Jorge Arreaza reconoce que Maduro destruyó la Cancillería
Sobre Maduro recae la mayor cuota de responsabilidad en la destrucción de la Cancillería, pero no es el único culpable. Tras su salida para ocuparse de la Vicepresidencia, desfilaron Elías Jaua, Rafael Ramírez, Delcy Rodríguez y Samuel Moncada
Autor: Pedro Pablo Peñaloza | Runrun.es
Nadie ha ostentado por más tiempo el cargo de canciller de la República que Nicolás Maduro, que se sentó en esa silla entre agosto de 2006 y octubre de 2012. Y fue precisamente en ese periodo en el que se registró un proceso de “desprofesionalización” en Casa Amarilla, de acuerdo con un análisis firmado por el canciller Jorge Arreaza.
“En los primeros cinco años que siguieron a la elección del comandante Hugo Chávez, se llevó a cabo un programa general de ascensos, traslados, rotaciones y capacitación de los funcionarios con el objeto de que los mismos obtuvieran las herramientas para un mejor desempeño internacional en la defensa de los fines y objetivos de la patria”, resalta Arreaza en el punto de cuenta número 1009 fechado el 2 de noviembre de 2017, al que ha tenido acceso Runrun.es y donde esboza los principios de un “programa de reorganización del servicio diplomático bolivariano”.
Luego de reconocer los esfuerzos desarrollados por sus colegas de la “era revolucionaria” para “transformar la institución”, el ministro de Relaciones Exteriores admite que “en los años posteriores (a ese primer quinquenio), por distintas razones, el número de funcionarios diplomáticos fue mermando y, dadas las necesidades crecientes del despacho, se le asignó a personal contratado el cumplimiento de estas delicadas tareas, sin que mediara un necesario proceso de selección o capacitación”.
“A partir de 1999, ingresaron a la carrera 87 diplomáticos de carrera en la categoría de Terceros Secretarios, en 2001 un grupo de 20, 2004 ingresaron 30 y en el 2005 entraron 37. No obstante, desde el 2005 no se ha llamado a otro concurso público de oposición, a pesar del inusitado aumento de las tareas que ha asumido el MPPRE (Ministerio del Poder Popular para Relaciones Exteriores)”, advierten en el texto.
La disminución del número de funcionarios diplomáticos, observa Arreaza, trajo como consecuencia “una desfavorable práctica de los despachos de Viceministros” que optaron por “desarrollar su propia política de recursos humanos, procediendo a la contratación de personal de forma desarticulada”.
En el punto de cuenta precisan que “el último ascenso fue en el año 2002, y a partir de ese momento se cerró la movilidad en los rangos, hecho que causó la desprofesionalización del MPPRE en momentos en que tal situación resulta muy negativa para la institución.
El resultado de esta situación es que, según datos de septiembre de 2017, hay 127 contratados que están bajo la modalidad de contrato indefinido, llevando a cabo labores sustantivas sin que haya mediado un proceso de formación”.
En la actualidad “solo están activos aproximadamente 150 diplomáticos de carrera”, 73 de ellos en el servicio interno (es decir, en el país) y apenas cuatro están en el exterior como embajadores, según el balance que también fue suscrito por el director general del Despacho, Carlos José Guzmán Gómez, la directora general de la oficina de Recursos Humanos, María Carolina Rodríguez Briceño, y el director general de la oficina de Planificación y Presupuesto, Raúl Alfredo Hernández Chirinos.
Mientras retroceden los diplomáticos de carrera, avanzan los militantes rojos que se adueñan de Casa Amarilla.
Los puestos más importantes y apetecibles son repartidos entre antiguos ministros y diputados, militares retirados y familiares de los líderes chavistas, estos últimos encabezados por la embajadora alterna ante Naciones Unidas, María Gabriela Chávez, hija del difunto comandante Hugo Chávez y cuñada de Arreaza.
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