La abstención chavista, por Teodoro Petkoff
El pueblo chavista pasó factura. Esto es lo más significativo de la elección de ayer: la elevadísima cantidad de “partidarios” del gobierno que no votó. La abstención en general, en elecciones municipales, no es ninguna rareza; pero, en este caso, es un fenómeno digno de atención el nivel que alcanzó en los bastiones populares del chavismo. Lo más probable es que en términos de cargos alcanzados, el MVR, con la tramposa morocha de UVE, y la aplicación del ilegal Estatuto Electoral, haya obtenido la mayoría, pero el hecho político más prominente es que la gente que el chavismo cree tener cautiva desatendió el llamado a votar.
El oficialismo asumió la campaña con todos los hierros. Por eso es que la abstención de los suyos no puede ser vista, tal como intentan hacerlo hoy los voceros del chavismo, como una mera expresión de la “indiferencia” tradicional hacia los comicios municipales. Chávez mismo se involucró directamente, haciendo frecuentes llamados a sufragar; llamados que, obviamente, constituían una “línea” para el MVR, una orden para poner en tensión todos los recursos financieros y logísticos a fin de movilizar a sus partidarios. Y lo hicieron, por cierto. El CNE, por su parte, en una enésima demostración de ventajismo (léase a Simón Boccanegra), prorrogó por tres horas el lapso de votación a fin de dar mayor tiempo al oficialismo para extremar el esfuerzo en la búsqueda de renuentes. Sin embargo, todo fue inútil. La abstención del pueblo chavista fue “militante”. Allí hubo un mensaje con destino.
Por una parte, fue una clara protesta ante la imposición de candidaturas. La miríada de fórmulas electorales propuestas por los chavistas de base frente a la morocha oficial constituyó una primera expresión de descontento — probablemente sin consecuencias en la distribución de cargos, dado que el artificio de la morocha también afecta a los grupos disidentes del tronco emeverrista, pero está cargada de significación política.
Por otra parte, esta abstención es la traducción político-electoral del goteíto frente a Miraflores, de grupos populares identificados con el chavismo, que exigen satisfacción de sus reivindicaciones o reclaman la incapacidad del gobierno para atenderlos. “Muy bueno el discurso del Presidente”, se dice la gente, pero “queremos verle el queso a la tostada”. Ayer se oyó el tañido de una sonora campana.
Mañana tal vez ya podremos comentar los resultados de la votación. Sin embargo, hay algo que de una vez podemos adelantar. Ese resultado confirmará que la aplicación ilegal del Estatuto Electoral por parte del CNE y la tolerancia cómplice con la triquiñuela de las morochas, darán al MVR una presencia en los concejos municipales y juntas parroquiales desproporcionadamente mayor que el número de sus votos. Por otro lado, el comportamiento ventajista del CNE ya señalado, al prorrogar el lapso de votación, no hace sino subrayar la parcialización del organismo.
Estos son temas capitales a enfrentar con vistas al proceso electoral de diciembre para elegir diputados a la Asamblea Nacional.