La alcaldía de Caracas y su estacionamiento en pleno casco histórico
El encanto de un casco histórico de cualquier ciudad reside en la posibilidad de ver, caminar y estar rodeado de una arquitectura que resguarda el origen y la historia fundacional de nuestras ciudades. En Europa y Latinoamérica, muchas ciudades han concentrado en sus cascos históricos un gran atractivo turístico que no solo es sostenible para las economías locales, también habla de la importancia en la gestión del espacio público porque está indudablemente ligado a la peatonalidad.
El casco histórico de una ciudad es un espacio concebido para caminar, andar, sentarse, dejar que los niños y los adultos mayores -sus principales usuarios- lo recorran sin limitaciones. En todas menos en Caracas, precisamente la capital. Aquí definitivamente no hay que seguir el ejemplo que Caracas dio.
Nadie en Fundapatrimonio, ente adscrito a la alcaldía del municipio Libertador, que se supone tiene como objetivo «la protección y defensa del Patrimonio Cultural de Caracas», pensó en lo inconveniente y contradictorio que es meter, en medio del casco histórico de la ciudad, un estacionamiento público.
Y cuando nos referimos a que está en pleno casco histórico es que está en todo el medio: una de las entradas está frente a la sede de Fogade, la misma cuadra en la cual está el patrimonio de la Casa Natal de Simón Bolívar. La entrada y la salida por donde deben circular los carros están muy lejos de cualquier acceso vial, lo cual obligará a los vehículos a esquivar peatones y maniobrar en trayectos estrechos por brocales de piedra que han sido infinitamente remodelados, que por supuesto los están volviendo a romper para adaptarlos a los carros. Una de las salidas da hacia la esquina de las Madrices que tiene árboles en medio de la caminería por donde escasamente puede cruzar un carro pequeño y que ya de por sí está invadida de motos.
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La pregunta que surge es: ¿Este estacionamiento es para beneficiar a quién? ¿Los visitantes no saben que en un casco histórico se camina? ¿Por qué los peatones tienen que ceder el paso y arrinconarse ante la entrada y salida de carros que están entrando a un espacio público indefectiblemente peatonal? ¿Van a sumar más carros a las camionetas de uso oficial que ya suben y bajan por las estrechas caminerías llenas de vendedores, postes y gente?
En 2018, cuando se ejecutó el desalojo de los comercios que tradicionalmente hicieron vida en la zona por más de 50 años, específicamente en el Pasaje Linares, a partir del Decreto N° 0030 de fecha 19 de abril, que fue publicado en la Gaceta Municipal 4303-1, el argumento era retomar el proyecto de desarrollo cultural, turístico y socioeconómico del casco histórico de Caracas, que para ese entonces estaba a cargo de la alcaldesa Érika Farías.
¿Cómo encaja un estacionamiento con la visión «patrimonial» del centro de la ciudad, que lejos de avanzar hacia la adecuación y amplitud de la vida pública, le da prioridad a los carros en lugar de los peatones? Sería interesante saber cómo concibe la actual alcaldesa de Caracas, Carmen Melendez, la gestión del espacio público porque si no se va a poder caminar tranquilamente en una plaza o un bulevar ¿Entonces dónde?