La banca no podrá cumplir orden de aumentar límites de tarjetas de crédito
Asdrúbal Oliveros, director de Ecoanalítica, señala que la política monetaria y el cobro semanal de impuestos afecta la adquisición de divisas
Hace cuatro años, Jesús Valdivieso fue a Choroní, estado Aragua, sin un bolívar en el bolsillo. Aun así, pudo cubrir los gastos de hospedaje, traslado, alimentos y bebidas y salidas nocturnas. “Fue un fin de semana inolvidable”, recordó. Lo único que tenía que hacer al momento de pagar era abrir su billetera y sacar una tarjeta de crédito. El monto límite era suficiente para tomar días de vacaciones.
“Ahora ni siquiera puedo comprar un kilo de carne o un cartón de huevos con los 10.000 bolívares que tengo de crédito”, dice. El límite de cada una de las dos tarjetas que tiene en un banco privado solo es de 5.000 bolívares, monto que apenas alcanza para ver una película en el cine, pues una entrada cuesta 4.950 bolívares. “Tenía otras tres tarjetas, pero me las quitaron. Una porque, supuestamente, no la usaba, cuando en realidad había dejado de utilizarla solamente un mes; y las otras dos porque los bancos redujeron la cartera de clientes”, añade.
El problema de Valdivieso también lo sufren los venezolanos que contaban con las tarjetas de crédito para compensar la caída del poder adquisitivo de los sueldos que perciben por la hiperinflación, que registró una tasa interanual febrero 2018 – febrero 2019 de 2.295.981% y que pulveriza en pocos días cada salario mínimo que decreta Nicolás Maduro.
El Banco Central de Venezuela ha limitado la capacidad de la banca para otorgar créditos con la implementación del encaje legal, una política monetaria que obliga a las instituciones financieras mantener un porcentaje de los depósitos totales en el BCV, y que no les permitirá cumplir con la nueva sentencia de la Superintendencia de las Instituciones del Sector Bancario (Sudeban), de aumentar el límite máximo de las tarjetas a crédito a 775.00 bolívares (15.500 Unidades Tributarias).
Es más, la banca nunca pudo respetar el anterior decreto de la Sudeban, que en diciembre pasado exigió a las instituciones financieras elevar el límite del crédito plástico entre 5.000 y 204.000 bolívares.
Corset que mata
A partir del 15 de enero pasado entró en vigencia el encaje legal de 60%, tal y como informó Maduro el lunes 14 de enero, luego de que la asamblea constituyente aprobara el “decreto de ratificación, reafirmación y reconocimiento” al gobernante como “presidente de Venezuela”.
Sin embargo, ni siquiera transcurrieron 15 días cuando el ente emisor anunció que “para frenar el incremento ilegal del dólar”, el encaje bancario marginal subiría a partir del 11 de febrero de 60% a 100%, un nuevo aumento que prácticamente imposibilitaría a la banca otorgar créditos.
“Todos los días reviso mi cuenta en el Banco de Venezuela con la esperanza de que me hayan aumentado el límite de mi tarjeta de crédito, no lo hacen desde diciembre. Son apenas 8.000 bolívares”, dice Inés Arenas, quien también ha solicitado a Banesco el incremento del límite de 30 bolívares que tiene desde septiembre, luego de que Maduro puso en marcha su “programa de recuperación económica”.
La firma Ecoanalítica señala en su último informe semanal que la restricción del crédito mediante incrementos en distintos requerimientos de encaje, ha sido una medida característica del plan de estabilización aplicado por el gobierno desde agosto de 2018. Sin embargo, recuerda que “el crédito bancario tiene años siendo restringido férreamente por distintas políticas estatales”.
El economista Asdrúbal Oliveros, director de la firma, advierte que si el gobierno de Maduro mantiene la medida tan agresiva de encaje que ha aplicado en los últimos meses, los bancos pueden llegar al punto en el que no solo dejarían de aumentar el límite, sino que emitirían nuevas tarjetas de crédito con montos irrisorios, como 100 bolívares. «Para la banca no hay ningún incentivo actualmente de entregar muchos créditos».
“Ya muchos bancos prácticamente no le aumentan el límite a la gente y dejan morir la tarjeta. A mí me ha pasado. Es tan ínfimo el límite de una tarjeta que tengo que prácticamente desapareció. Sin embargo, a veces no te la eliminan formalmente porque a muchos bancos les da miedo que eso les traiga problemas con la Sudeban, pero en la práctica te la eliminan”, afirma el experto.
Señala que cuando un cliente tiene una tarjeta con un límite que oscila, por ejemplo, entre 5 y 20 bolívares, prácticamente el instrumento muere, pues con esos montos no se compra absolutamente nada. “Al final el crédito en general se está restringiendo, no solo el de las tarjetas”.
Añade que el encaje legal, aunado al cobro semanal de impuestos, afecta directamente la adquisición de divisas, lo que hace que se reduzca la capacidad de comprar dólares, principalmente por parte de las empresas.
De hecho, de acuerdo con los resultados de la Encuesta de Coyuntura realizada por Conindustria, correspondiente al tercer trimestre del año pasado, el segundo factor que más perjudicó la fabricación de productos fue la falta de divisas.
Juan Pablo Olalquiaga, presidente del gremio, afirma que las empresas prácticamente no han podido importar materias primas indispensables, incluso aquellas que antes se fabricaban en el país, como las resinas plásticas. 69% de las compañías encuestadas dijo que no realizó importaciones directas durante el período julio-septiembre de 2018.
Y el costo sube
Ecoanalítica añade en el informe que para poder cumplir con los requerimientos de encaje, los bancos tuvieron que recurrir a operaciones de crédito interbancario que les permitieran tener suficientes fondos para depositar montos ociosos en el BCV.
A finales de enero pasado, la firma informó que por primera vez desde 2008, la tasa máxima de préstamo interbancario, conocida como tasa overnight, alcanzó 50%.
Luis Arturo Bárcenas, economista senior de Ecoanalítica, explica que por la política de encaje los bancos se han visto obligados a acudir de manera más frecuente al mercado interbancario, en el cual las instituciones financieras se prestan a un plazo determinado para solventar las necesidades diarias de liquidez.
“La tasa de préstamo interbancario ha subido mucho últimamente porque los bancos están pidiendo cada vez más préstamos para enfrentar sus gastos diarios. Cuando a una institución financiera le falta dinero para cumplir, por ejemplo, con el encaje, se dirige a otro banco, el cual le presta con una tasa cada vez más alta porque también está necesitado de fondos. Que el porcentaje haya subido a 50% demuestra la urgencia de fondos de la banca nacional debido al alto encaje que ahora tiene que mantener en el Banco Central”, explica Bárcenas.
El diputado José Guerra, economista y miembro de la Comisión de Finanzas y Desarrollo Económico de la Asamblea Nacional, asegura que muchos bancos no han podido cubrir el encaje. “No quiero causar alarma, pero la situación de la banca nacional no es buena. En lo que va de marzo la banca no ha prestado un céntimo porque el encaje lo impide. Un encaje marginal de 100% es confiscatorio. Después no le echen la culpa a otro”, expresó.
Guerra añadió que la reducción del ritmo de la inflación en febrero –que se redujo 137,9 puntos respecto a enero al pasar de 191,6% a 53,7%– responde a la contracción brutal en el consumo de los hogares venezolanos y a los efectos del aumento a 100% del encaje legal. “Esa es una manera muy ineficiente de bajar la inflación. Para contener el dólar, están liquidando lo poco que queda de actividad económica. ¿El Banco Central puede mantener esa tasa? Sí, lo que terminaría de matar lo poco que queda de economía, la cual no caería 10% sino 20% ó 25%. Es la desaparición de la actividad económica”.
Para Guerra en Venezuela no ha habido una crisis bancaria “monumental” porque las entidades se capitalizaron antes de la crisis.
Mientras el gobierno de Maduro mantiene la política monetaria sin cambios, el superintendente de la Sudeban, Antonio Morales, insiste en que la banca deberá cumplir con la nueva orden de elevar el monto límite para las tarjetas de crédito a 775.000 bolívares. La respuesta del sector seguramente incluirá el criollísimo refrán «¿con qué se sienta la cucaracha?».