Insomnio, por Marisa Iturriza
Sabes lo mucho que te deseo, como me perturba e inquieta tu ausencia. Sabes cuánto ansío que vengas a mi lado. Son unas escasas horas las que te pido para obtener un poco de la paz y el sosiego que te agradeceré al amanecer, cuando te marches y me dejes con la incertidumbre de no saber si esta noche de insomnio vendrás o la pasaré en vela mientras, como escribió Eugenio Montejo, Duerme al amargo insomnio de la muerte/ que empaña los últimos espejos/ los muros de tus largos hospitales/ llenos de ojos en blanco.
Cavilo sobre los pacientes en esos sitios inhóspitos, sobre todo los niños que esperan despertar sanos y no, no lo hacen porque se despilfarra dinero en armas para la muerte en vez de invertirlo en la medicina, la vacuna, el tratamiento o la intervención que les proporcionarían vida, palabra excluida de esa especie de juego “pares o nones” que es el “patria o muerte” impuesto “rodilla en tierra”
Para más cuento, la reciente aparición del “coronavirus” desconocido alarma planetariamente al punto de aplicar medidas gubernamentales de emergencia internacional mientras aquí paludismo, tuberculosis, fiebre amarilla o sarampión, han retornado “a paso de vencedores” como conducidas por un “coronaduro” indiferente para, por lo que se ve, seguir tan campante como el famoso Old Parr y el US$ revolucionariamente denostado “de los dientes pa´fuera” que circula “como Pedro por su casa” en este terreno que llaman patria, en donde si no se ocupan de la salud menos lo harán de la educación y así cada vez hay menos maestros y menos instituciones a pesar de que Bolívar dijo que Las naciones avanzan hacia su grandeza al mismo paso que avanza su educación.
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La verdad es que no tiene nada de raro que se abuse de tal apellido y no se tome en cuenta lo que dijo. Más fácil es dominar al ignorante y aplacarlo con alguna limosna que deberá agradecer sumisamente que permitirle educación, libertad y progreso, concepto aterrador para sistemas que no aplican la democracia sin adjetivos.
Que se sepa, no existe un dios del insomnio. Ese sería tan aborrecido como los que quieren matar la fe humana al imponerse indefinidamente como dioses omnipotentes, por eso, como Don Quijote, queremos soñar el imposible sueño y no una pesadilla absurda.
Así que ven esta noche, te lo agradeceremos, no faltes anhelado Morfeo, Dios del Sueño, te esperaremos como escribió Mario Benedetti, Con los ojos abiertos y los miedos dormidos/ Con los ojos cerrados y los sueños despiertos…