Jueza militar que huyó a Colombia y condenó a Gilber Caro pidió perdón a los venezolanos
La jueza, funcionaria activa de la Fuerza Armada Nacional, llegó por sus propios medios a Colombia para pedir asilo
La mayor del Ejército Luz Mariela Santafé Acevedo, quien dirigió varios procesos judiciales contra varios manifestantes y líderes políticos en Carabobo durante las protestas antigubernamentales de 2017 y pidió refugio en Colombia, aseguró haber tomado la decisión de ir al vecino país para «buscar futuro» para sus hijos, luego de considerar que la «situación política y social» de Venezuela «está en retroceso», así como sentir que estaba en riesgo su salud física y mental.
Manifestó en varias ocasiones durante una entrevista a EVTV Miami que durante su gestión como jueza militar lo que hacía era «cumplir órdenes». Aseveró haber firmado antes de ingresar a la Fuerza Armada Nacional una especie de «contrato político» y dijo que amaba su trabajo «pero cuando se convirtió en algo político, me afectó porque a mí no me gusta la política. Pero sin embargo, fui fiel cumplidora de las órdenes dadas».
Santafé dijo que era «necesario estabilizar lo que pasaba en Carabobo» durante los primeros meses de 2017 «pero aprendí que cuando se estaba agravando la situación, era necesario que la gente se expresara. No es un secreto para nadie que dentro de la Fuerza Armada hay personas buenas, pero hay miedo. Es difícil para algunas personas entenderlo o dar una opinión, ya que dar una opinión es un delito al no existir autonomía para tomar decisiones».
Aprovechó para «pedir perdón» a todos los venezolanos a quienes causó algún daño y expresó que es necesario que «Venezuela tiene que ir al progreso (…) Dentro de la Fuerza Armada hay mucha gente que, aunque no esté de acuerdo, tienen miedo. Y el miedo es el arma contra los ideales».
La mayor, quien también dirigió el proceso contra el diputado a la Asamblea Nacional Gilber Caro y su novia, Steicy Escalona, dijo haber ofrecido perdón al parlamentario, que estuvo alrededor de un año preso y víctima de tratos crueles en diferentes centros de reclusión. Reconoció en el caso del legislador no habían condiciones para procesarlo por no tener suficientes pruebas y señaló no haber estado de acuerdo en la forma en cómo estuvo recluido.
“Gilber Caro me entendió (…) Él estuvo un año aislado, me pedían un traslado, yo lo acordaba pero nunca se lo daban (…) Se hacían traslados hacia varias cárceles y eso no debe ser. Era una orden que había que cumplir y en ese instante estaba en riesgo de no cumplirla y caer en desobediencia», relató.
Indicó que en muchas oportunidades -incluyendo a Caro- los testimonios de los acusados no coincidían con los expedientes armados por la Fiscalía y dijo que en una ocasión «una muchacha que pasaba por una zona en donde había guarimbas, recibí la llamada de que debía ser privada de libertad y yo no quería hacerlo porque tenía dos hijas. Es una cuestión fuerte porque cuando haces algo que no está acorde, afecta tu salud física y mental».
«Comprendo que hacía cosas que no debía estar haciendo. La protesta pacífica no debería ser condenada», dijo.
Manifestó desconocer cuántos oficiales de la Fuerza Armada Nacional se encuentran en la misma situación «pero particularmente he visto casos donde no debería condenarse como delito a una persona por el hecho de pensar distinto».
Dijo arrepentirse de no haberse ido del país «en el momento en el que empezó a no sentirse bien» y lamentó la serie de críticas que las personas hicieron de ella a través de las redes sociales, en las que fue tildada de «violadora de DDHH» y de «asesina», al tiempo que acotó que esa situación en las RRSS no se ha revertido.
Recomendó al mandatario Nicolás Maduro que debe reevaluar la situación actual de Venezuela y escuchar al pueblo «que quiere ir al progreso», así como el derecho que tienen las personas de obtener bienes por medio de su trabajo.
Agregó que la Fuerza Armada debe ser apolítica y actuar a favor del pueblo, mientras que considera que en un país donde no hay independencia de poderes, hay carencias de imparcialidad, «no hay democracia».