Josefa Pipa Ramírez, prócer de la cultura consejeña, por Rafael A. Sanabria M.
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«Llegaste en tacones de caracol
despertando el silencio
echado en los rincones»
Rómulo Aponte Mejías
Hoy viene a estas páginas una selecta dama consejeña que dejó una huella imborrable en las caminerías de El Consejo por su loable actuación en pro de la cultura de su lar nativo. Hablar de Josefa Pipa Ramírez son palabras mayores, por su temple y activa participación en el acontecer del municipio José Rafael Revenga, en especial extraordinariamente sensible a obras de interés social.
Pipa Ramírez marcó época en su tarea como promotora cultural, no escatimó esfuerzo para buscar la evolución de su pueblo natal, sin duda fue una mujer de excepción que enseñó con el ejemplo. Fue una venezolana que hizo de la cultura su pan nuestro de cada día, por lo que es acreedora a su inmortalidad y a su evocación actualizada y justiciera.
Haciendo una retrospectiva por la genealogía consejeña, nos encontramos que es descendiente de familias muy antiguas en la población de El Consejo. Por la rama paterna es bisnieto del Capitán Ramón Hernández, quien prestó leal y espontáneamente sus servicios en la gran cruzada de la Reivindicación Nacional, siendo uno de los primeros en empuñar las armas en defensa de la causa Liberal y en desagravio de la patria, habiéndose distinguido por su valor y subordinación en los combates de Guacamaya, El Consejo y El Calvario ( tomado del certificado emitido por el General en Jefe de los ejércitos de la República Pedro Nolasco Arana, La Victoria, 3 de mayo de 1879).
Es pariente por la línea materna de una de las primeras religiosas consejeñas: Guadalupe Matos (Antonia de San José) quien era la hija de Andrés Matos y Anita del Valle Rivero (pariente de Conseja Carta) Tomado de la revista Ellas, ayer de las agustinas recolectas del Corazón de Jesús. Maracay 1978. Por la rama materna es descendiente del General de la Federación Don Donato Rivero, jefe civil de El Consejo principio del siglo XX, pues éste era pariente de su bisabuela Conseja Carta Rivero de Ramírez.
Nace en la población de El Consejo el 8 de marzo de 1938, hija del modesto hogar de Pedro Hernández e Iginia Ramírez. Cabe destacar que su padre fue uno de los destacados inspectores de bosques nombrado en 1933 por el municipio El Consejo, hombre dedicado a las faenas agrícolas, mientras su madre fue una célebre dama dedicada a torcer tabaco, trabajo que con dignidad y honradez le permitió levantar su respetable familia, parentela honra y prez de nuestro suelo consejeño. Cursa sus estudios de primaria en la Escuela Federal de Niñas Francisco Conde y Escuela Federal Juan Úslar.
Sus hermanos: Tomasina, Hilda, Juan, Emilio, Jesús María Chuma, Eduardo, Rodolfo, Reina, Pablo, José Antonio, Pedro Antonio, Raimundo, Elio y Rosa Marina Ramírez. Sus hijos: María Dolores, Rebeca, Raquel, Tomás Emilio, Carlos Andrés, Mayra Jacinta, Yadira, Glenda e Iliana. Era tía-abuela del sacerdote consejeño Tomás Rafael Runque López.
Llega a la Casa de Cultura en 1987, llenando sus rincones y derredores de luz infinita. Sembró pacientemente y cosechó frutos dulces, su singularidad radicó en unir sin discriminaciones, Pipa estuvo para los fuertes y los débiles, es decir fue puerta abierta para todo aquel que le necesitara. Sin temor a equivocarme fue una extraordinaria servidora pública.
Fue propulsora de la cultura popular, donde dejó un sello inolvidable en la memoria de las comunidades, como fueron las tomas culturales, que mucho más allá de hacer un acto cultural en los espacios, se constituyó en una forma pedagógica de educar a sus paisanos, Pipa fue una maestra.
Entre sus creaciones populares tenemos: la bajada de los Reyes Magos, el Encuentro Municipal de Danzas, el Encuentro de llora y joropo central, Ofrecimiento a Aquiles Nazoa, el parrandón navideño, teatro de títeres, entre otras.
En su afán de defender el patrimonio cultural facilita talleres de confección de muñecas de trapo y hojas de maíz, uso de la arcilla. Y desde la biblioteca de Don Fernando Borges Medina, de la Casa de Cultura poeta Pedro Rafael Buznego Martínez, hacía sentir su vocación magisterial en la noble tarea de alfabetizar, cientos de hombres y mujeres aprendieron a leer y escribir de paciente y gentil cultora.
Josefa Pipa Ramírez es una larga tertulia que tiene inicio pero no fin, esta respetable dama de palabra fresca y sincera, de sonrisa amplia y contagiosa fue el motor vivo que obligaba al visitante a regresar a La Casa Bonita.
Josefa fue superación continua y ascendente, nuevos y magníficos logros, la victoria de un feminismo a su estilo.
En su faceta política fue activista hasta su muerte de Acción Democrática donde fue elemento de equilibrio, sedantes de espíritus que quisieron desbordarse, cauce de sesiones hacía la labor útil, vigilante y juez del lado de la equidad, resonancia oportuna a la hora de las decisiones, conciencia ejemplarizante y garantía de rectitud: honra y prestigio del cuerpo de esta organización política.
A mujeres como ella debemos muchas de las conquistas democráticas alcanzadas en Venezuela, luchó contra la dictadura de Marcos Pérez Jiménez, aupada por su decisivo carácter comulga con las ideas de los movimientos oposicionistas, abriendo cauce a su actuación ciudadana. Su reciedumbre cívica, su adicción a la educación y la cultura y su patriotismo hicieron de ella una eminente consejeña cuyo nombre enaltece nuestro gentilicio.
Fue honrada con las siguientes distinciones: Orden Luisa Cáceres de Arismendi, Orden José Rafael Revenga, Samán de Aragua, Orden Pedro Rafael Buznego, entre otras entregadas en absoluto acierto selectivo.
Josefa Pipa Ramírez es símbolo de la Venezuela que avanza.
En la población de La Sabaneta se fundó una casa cultural que es su epónimo, como reconocimiento a su plausible labor difusora de la cultura en todos los órdenes. De igual forma es epónimo del escenario de la Casa de Cultura de El Consejo.
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Se durmió en la paz del señor el 12 de noviembre de 1996. Para quien suscribe esta crónica, Josefa Pipa Ramírez no tiene cabida para el olvido, es recuerdo permanente, eterno, ejemplo para la juventud venezolana, de celebridad justa e inextinguible.
¡Pipa, evocarte es de justicia y una grata satisfacción!
Rafael Antonio Sanabria Martínez es profesor. Cronista de El Consejo (Aragua).
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