Inédito y peligroso lo que está pasando en la frontera con Colombia, por Beltrán Vallejo
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Lo que está pasando en la frontera con Colombia no tiene antecedentes conocidos en los últimos 50 años de historia militar venezolana.
El secuestro de ocho efectivos de las Fuerzas Armadas de Venezuela, capturados en plenos combates en el Arauca, y la reciente ejecución de un alto jefe de la denominada Segunda Marquetalia, el comandante Jesús Santrich —ultimado por un comando sin identificación precisa dentro del territorio venezolano, según organismos de inteligencia colombianos y según las propias FARC disidentes— ponen al régimen de Maduro y a su élite militar en un escenario incómodo y que quema como la lava de un volcán a punto de estallar.
Nunca antes las armas de la república habían tenido «papas calientes» como estas situaciones, y no determino tajantemente cuál es más delicada que la otra; ambas ponen en entredicho a las Fuerzas Armadas y al régimen. En verdad no entiendo cómo es que los dos eventos no han generado una ola del tamaño de un tsunami en lo que respecta a lo escandaloso y a todo tipo de angustias. Parece que estamos entrando en un callejón sin salida, señor Padrino López, y usted lo sabe.
Sobre el secuestro de estos ocho efectivos y sumado a la capacidad que aquellos bandoleros han demostrado tener para hacernos daño, todo eso ha puesto en entredicho los alardes de sofisticación, tacticismo, despliegue y talante guerrero del cual Padrino López y sus conmilitones se han ufanado por años y años de ditirambo militarista.
¿Qué pasó con la guerra asimétrica, señor Padrino?, de cuyo tema usted y los suyos se han ufanado de expertos y sabelotodo.
Pero también el país se pregunta si están en calidad de prisioneros de guerra nuestros muchachos; y si eso es así, el grupo que los tiene buscaría cierto estatus beligerante ante Colombia, ante Maduro y ante la comunidad internacional.
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Lamentablemente, nuestros efectivos militares sufrirán en carne propia lo que han sufrido durante décadas los secuestrados que siguen estando en cautiverio de los grupos armados del hermano país y que comprende un lamentable e inmenso conjunto de políticos, de empresarios, de sindicalistas y un gran número de efectivos militares y policiales. Sentirán nuestros muchachos lo que es sentirse «objeto para canje» durante no se sabe cuánto tiempo, y no se sabe por cuánto tiempo estarán ellos separados de sus familias, sin hablar del perenne terror que vivirán ellos.
Maduro y Padrino deben llamar cuanto antes a la Cruz Roja y a la ONU y preparar el intercambio de prisioneros con esos faracos, porque tenemos gente de ellos tras las rejas, según se ha informado.
Y por el otro caso, el asunto es terriblemente demostrativo de todo lo que se ha venido denunciando en años sobre la presencia de los líderes de las FARC y del ELN dentro de nuestro territorio y bajo el amparo del madurismo. Se demuestra que no se ha estado «hablando paja» sobre eso, y Maduro y Padrino López, por ahora, están en silencio y se hacen los locos por tamaña desfachatez e irresponsabilidad que ubica al régimen madurista como cómplice y protector de ese sector de las FARC criminal, narcotraficante y que traicionó a los colombianos y al mundo al violar los acuerdos de paz.
¡Jajaja!, pero ahí viene lo otro —tomen nota, señor Padrino, señor Maduro, señor Diosdado, señor Tareck El Aissami y compañía—: que un comando entró aquí sin contratiempo y con efectividad dio de baja al narco. ¡Tomen nota!
¿Qué más puede pasar desde la frontera con Colombia?
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