¿La casa que se dejó vencer por la sombra?, por Beltrán Vallejo
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“La casa que vence la sombra”. Durante décadas así fue calificada la Universidad Central de Venezuela. Esta expresión está contenida en la segunda estrofa del himno de esa institución, y no sólo comprende el historial académico, científico, artístico y cultural en general de esa universidad con honorable tradición en la búsqueda del conocimiento universal y el desarrollo del país, sino que también comprende un historial de lucha contra dictaduras y regímenes autoritarios; la UCV siempre ha sido una pesadilla para los tiranos y para los pichones de tirano.
Sin embargo, fue entristecedor la imagen transmitida por el canal de televisión de la tiranía donde un Nicolás Maduro elefanciaco, acompañado de Delcy y de la “primera combatiente”, se paseaba a sus anchas en el interior de esa UCV que en más de un siglo no había sufrido este tipo de visita por parte de los autócratas que gobernaron este país. Para mancillar el historial de lucha de esa universidad, para pisotear eso de “la casa que vence la sombra”, Maduro se pavoneo en ese recinto y tuvo la desfachatez de designar como “protectora” de dicha institución a la famosa Jackelin Farías, la que en el 2005 prometió sanear el río Guaire y demás ridiculeces.
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En su paseíllo nocturno, acompañado por su amiga la sombra, hermanado con la oscuridad y la nocturnidad, Maduro alardeó de estar aplicando una inversión millonaria para recuperar el recinto universitario, y la ironía de sus palabras consiste en que su régimen es el que más ha estrangulado presupuestariamente a la UCV dejándola sin laboratorios, sin insumos, sin investigación, sin infraestructura, sin servicios, sin comedor, sin transporte, sin seguridad, sin docentes y sin estudiantes. Maduro no usó tanques ni policías para allanarla, sino que la estranguló lentamente y la dejó sin recursos y sin vida; y después, no teniendo defensas esa institución, entró mofletudo, soberbio, risueño y desvergonzado.
El peor allanamiento que haya sufrido la UCV fue realizado por Nicolás Maduro el pasado 22 de octubre del 2021.
Éste, quien escribe, no siendo estudiante de esa universidad, sin embargo, me tocó conocer a la dirigente estudiantil Belinda Álvarez, quien murió asesinada de un disparo en el Arco Tamanaco resistiendo un intento de allanamiento de la UCV por parte de la policía; por lo tanto, así quiero expresar mi indignación por esa caminadera de Maduro en el interior universitario, quizás el sueño masturbatorio de un Juan Vicente Gómez y de un Pérez Jiménez.
Y entonces me preguntó, ¿qué pasó con el movimiento universitario y con el ucevista en particular?; ¿qué pasó con el movimiento estudiantil ?; ¿por qué esos movimientos quedaron tan disminuidos que ni para pacotilla? No puede ser que el chavomadurismo sea más poderoso que Cipriano Castro, que Juan Vicente Gómez, que Marcos Pérez Jiménez, que Rómulo Betancourt, que Rafael Caldera, que Raúl Leoni y los demás que intentaron derrotar y entrar a mansalva en esa universidad y hacer añicos su autonomía y pisotear su tradición de lucha. Pues parece que eso, hasta los momentos, es así.
Ese efecto simbólico nefasto, por su significado de victoria de la tiranía con un Maduro paseando impúdico por los pasillos de la UCV, habrá que superarlo tarde o temprano.
Sé que toda una generación de ucevistas ha luchado hasta el sacrificio y ha sufrido la persecución, el carcelazo y el exilio, y sé que muchos están sufriendo el desamparo, la pobreza y el hambre, y ya no hay más ganas de luchar; pero tiene esa UCV que levantarse como el Ave Fénix.
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