Ingobernabilidad de Caracas se convirtió en manzana de la discordia en el PSUV
Expertos consultados coinciden en señalar que el clientelismo político y la incompetencia de las autoridades que se han sucedido en los puestos de mando de Caracas, es lo que ha impedido que la ciudad tenga una administración eficiente que resuelva sus problemas y ha terminado por sacar a relucir las pugnas por el poder que existen en el seno del PSUV
Desde mucho antes de la aparición de Hugo Chávez y su “revolución”, la palabra caos era la más atinada para describir la situación de Caracas, la capital de la República, cuyo vertiginoso crecimiento demográfico y falta de planificación urbanística la hicieron pasar de aquella “sucursal del cielo” al infernal caos de los atascamientos de tráfico, la proliferación de barrios, las aglomeraciones de personas, la deficiencia de los servicios públicos y de mecanismos de seguridad ciudadana, y la desconexión entre los diferentes sectores y localidades que, de hecho, constituyen la ciudad.
En ocasión de la Asamblea Nacional Constituyente convocada por el pueblo en 1999, se conformó una comisión que abordó el tema de Caracas y sus múltiples problemas, parte de los cuales deriva de la yuxtaposición de municipios que pertenecen a regiones distintas: por un lado el municipio Libertador, único de la entidad política conocida a partir de entonces como Distrito Capital, y cuatro municipios del estado Miranda que han expandido el espacio de la ciudad, ya que conforman una continuidad con el municipio Libertador y tienen, incluso, menos vinculación con el resto de los municipios del estado al que pertenecen.
El resultado del trabajo quedó plasmado en el artículo 18 de la nueva Carta Magna aprobada en referendo en diciembre de ese año. Caracas debía tener dos instancias un gobierno y se establecía que “una ley especial establecerá la unidad político territorial de la ciudad de Caracas que integre en un sistema de gobierno municipal a dos niveles, los municipios del Distrito Capital y los correspondientes del estado Miranda. Dicha ley establecerá su organización, gobierno, administración, competencia y recursos, para alcanzar el desarrollo armónico e integral de la ciudad. En todo caso la ley garantizará el carácter democrático y participativo de su gobierno”.
Error en la Constitución ha dado paso a la pugna política por el espacio de Caracas
Desafortunadamente, en las disposiciones finales de la Constitución figuró una transitoria que establece que “la ley especial sobre el régimen del Distrito Capital, prevista en el artículo 18 de esta Constitución, será aprobada por la Asamblea Nacional Constituyente, y preservará la integridad territorial del estado Miranda”. Como vemos, a todas luces hubo un error en la redacción de esa disposición, pues el artículo 18 hace referencia a la ciudad de Caracas y no exclusivamente al Distrito Capital, por lo que debió decir Caracas, o en todo caso “del Distrito Metropolitano”. Este yerro tendría lamentables consecuencias en el futuro.
La Asamblea Constituyente cumplió con el mandato de la disposición transitoria y elaboró la Ley Especial del Régimen del Distrito Metropolitano de Caracas, a través de la cual se creó la Alcaldía Metropolitana, que sería la encargada de ejercer el segundo nivel de gobierno de la capital, siendo el primero el de las alcaldías de los respectivos municipios.
Los primeros alcaldes metropolitanos, Afredo Peña y Juan Barreto, ambos vinculados al chavismo al momento de obtener el triunfo electoral, hicieron algunos esfuerzos por coordinar aspectos inherentes a la interacción de los municipios, aseo urbano, seguridad, bomberos, etc. Pero en 2008 ocurrió un hecho que trastocó el destino de la ciudad, el triunfo del opositor Antonio Ledezma.
La respuesta del chavismo fue que, valiéndose de la mayoría que tenían en la Asamblea Nacional aprobaron una ley mediante la que restaron competencias a la Alcaldía Metropolitana y las transferían a una nueva figura creada en una ley: Jefatura de Gobierno del Distrito Capital, que pasaría a ser el segundo nivel del gobierno del Distrito Capital, es decir, ahora no sería Caracas la de los dos niveles, de gobierno, sino que lo sería el Distrito Capital, tomando como base el error plasmado en la disposición transitoria de la Constitución citada anteriormente.
De esta manera, el mismo espacio geográfico (Distrito Capital) pasaría a tener dos autoridades, y se rompería el intento por coordinar el funcionamiento de la ciudad con los otros municipios que la conforman, todo esto sin que la duplicación de autoridades pudiera solventar siquiera los problemas del único municipio que tiene el DC. La asamblea constituyente que convocó Nicolás Maduro y no el pueblo en 2017 terminó de eliminar la figura de la Alcaldía Metropolitana.
Surge la polémica por el espacio de Caracas
Una Caracas inconexa, de aceras rotas, acribillada por huecos en sus calles, con deficiencias en los servicios públicos, donde aguas blancas y/o servidas corren por las calles en distintas parroquias, que es azotada por el hampa, la cual domina incluso sectores de la ciudad, y donde los vendedores ambulantes ocupan las aceras y no se consiguen fiscales de tránsito, pero que cuenta con dos autoridades en el espacio de su municipio más importante, Libertador, se transformaría en manzana de la discordia en el sector gubernamental a finales del mes de enero del presente año, cuando la jefa de gobierno, Jacqueline Faría, al ser entrevistada en el canal de televisión del Estado, expresó que el DC debería abarcar también los municipios Chacao, Baruta, El Hatillo y Sucre del estado Miranda.
De inmediato se produjo una reacción entre los alcaldes de los tres primeros municipios mencionados y que militan en la oposición, quienes rechazaron el planteamiento y alertaron que, tal como establece el artículo 18 de la Constitución, la autoridad metropolitana debe ser electa democráticamente, mientras el jefe de gobierno del DC es designado por el Jefe de Estado.
Sin embargo, la más llamativa reacción se produjo en el propio campo del chavismo, cuando el gobernador del estado Miranda, Héctor Rodríguez, a quien en varias ocasiones se ha señalado como un “protegido” o “delfín” de Nicolás Maduro con miras a una posible sucesión, se unió al coro de los alcaldes opositores expresando que al estado Miranda “no lo divide nadie”.
Dos días más tarde de la entrevista de Jacqueline Faría, Nicolás Maduro informó vía Twitter que había designado a Nahum Fernández, un exconcejal del extinto concejo metropolitano (la instancia legislativa que correspondía a la Alcaldía Metropolitana y que fue eliminada junto con aquella), como nuevo jefe de gobierno del Distrito Capital, esto sin que Faría haya anunciado renuncia alguna, ni tampoco, como ha hecho el mandatario en otras ocasiones, se le agradeciera su gestión y anunciara otras tareas para la funcionaria que, dicho sea de paso, dirige la Misión Venezuela Bella, encargada de la recuperación de espacios físicos a nivel nacional.
He designado como nuevo Jefe del Gobierno de Caracas, a Nahum Jephte Fernandez Molina. Joven revolucionario y luchador, quien desde ahora en adelante estará asumiendo este importante compromiso. A la batalla y a la victoria Nahum, siempre al lado del pueblo caraqueño. pic.twitter.com/0wyQgWIjl3
— Nicolás Maduro (@NicolasMaduro) January 28, 2021
Clientelismo político
En opinión del arquitecto Enrique Larrañaga, el problema no es que Caracas sea ingobernable, sino que ha tenido malos gobernantes y no ha habido un reconocimiento de las nuevas escalas de funcionamiento real de la ciudad y lo que eso exige en términos de organización y gestión administrativa.
“Se ha querido reducir el problema a la creación de instancias de gobierno, instancias administrativas, y eso creo que ha sido uno de los problemas que ha causado más fracaso, porque la insistencia en instancias de gobierno en lugar de objetivos de gestión crea como una avidez, una ansiedad por cuotas de poder, cargos, departamentos, para que haya como muchas posibilidades de repartir, como se ha hecho, las cuotas, las dependencias. Se trata de clientelismo”, argumentó.
A su juicio, quien primero se dio cuenta que había una carencia grave de un instrumento de coordinación integral fue Leopoldo Martínez Olavarría, el presidente del Metro de Caracas para cuando se iniciaron las labores de esta obra (años 70).
Recuerda que entonces se creó la Oficina Metropolitana de Planeamiento Urbano (OMPU), y que Caracas estaba constituida únicamente por dos distritos, el Distrito Federal, que comprendía el municipio Libertador y el espacio geográfico que a partir de 1998 pasó a ser el estado Vargas (hoy estado La Guaira), así como el Distrito Sucre del estado Miranda, que años después se dividió para dar origen a los municipios Chacao y Baruta, y, con la división de este último, El Hatillo.
Resaltó que los primeros alcaldes electos de Libertador y Sucre (Claudio Fermín y Enrique Mendoza en 1989, respectivamente) decidieron no continuar el apoyo económico a la OMPU, que desapareció «de mengua».
El siguiente alcalde de Libertador, Aristóbulo Istúriz (1992-1995), reconoció la necesidad de un órgano de coordinación para el conjunto de municipios de Caracas y que estas ideas llegaron a la constituyente de 1999. Sin embargo, la Carta Magna dejó la tarea incompleta, apenas esbozando el gobierno a dos niveles, por lo que la Comisión Legislativa (llamada popularmente “el congresillo”), que funcionó desde la aprobación de la Constitución (diciembre de 1999) hasta la elección de los nuevos Poderes en agosto de 2000, la que elaboró la Ley Especial que creó la Alcaldía Metropolitana, pero que en su opinión no fue muy específica y permitía el solapamiento de ordenanzas de esta instancia y las alcaldías de los cinco municipios.
Considera que quedaron fuera temas fundamentales como la coordinación de los mercados populares, los cementerios, bibliotecas y conservación del ambiente, entre otros.
Cálculos electorales
Segundo Meléndez, presidente del MAS, y quien en 1999 presidió la comisión encargada de elaborar los artículos correspondientes a la capital de la República, contó a TalCual que la unificación política de Caracas para poder garantizar la gobernabilidad, fue el criterio básico que manejaron los constituyentes en ese entonces.
Explicó que no se determinó que hubiera que “romper” al estado Miranda, separando los cuatro municipios señalados para conformar una entidad con Libertador, sino integrarlos en Caracas, con un mecanismo que pudiera operar a pesar de que los municipios pertenecieran a dos entidades distintas (DC y estado Miranda).
“Creímos que eso era perfectamente posible, pero hay que decirlo seriamente también, hubo quienes, por razones políticas inmediatas, por cálculos electorales, se manejaban en la idea que era una oportunidad para desprender de Miranda los municipios vinculados a la ciudad de Caracas. Fue una idea que no prosperó, y que era bastante minoritaria”, apuntó Meléndez.
Detalló que la idea del gobierno a dos niveles consiste en que los gobiernos municipales tengan sus competencias claramente definidas y que haya un conjunto de otras a nivel metropolitano, para los cuales había que establecer mecanismos de coordinación. “Creemos que eso es perfectamente posible y necesario. Caracas es una ciudad caótica y ese caos hay que resolverlo. Convinimos entonces que ese era el mecanismo adecuado, pero cuando se va al problema concreto vienen las apetencias políticas en cuanto a cómo repartirse competencias y ese tema nunca se solucionó satisfactoriamente”, aseveró.
Meléndez coincidió con Larrañaga en que algunos elementos de la ley que se aprobó en esa oportunidad quedaron incompletos y eso interfirió en el funcionamiento y evitó que fuese eficaz y que la instancia cumpliera las funciones para la cual se había previsto.
Señaló, no obstante, que se sumó a eso al mecanismo de la intervención puesta en práctica por Hugo Chávez y continuada por Nicolás Maduro, mediante la cual en estados y algunos municipios donde el gobierno ha perdido el control (debido a que la oposición ha ganado las elecciones) se aplicó la figura del “protector”, como los ha habido en estados como Miranda, y Táchira y algunos municipios, así como la del jefe de gobierno del Distrito Capital, figuras todas que Meléndez rechaza.
“Mientras se maneje con criterios parciales y particulares no hay posibilidad de resolver ese problema de Caracas. Creo que se debe respetar a las instituciones y sus competencias y creemos que lo establecido en la Constitución ayuda a resolver la situación”, indicó.
Carácter autoritario
El politólogo y profesor universitario Luis Salamanca expresó que lo ocurrido con Caracas, con la creación de un cargo de jefe de gobierno del Distrito Capital que no figura en el articulado de la Constitución, es una muestra más del carácter autoritario de los gobiernos del chavismo.
“El cargo de jefe del Distrito Capital se creó cuando ganó las elecciones Antonio Ledezma para la Alcaldía Metropolitana, y en respuesta a la decisión del pueblo de escoger con su voto a una autoridad que no forma parte del chavismo, éste creó un poder paralelo al poder de ese alcalde metropolitano. Fue el inicio de la materialización de la idea de que a toda victoria opositora se le debía crear una autoridad paralela, y con eso el chavismo manda un mensaje muy claro, que no está dispuesto a compartir el poder con nadie, que en el Estado se ejerza una tendencia distinta.
A juicio de Salamanca, el ejemplo máximo de esta tendencia se vio con la Asamblea Nacional (Parlamento) electa en 2015 y que tuvo mayoría opositora, la cual fue obstruida en su funcionamiento durante cinco años bajo la figura del desacato. “Todo esto expresa la concepción del Poder Público en Venezuela donde todo es para el chavismo, y si no, no funciona nada”, acotó.
Agregó que, con su remoción, Jacqueline Faría está tomando una taza del propio chocolate que preparó Hugo Chávez en el avance hacia ese modelo autoritario.
Contradicción
En opinión del arquitecto Enrique Larrañaga, el asalto contra la Alcaldía Metropolitana de Caracas se venía fraguando desde 2008 con la candidatura de Aristóbulo Istúriz para ese cargo, quien, luego de haber propugnado, siendo alcalde de Libertador, la necesidad de un órgano de coordinación entre los municipios y luego como constituyente haber respaldado la creación de la Alcaldía Metropolitana, plantea como oferta de gobierno precisamente eliminar la Alcaldía Metropolitana.
Considera Larrañaga que, posteriormente, cuando se crea el cargo de Jefe de Gobierno del Distrito Capital, quien debía oponerse a la idea era Jorge Rodríguez -para entonces alcalde de Libertador y hoy flamante presidente de la Asamblea Nacional-, pues le pondrían una autoridad por encima en su mismo espacio geográfico, y cuando él mismo había rechazado acudir a las reuniones de coordinación impulsadas por el alcalde metropolitano Antonio Ledezma a través del Instituto Metropolitano de Taller de Urbanismo (Imutc), actitud que bloqueó ese último intento de lograr acciones coordinadas en al área de Caracas.
“Ahora Jacqueline Faría reflota una idea, que por otra parte es muy vieja, pero hay que preguntarse lo siguiente, ¿Cuál es el verdadero tamaño de la Caracas de hoy? Creo que la única institución que ha reconocido el tamaño es la Cantv, que asignó el mismo código a los cinco municipios del Área Metropolitana, además de las localidades de Guarenas Guatire, los Valles del Tuy, y el Litoral (estado Vargas)”, explicó.
Refirió el arquitecto que durante el “congresillo”, varios investigadores plantearon que se establecieran distintas escalas de gobierno para Caracas, y que algunas pudieran ser técnicas, no necesariamente de gobierno, pasando desde una autoridad metropolitana, que puede ser gobierno o una oficina técnica y bajar hacia los municipios, de éstos a las parroquias y de ellas a las comunidades, concejos comunales o el nombre que se determine.
Caracas continúa expandiéndose
Resaltó que, en la práctica, el Área Metropolitana es más amplia de lo que se estableció en su momento y recordó que varios académicos objetaron en su oportunidad la decisión de crear el estado Vargas (ahora estado La Guaira), porque en él se encuentran el puerto y el aeropuerto que surten a la capital de la República y que la mayor parte de los habitantes de ese estado trabajan en Caracas, mientras que las playas del litoral son uno de los destinos de esparcimiento preferidos para los habitantes de Caracas. Sin embargo, no se les hizo caso, se creó el estado Vargas y ni siquiera se subdividió el municipio La Guaira, que también ocupa el mismo espacio geográfico del estado.
Destaca que, cuando Jacqueline Faría hizo su planteamiento, nombró también al municipio Los Salias (San Antonio de los Altos, también del estado Miranda y el más cercano a Caracas de los altos mirandinos), pero no a los municipios Plaza y Zamora (Guarenas y Guatire), ni a Guaicaipuro (Los Teques), ni los valles del Tuy (Santa Teresa, Ocumare del Tuy), municipios que cuentan con alcaldes del chavismo mientras que Los Salias cuenta con uno opositor, lo que deja al descubierto que el interés es controlar esas localidades donde el chavismo no es gobierno.
Por todo ello, estima que el planteamiento de Faría fue un globo de ensayo y que, como la idea no estaba calando, por eso salió Héctor Rodríguez a supuestamente defender la integridad del estado Miranda.
“Creo que al planteamiento de Faría se le adversó de una manera muy torpe. La reacción que hubo retomó la que en 1999 tomó Enrique Mendoza cuando habló de la identidad mirandina, que tú no le podías sacar Sucre y Baruta porque eran parte de la identidad mirandina y uno se preguntaba ¿hay algo que identifica al habitante de Birongo con el de El Hatillo? Era un argumento que me parecía muy traído por los cabellos. Entonces, los municipios no proclives a la tendencia de Faría retomaron ese argumento y se volvió a hablar del ‘con Miranda no te metas’. Creo que es una posición reaccionaria”, enfatizó.
Indicó que se debe discutir lo de la autoridad elegida democráticamente, pero abordar la coordinación de los municipios de Caracas e incluso la subdivisión de algunos de ellos, entre los que cita a Sucre (Petare), ver cómo se hacen sustentables económicamente cada uno de ellos y determinar hacia abajo las instancias de organización.
Cálculo político electoral
Segundo Meléndez no ve la situación como resultado de apetencias personales sino de la búsqueda de objetivos electorales.
“No sé cómo se manejan los asuntos a lo interno del PSUV, pero lo que sé es que se estima que la parte de Miranda que queda dentro de la capital es una parte que hasta ahora ha sido opositora y había quienes calculaban que separando eso de Miranda les garantizaba el control de la otra parte de ese estado, y lo que le incorporaban a la capital lo compensaba con el control que tenían sobre el municipio Libertador. Es un cálculo político electoral, es buscar garantizar el control de ambas entidades”, sostuvo el dirigente.
Aseguró que ése era el cálculo y advirtió que con eso no se puede resolver la situación. “Creemos que hay que conservar la integridad del estado Miranda y crear un mecanismo de un gobierno municipal de dos niveles”, apuntó.
Se busca el control oficial
“Tengo la impresión de que a Jacqueline Faría la destituyen en virtud de las repercusiones de sus declaraciones, entre ellas las reacciones del gobernador de Miranda, quien salió a replicar diciendo que no permitía la división del estado Miranda y que no iban a aceptar propuestas y posturas individuales”, expresó sobre el tema el politólogo Luis Salamanca.
Desde su perspectiva, Jacqueline Faría, sin que se sepa si consultó con otras personas, se lanzó al “ruedo de los leones” y éstos la devoraron.
Precisa Salamanca, que la idea de que el DC aglutine al resto de los municipios es asumir una monstruosidad desde el punto de vista gerencial. “La jefatura no puede con sus propias competencias, mucho menos con la de los cinco municipios. A ellos (el PSUV) no les importa el bienestar de la población, les importa es tener el control oficial del poder.
Recordó que a raíz de la victoria de Henrique Capriles en las elecciones de gobernador del estado Miranda, una de las medidas que tomó la Asamblea Nacional fue modificar las leyes correspondientes a la descentralización y competencias de los estados, arrebatándoles unas competencias exclusivas de las gobernaciones, como era el manejo de las carreteras que pasan por los estados.
“¿Qué era lo que les interesaba? No era mantener en buen estado las carreteras y autopistas. Recordemos que Chávez mandó a quitar los peajes, y éstas quedaron abandonadas. No les interesaba el estado real de las cosas sino el control oficial”, insistió Luis Salamanca.
Pugna de grupos
Faría ha sido una dirigente prominente en el chavismo. Fue presidenta de Hidrocapital en 1999 y desde allí impulsó la creación de las mesas técnicas de agua, que fue una base para la vinculación del gobierno con los sectores populares; en 2005 pasó a ser ministra del Ambiente y de su gestión se recuerda aquella promesa de saneamiento del río Guaire que no se cumplió. En 2007 fue presidenta de la Cantv, que regresó a manos del Estado luego de haber sido privatizada; el último cargo al que la designó Hugo Chávez fue el de jefa de gobierno del Distrito Capital.
Con Nicolás Maduro continuó como jefa de gobierno del DC, y realizó una gestión en coordinación con Jorge Rodríguez, entonces alcalde de Libertador, y desde esa época se le considera cercana al grupo del actual presidente del Parlamento. Curiosamente, en estos tiempos se considera a Jorge Rodríguez como un posible sucesor de Nicolás Maduro, dado el mayor espacio que se ha dado a su círculo (su hermana Delcy Rodríguez es vicepresidenta), por lo que su postura también pudiera entenderse como la búsqueda de mayores espacios para el impulso de Jorge.
El analista político Luis Salamanca considera efectivamente que, con la polémica sobre el Distrito Capital, se observa que la lucha de los grupos que pululan en el chavismo.
Destacó que de Nahum Fernández, nueva autoridad del DC, se conoce muy poco, no ha tenido mayores cargos gerenciales y que «poner a una persona poco conocida demuestra que el objetivo es mantener una línea política y no buscar una persona con la capacidad para ayudar a resolver los problemas».
Para Enrique Larrañaga el nombramiento de Fernández es otro paso en la sucesión de mandatarios locales que no cuentan con las necesarias capacidades que demanda el cargo a desempeñar. “Pareciera más bien que la credencial fundamental para ser designado para cualquier cargo en el gobierno es ser demostradamente ignorante de lo que es el cargo. Si tienes algún tipo de capacidad creo que eso te inhabilita”, acusó.
Preguntó qué ha hecho la jefatura de gobierno del DC con los titulares que ha tenido: «Ernesto Villegas vació la torre Confinanzas y ¿Qué pasó con eso? ¿Qué se hizo con ese edificio? (La estructura, inclinada a raíz de un sismo en 2018 no ha sido demolida); Supuestamente era competencia del DC la expropiación del Sambil La Candelaria, y ¿para qué?, actualmente es un depósito de colchones. ¿Qué hizo Jacqueline Faría por el saneamiento del Guaire que data de cuando era ministra, y si fue que no se hizo porque el tema es muy complejo o no tenía presupuesto ¿Qué hizo al respecto cuando fue jefa de gobierno?»
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Sostuvo finalmente que, a lo mejor lo más sano para Caracas es que la autoridad metropolitana sea una instancia técnica más que política y que tuviera unos períodos de ejercicio que no coincidieran con los períodos de alcaldes municipales y las respectivas cámaras legislativas. “Obligatoriamente hay que tener un tipo de coordinación, pero si un concejo municipal te aprueba algo en concordancia con la Alcaldía Metropolitana, y seguidamente cambia la tendencia de la cámara, y los nuevos concejales vienen con la idea de que lo que hizo la anterior es malo estaremos, siempre como el mito de Sísifo”, advirtió.
Destacó que en otros países como en EEUU, donde existe la vinculación entre ciudades como Washington y Boston, existe una oficina técnica donde alcaldes y gobernadores tienen espacio para opinar promover o impedir acciones, y para integrarla se accede con las debidas credenciales requeridas para el desempeño. “Es un tema álgido sobre el que hay que debatir”, puntualizó.