarde de España en el aeropuerto de El Prat de Barcelona, que tiene sus accesos colapsados, destaca El País.
Miles de personas se concentraron frente a las puertas de la Terminal 1. Otras tantas se dirigieron hacia allí a pie, lo que provocó también cortes en las entradas por carretera.
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La movilización obligó a cancelar 67 de los 1.066 vuelos programados, según informa Aena.
Los accesos desde el metro han estado interrumpidos algunas horas y a media tarde, la tensión se centró en el exterior de la terminal, donde los Mossos d’Esquadra (policía) han cargado ante la «fuerte presión» de los concentrados y para evitar que «accediesen violentamente» al interior del aeropuerto.
En la actuación, criticada por su dureza, dispararon proyectiles de viscoelástica. Al menos tres periodistas resultaron heridos. A través de las redes sociales, la policía catalana ha recordado que este tipo de acciones son un delito grave.
Hasta 13 años de cárcel
Las primeras protestas por la sentencia condenatoria del Tribunal Supremo de España a los líderes independentistas catalanes se produjeron en Barcelona y en otros puntos de las principales ciudades, con concentraciones espontáneas, cortes de carreteras y de algunas calles de la capital, refiere La Vanguardia.
La plataforma Tsunami Democràtic, que canaliza las protestas y la respuesta a la sentencia, no ha desvelado hasta las 13:00 horas (local) la convocatoria en el aeropuerto de Barcelona-El Prat, pero antes ya había habido cortes intermitentes y marchas lentas en las principales arterias de la ciudad.
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Las columnas de estudiantes han llegado sobre las 12:00 horas a plaça Universitat y la convocatoria de Tsunami Democràtic era a las 13:00 horas en plaça Catalunya. De ahí han partido los manifestantes. Algunos iban a pie, otros en transporte público y otros en coche.
Fuera de la capital catalana, en Girona, Tarragona, Manresa, Lleida, Sabadell o en la Universitat Autònoma de Barcelona (UAB) ha habido concentraciones y cortes de calles.
En el Parlament también ha habido una concentración y el president de la Generalitat, con todo el Govern en bloque, ha hecho una declaración institucional en el Palau de la Generalitat.
Tanto en El Prat como en la estación de Sants, se había implementado un fuerte dispositivo de seguridad que ha impedido que haya acciones de protesta a primera hora.
Se trata de las primeras protestas, para finales de semana hay convocadas varias marchas por parte de la Assemblea Nacional Catalana (ANC) que están llamadas a colapsar las carreteras desde el miércoles hasta el viernes, cuando hay convocada una huelga general por parte de los sindicatos independentistas y una gran manifestación. Además, se prevé otra gran manifestación para el 26 de octubre, cuando el mundo local también acudirá a Barcelona.
Líderes independentistas sentenciados
Nueve líderes independentistas catalanes fueron condenados este lunes (14.10.2019) a penas de entre 9 y 13 años de cárcel por el fracasado intento de secesión en 2017, una decisión que relanzará la tensión en Cataluña, que el separatismo mantiene en ebullición desde hace casi una década, destaca AFP.
La sentencia devuelve la cuestión catalana al centro del debate político, a pocas semanas de las elecciones legislativas del 10 de noviembre.
En Barcelona ya se estaban organizando las primeras movilizaciones independentistas, y a las 20:00 (hora local) están previstas manifestaciones en toda Cataluña.
«100 años de prisión en total. Una barbaridad. Ahora más que nunca, a vuestro lado y al de vuestras familias. Toca reaccionar, como nunca», afirmó el expresidente regional Carles Puigdemont, huido de la justicia española a Bélgica y sobre el que pesa una orden de detención en España.
«Hay una parte de Cataluña que quiere entrar en un conflicto con la idea de Estado», pero «hay que buscar un punto de encuentro», comentó por su parte José Luis Ábalos, ministro de Fomento y hombre de máxima confianza del presidente socialista Pedro Sánchez.
El exvicepresidente catalán, Oriol Junqueras, recibió 13 años de prisión por sedición y malversación, la más dura de las penas contra los doce separatistas procesados de febrero a junio por el Tribunal Supremo, en Madrid.
Volveremos más fuertes
Los jueces descartaron la acusación de rebelión elevada por la fiscalía, que había solicitado 25 años de prisión contra Junqueras, líder del partido Izquierda Republicana de Cataluña (ERC), principal acusado en este juicio histórico en ausencia de Puigdemont.
Una sentencia que el propio Junqueras aprovechó para llamar a la movilización, en una carta publicada en la web de su partido. «Volveremos, y volveremos más fuertes (…) no tengáis ninguna duda, volveremos y ganaremos», escribió.
Otros ocho independentistas, en algunos casos encarcelados desde hace casi dos años, recibieron condenas de 9 a 12 años de prisión por sedición, y algunos de ellos, por malversación.
Son la expresidenta del Parlamento catalán Carme Forcadell (11 años y medio), el expresidente y presidente de las influyentes asociaciones independentistas ANC y Omnium Cultural, Jordi Sánchez y Jordi Cuixart (9 años para cada uno), y cinco antiguos ministros regionales.
Los tres restantes son exmiembros del gobierno catalán de Puigdemont, que estaban en libertad condicional y fueron condenados cada uno a una multa de 60.000 euros por el delito de desobediencia.
Los doce fueron juzgados por haber organizado el 1 de octubre un referéndum de autodeterminación ilegal, marcado por imágenes de violencia policial que dieron la vuelta al mundo, y la proclamación el 27 de ese mes en el Parlamento regional de una «República catalana» que nunca se materializó.
El juicio tuvo como epicentro la cuestión de si hubo o no violencia, una noción que sustentaba el cargo de rebelión presentado por la fiscalía contra nueve de los acusados.
En su sentencia, el Supremo dio por «probada la existencia de violencia». Sin embargo, esta careció de «funcionalidad», y «el Estado mantuvo en todo momento el control de la fuerza, militar, policial, jurisdiccional e incluso social», lo que convirtió el propósito independentista «en una mera quimera».
La calle se calienta
En Barcelona, las primeras reacciones no se hicieron esperar. Simpatizantes independentistas cortaron varias calles y el ‘Tsunami Democrático’, una nueva plataforma independentista, convocó «a la gente que vive fuera de Barcelona a desplazarse a la capital», para engrosar las protestas.
El FC Barcelona también se sumó a las reacciones: «la prisión no es la solución», y «la resolución del conflicto que vive Cataluña pasa exclusivamente por el diálogo político», indicó en un comunicado.
La tentativa de secesión de Cataluña, una región de 7,5 millones de habitantes, significó la peor crisis política en España desde el fin de la dictadura de Francisco Franco en 1975.
Integrado por partidos que difieren en el plano político, el movimiento separatista, que controla el gobierno regional, hizo causa común en llamar a la «desobediencia civil» en caso de condena del Supremo.
La temperatura comenzó a subir en la región en septiembre, con la prisión provisional dictada a siete activistas independentistas, sospechosos de preparar explosivos y acciones violentas. En respuesta, los secesionistas aprobaron en el Parlamento regional varias mociones en desafío del Estado español.
En plena campaña hacia las legislativas, Pedro Sánchez ha advertido que podría tomar medidas extraordinarias para garantizar la seguridad, como la intervención de la autonomía catalana, ya aplicada en octubre de 2017 en virtud del artículo 155 de la Constitución.