La calidad educativa comienza en el hogar, Rafael Antonio Sanabria M.
Venezuela requiere urgentemente mejorar su Calidad Educativa para que el escenario social gire y dé respuestas de equilibrio. La calidad de la educación es un problema no sólo del educador, del texto escolar y del currículo aplicado, es fundamentalmente un problema del tejido familiar, como una verdadera escuela preceptora de valores.
Del hogar se desprende la conducta escolar que hace vida en nuestras aulas. La carencia de valores en el hogar se ha convertido en un problema de salud pública, es una pandemia en la esfera social. Puede haber excelentes textos impresos, educadores fuera de serie, un currículo con las más exhaustas bases: sociológicas, filosóficas, psicológicas y pedagógicas, pero si la base raíz de todo, que es el hogar no madura la idea de lo que es formar un ser biopsicosocial, estaremos sumergidos en aulas oscuras, donde por más que se enciendan cirios de conocimientos, no podremos tener niños fanales que sean luz para la sociedad.
La juventud ocupa a diario titulares en las páginas rojas, pero al final nadie tiene la culpa. Me pregunto ¿qué falló en el hogar, en la primera escuela? Según Esteve y González “los humanos no podemos educar sino es en valores, ya que esto no es otra cosa que mostrar a nuestros hijos lo que a nuestro parecer es “bueno” y lo que es “malo”, lo que “vale” y lo que “no vale”.
En nuestros hogares venezolanos ya no se comparte la mesa, no hay temor de Dios, no se le da importancia a lo espiritual sino a lo material, la mayoría están más inclinados al tener que al ser. No hay asignación de tareas a sus miembros. El formarse para ser útil a la sociedad no está entre sus ideales.
La palabra hogar debe ser la magia para transformar la educación que queremos. Es alarmante escuchar en padres frases como “éste es el tiempo de los vivos”, “si ves, traes”, “a ti te debe importar eres tú, no los demás”, “no prestes tus útiles”, “si puedes, agarra”, “avanza, no importa a quien te lleves por delante”.
Estas frases cultivan un flagelo, en un ciudadano que mañana será presidente, alcalde, gobernador, funcionario público o, también por supuesto, maestro. Repercutiendo en la dinámica social y política de la nación. Este individuo reflejará lo que el hogar le enseñó. Así tenga a su alcance los mejores maestros, textos escolares y recursos.
Se ha dicho sembrar el petróleo, hoy yo diría sembrar hogares con valores. Esto no es cuestión de antojos, es cuestión de ver la educación que no ignora la realidad ni suentorno, de ver la posibilidad de comprender la diversidad desde el detalle del hogar.
Nada de lo que ocurre en el hogar es ajeno a la escuela y a su vez, todo lo que hace la escuela está antes que nada en función del hogar. La escuela debe ser ambiente donde el hogar tiene su espacio, donde la realización del individuo en su hogar tiene completa propiedad.
Al definir cuales serian las características de la calidad educativa que quisiéramos, estamos tentados a olvidarnos del ambiente circundante, huérfano de hogares preocupados, para idealizar en cuanto a lo que pensamos que algún día debería llegar a ser nuestra educación.
Insisto en que la calidad educativa comienza en el hogar, allí se teje la acción, el verbo que motiva los sueños, la esperanza y el cultivo de las buenas costumbres. El hogar es la materia prima para hablar de educación de calidad, y éste se encuentra en emergencia, reclamando atención.
No hay buenos lectores si no hay hogares lectores. No hay disciplina escolar, si en casa no hay disciplina. Se aprende a hurtar, si la casa se hace receptora. Se aprende a ensuciar si se educa en lo sucio. Se enseña lo material y Dios quedó en segundo plano.
El Estado es corresponsable de la educación, pero nada se hace con excelentes infraestructuras, si quienes lo utilizan destruyen a su paso porque viven en medio de la destrucción de sus hogares. El Estado debe preparar, diseñar, invertir su mejor esfuerzo en programas que atiendan a la familia, con formación en planificación familiar, escuela para padres, autoestima y crecimiento personal, motivación al logro, cultivo de valores, los cuales podrían generarse con mesas de trabajo, simposios, aula calle, cayapas y cooperativas familiares. Quizá no ayuden en muy alto porcentaje, pero contribuirá a abonar la tierra para que la semilla dé el mejor fruto.
Limpiemos nuestros hogares para poder limpiar todo lo demás. Educación en valores sólo la da el hogar