«Jaulas» conceptuales e ideológicas de la política, por Ángel Lombardi Lombardi

Twitter: @angellombardi
Hay la imperiosa necesidad de superar las «jaulas» conceptuales e ideológicas de la política y darle su identidad y dignidad necesaria. Dice Enrique Cambón: «Dado que lo que se necesita para hacer política no son buenas intenciones subjetivas sino sobre todo capacidad de análisis de la realidad, proyectos concretos, competencia técnica, capacidad de formar opinión y transformar la realidad, no son suficientes idealismo y buena fe; la calidad de una acción política se debe demostrar normalmente con hechos y resultados».
La acción política en la realidad y sus resultados es el laboratorio de la política. El gran desafío a la inteligencia es que la realidad-real es compleja, multidiversa y dinámica, siempre en movimiento.
Se puede aprender del pasado, pero el presente siempre tiene su propia novedad y el futuro es incierto por definición.
Aristóteles es útil pero no suficiente. Maquiavelo tampoco es suficiente, pero es más útil porque él trabaja con el político y el hombre que busca el poder y en este sentido la psicología y la conducta humana son menos cambiantes y casi siempre se repiten. Tucídides lo vio claramente y escribió: «La historia no se repite, pero el hombre siempre se repite a sí mismo». La «acción» y sus resultados es lo que permite calibrar el valor real de un político.
El juicio moral sobre la persona del político es otra cosa. Ya se sabe que en su inmensa mayoría están más cerca de Nerón y Calígula que de Marco Aurelio. El ideal sería el rey-filosofo de Platón, deseable pero no-real. Por la sencilla razón que las sociedades, todas sin excepción, están constituidas por seres humanos, demasiados humanos en su mayoría y la emoción y pasión, dominante en cada uno de nosotros, son nuestros intereses de cualquier tipo.
No otra cosa es la ideología, cualquier ideología; solo termina reflejando nuestra particular visión del mundo y su correspondiente representación cultural, además de nuestros intereses particulares o de grupo social. En este sentido, la política es inherente a la condición humana y, en consecuencia, nadie escapa a ella y el que lo pretenda se autoengaña. De allí la inconveniencia de reducirnos a la dualidad maniquea y reduccionista de izquierda y derecha, identidad política histórica que formaliza la revolución francesa (1789) y posteriormente el marxismo y la revolución rusa (1917), válidas históricamente en sus contextos y épocas, en el siglo XXI, pero cada vez más no explican nada y lo confunden todo.
Si el mundo cambia, a las teorías e ideologías obliga a revisarlas, modificarlas o sustituirlas
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La política se sustenta y expresa en la realidad social, económica, cultural y tecno-científica, a nivel global y en cada sociedad en particular. Los derechos humanos, la paz, la justicia social, la protección de nuestro planeta, la libertad de consciencia, la libertad de expresión, la democracia, las energías alternativas, la pandemia, etc. ¿Tienen que ver con la ubicación en la derecha o en la izquierda?
El reconocimiento del otro-diferente. Una economía sustentable más orientada al bienestar de muchos y no al beneficio de pocos. De 7.000 millones de habitantes del planeta, 33 millones de supermillonarios, de todas las nacionalidades, y de todas las ideologías.
Sociedades menos desiguales y un mundo más solidario y fraterno. Todas estas demandas y desafíos de la realidad contemporánea y del siglo 21,son causas y exigencias comunes a la humanidad en pleno o hay que ubicarse en la izquierda o la derecha para asumirlas.
En el campo político no existe ni la verdad única ni el partido de los mejores o de los buenos. El político y la política solo se justifican en los hechos y en la realidad de los ciudadanos, en su economía y bienestar social. En el funcionamiento eficiente de las instituciones.
En el cumplimiento de las leyes. Sin impunidad y sin privilegios. La política como servicio al bien común y no al bien particular, tan sencillo de decir y tan difícil de lograr. Kant nos invitó a pensar para salir de la «minoridad». Además nos toca salir de nuestras jaulas mentales.
Ángel Lombardi Lombardi es licenciado en Educación, mención Ciencias Sociales, con especialización en la Universidad Complutense y la Universidad de La Sorbona. Fue rector de la Universidad del Zulia y rector de la Universidad Católica Cecilio Acosta.
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