La bandada, por Marisa Iturriza
Mail: [email protected]
Hacía tiempo que no pasaban y ayer en la tarde vimos volar una alegre bandada de pericos, a la cual se esforzaba en unírsele uno que estaba algo atrasado, como sucede a veces con algunos intentos. Momentos después fue casi inevitable relacionar esa escena con una en la que la TV internacional muestra a migrantes venezolanos en la frontera norte de México como bandadas intentando entrar a Estados Unidos; y uno se pregunta si están todos los que iniciaron la travesía para llegar allí, cuánto les costó, cuánto dejaron, cuántos desistieron, no pudieron, se arrepintieron, se devolvieron, se atrasaron, si lograrán un mejor nivel social y laboral o, lamentablemente, murieron en el intento de vivir una vida mejor que la que sobreviven a duras penas.
Mientras muchos emigran y puntualmente debiera comenzar el año escolar, la memoria recuerda que cual bandada de palomas que regresan al vergel/ Hoy volvemos a la escuela anhelantes de saber… era la canción que radiaba una emisora al final de las vacaciones y bandadas de estudiantes se aprestaban a iniciar o continuar el año escolar, seguridad con la que actualmente no cuentan miles de niños porque quién sabe si hay escuelas o no; si se han construido nuevas y si tanto estas como las viejas están adecuadamente mantenidas si las hay, si los ingresos de los padres alcanzan para cubrir los gastos consecuentes y si se cuenta con los excelentes docentes y personal requeridos, devengando los óptimos y justos salarios adecuados, tanto por la estupenda formación requerida como por la responsabilidad del cargo a ejercer.
Lea también: La migración pobre, por Esperanza Hermida
Claro que eso es caro, pero no excesivamente. La educación es cara, sí, pero mas caro todavía es no procurar ni pagar una buena educación a absolutamente todos los ciudadanos que contribuirán con el progreso de un país en donde ni el miedo ni la amenaza tengan lugar si no libertad, justicia, respeto y decencia, y del cual no tengan que volar cual bandadas si no que otros más bien quieran regresar para contribuir a la mayor paz y prosperidad no solo del país, en primer lugar, si no de toda la tierra.
Soñar no cuesta nada. Aprovecha: es gratis
TalCual no se hace responsable por las opiniones emitidas por el autor de este artículo