La bota militar, por Teodoro Petkoff

Chacumbele Frías continúa con el plan de centralizar todas las instituciones del Estado en su puño, echando atrás los progresos que este país había hecho en materia de descentralización del aparato estatal y de la administración pública. El resultado, como es lógico, será, si es que fuere posible, mayor ineficiencia, mayor burocracia y mayor corrupción.
La reciente creación de las «Regiones de Defensa Integral» apunta a ese objetivo. En aplicación de la Ley Orgánica de la FAN, reformada, y en clara contravención de los resultados del 2D, cuando, entre otras, esta idea fue rechazada por la mayoría del país, Chacumbele Frías estableció cuatro «Regiones» y designó a sus respectivos comandantes, uno por componente tradicional. Cada una de estas Regiones reúne en su seno a las guarniciones castrenses de tierra, mar y aire, así como a la Guardia Nacional y a la Milicia Nacional Bolivariana, que operan en los estados del país.
Esto no es sino la transposición al plano militar de las «Provincias Federales», que Chacumbele planteaba en el proyecto de reforma constitucional, y que debían juntar, en cada una, a los estados cubiertos por aquéllas. Era lo que se denominaba «nueva geometría del poder». Ahora se ve que Chacumbele tenía en mente también cuatro «provincias federales», probablemente calzando cada una en el mismo ámbito de las «Regiones de Defensa Integral». Cada «provincia federal» habría de estar bajo el mando de un vicepresidente designado por el Presidente.
Esta idea no ha sido abandonada y es replanteada en el artículo 70 de la Ley de la Administración Pública «habilitada», en el cual se atribuye al Presidente la facultad de designar «autoridades regionales», que, poca duda puede caber, serán las mismas «vicepresidencias», encargadas de ponerle bridas y gríngolas a los gobernadores de los estados y a los alcaldes de las ciudades más importantes.
Así como en el plano civil, las «autoridades regionales» serán verdaderos procónsules, equivalentes a los gauleiters que Hitler colocó por encima de los gobiernos elegidos de las provincias alemanas, para anularlos, en el plano militar; los comandantes de las «Regiones de Defensa Integral» subordinarán a las guarniciones, de modo tal que Chacumbele se entenderá sólo con cuatro mayores generales de su plena confianza, en lugar de dispersar su control sobre decenas de guarniciones del Ejército, de la GN, bases, apostaderos navales y aeropuertos militares. Por cierto que la primera designación de mandos no estuvo exenta de incidentes. Según rueda el rumor en los cuarteles, en la «Región» donde la comandancia correspondió a un mayor general de la GN, la cosa estuvo a punto de terminar a balazos. Como es muy sabido, entre el Ejército y la GN existe una antigua rivalidad y al general que comanda la guarnición del Ejército le debe haber caído como una patada su subordinación a un general de la GN.