Jubilados y pensionados, otro sector marginado por la «revolución», por Griselda Reyes
Twitter: @griseldareyesq
Hugo Chávez llegó al poder por y hablando en nombre de los más pobres. El entonces teniente coronel se coleó entre la clase política venezolana prometiendo calidad de vida para quienes siempre habían sido marginados. Enarboló las banderas de la igualdad, una consigna que hoy su heredero parece haber olvidado.
Basta ver los videos que circulan en redes sociales donde, a las afueras de Miraflores, recibió un ¡NO! más rotundo que el de Vicente Emparan en 1811, cuando preguntó a los trabajadores que marcharon hasta el palacio presidencial si estaban de acuerdo con 60 dólares, entre cestaticket y bono de guerra económica, para compensar el paupérrimo salario mínimo que mantuvo en cinco dólares al mes.
Esa promesa del fallecido presidente Chávez se desvaneció. Vemos a nuestros empleados públicos ganando apenas una décima del valor de la canasta básica y a nuestros adultos mayores cobrando pensiones y jubilaciones que significan menos que esto.
La realidad es que quienes en el pasado reciente dieron todo por levantar este país, hoy son mendigos, cuyos ingresos pasan a ubicarse en algo más de 50 dólares, según el reajuste de última hora anunciado por el ministro del Trabajo, Francisco Torrealba.
¡Vaya desconexión que existe entre quienes están en el poder y las clases más populares de nuestro país! Es que 50 dólares no alcanzan ni para llegar a la entrada de la farmacia. Hemos tenido a los abuelos venezolanos condenados por meses al debate entre comprar algo de comida para su casa o apelar a los medicamentos que la edad les exige.
Según la organización Convite «4.500.000 adultos mayores se encuentran en franca condición de vulnerabilidad, no solo en el tema de salud, sino también de alimentación». No es una cifra que alarme cuando vemos la precaria seguridad social con la que hoy cuentan nuestros adultos mayores.
Por cierto, no son dádivas que hoy el Estado venezolano les da; son ahorros que depositaron durante toda su vida laboral pensando en un retiro honroso, totalmente diferente a la vejez que hoy llevan adelante.
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La ONG Acceso a la Justicia ha denunciado que el sistema de seguridad social otorga coberturas negativas o prácticamente nulas a quienes por años depositaron miles de dólares, lo que se configura en un engaño masivo a los trabajadores.
Son los grandes marginados y estafados de la revolución que prometió Hugo Chávez y que le heredó a Nicolás Maduro. ¿Por qué decimos esto? Por décadas, incluso en la mal llamada y atacada IV república, el salario mínimo en Venezuela rondó los 300 dólares al mes, cónsono con la media de Latinoamérica. Hoy, se deben valer de artilugios para llegar a unos pobres 50 dólares.
Lo más triste de todo es que ya nuestros abuelos están preparados para que este monto se les devalúe antes de cobrarlo. Saben que, además de los bajos ingresos, su capacidad de compra está absolutamente disminuida por la alta inflación que supone un aumento sin moneda dura que lo acompañe.
Grisela Reyes es empresaria. Miembro verificado de Mujeres Líderes de las Américas.
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