La Asamblea puede, por Teodoro Petkoff
¿Está trancado el juego? A primera vista pareciera que sí. De hecho, la postura asumida por el Presidente, de negar al negociador designado por él mismo la posibilidad de pasearse por opciones que conduzcan a una revisión de las leyes promulgadas recientemente, conduciría a presumir que el Gobierno está cerrado a considerar esa perspectiva. La conclusión luciría impepinable: si de todas todas las leyes van como salieron del horno de Adina y no hay nada que negociar, lo que queda es el paro del 10 de diciembre.
Sin embargo, un examen más detenido del asunto mostraría que todavía no se ha producido el out 27. Hay un protagonista que podría asumir un rol decisivo en el desenlace de este drama. Es la Asamblea Nacional. Si al menos de palabra Chávez admite que la AN es un poder autónomo, entonces debería favorecer su acción. Al vencerse el lapso de habilitación del Ejecutivo, la Asamblea recupera plenamente su poder de legislar. En principio, pues, la Asamblea puede someter a revisión y reforma los textos legales promulgados vía Habilitante. Puede hacerlo por iniciativa del Ejecutivo o por iniciativa propia y hasta de sólo cuatro de sus miembros. De hecho, esto significa que ni siquiera sería necesario el receso legal (vacatio legis), aunque ésta es también una alternativa, que la AN podría implementar. Hay gente en el MVR que cree viable este camino. El punto estaría en que los negociadores de Gobierno y empresariado identifiquen aquellos aspectos de las leyes respecto de los cuales la Asamblea proporcionaría el escenario para la consulta y el debate de los temas hoy controversiales. Esto en teoría no debería presentar mayores dificultades. Pero requeriría de la AN la voluntad de asumir su rol de gran escenario para la superación democrática de las discrepancias y la disposición del Gobierno a no interferir la acción parlamentaria. Es cierto que el Gobierno puede ser facultado por la Asamblea para legislar, pero el ejercicio de esta función, sobre todo cuando se trata de leyes que afectan la vida toda de la nación, está mandatoriamente colocado por la Constitución dentro del marco de la consulta a los poderes del Estado y a los distintos sectores del país. En resumen, el Gobierno, cuando legisla, no puede actuar como un cogollo -o una cúpula, como prefiere decir Chávez- al margen de la nación. Muchas de las leyes aprobadas tienen que ver con la actividad económica del sector privado. La inmensa mayoría de los venezolanos que trabajan lo hacen en este sector, de modo que el marco legal en que se desenvuelve no es asunto de poca monta y una sana relación del Gobierno con el mundo privado es vital para la marcha de la nación. Precisamente porque un paro empresarial es una cosa tan desusada, Chávez debería entender que algo muy grave tiene que haber pasado para que se haya suscitado tamaña reacción. La designación de Rangel como negociador pareció una señal de que lo había entendido. La siguiente señal, sin embargo, pareció dejar a Rangel colgado de la brocha.
¿Fue esto un aguaje, propio de todo proceso de negociación, o hay todavía alguna posibilidad de entendimiento?