La cayapa, por Teodoro Petkoff
Contra Manuel Rosales se ha desatado una campaña extremadamente virulenta, dirigida, obviamente, a lincharlo política y moralmente. Los procedimientos puestos en práctica con tal fin son de típico corte fascistoide. La mentira, la calumnia, repetidas mil veces y a través de diferentes voceros, tal como han procedido siempre los regímenes autoritarios o abiertamente dictatoriales contra sus adversarios políticos. Los totalitarismos nazi-fascistas y comunistas han sido maestros en ese tipo de campañas de destrucción de sus oponentes. Pero también gobiernos dictatoriales, versión Pinochet, o meramente autoritarios, versión Fujimori, han sido especialmente perversos en el linchamiento moral y político de quienes los han enfrentado.
El gobierno de Hugo Chávez no se ha quedado atrás de estos “profesores”. Programas de TV como «La Hojilla», personalmente apadrinado, para su vergüenza eterna, por el propio Presidente, o la miríada de periodiquitos, cuyo modelo es el tristemente célebre Sturmer, que dirigía Joseph Goebbels, y en los cuales para los adversarios del gobierno los calificativos habituales son indescriptiblemente obscenos y bajos —son medios usualmente empleados por el gobierno. Cuando no es el propio Chacumbele quien distribuye los insultos a diestra y siniestra.
Contra Manuel Rosales se han ensayado toda clase de ataques, pero de una manera muy relancina. El gobierno tira la piedra y esconde la mano. Una vez es el alcalde de Maracaibo, Di Martino, quien acusa a Rosales de la autoría intelectual del asesinato de Danilo Anderson. Rosales habría asistido, según Di Martino, a una reunión en Colombia con tal fin. La especie fue tan burda que tanto Jesse Chacón como el embajador de Venezuela en Colombia la desmintieron. Otra vez es José Vicente Rangel quien señala a Rosales como partícipe de una reunión con la DEA y la CIA para proteger paracos colombianos y sus actividades de secuestro. No hay programa de Rangel donde no se haga alguna acusación contra Rosales.
El último ataque contra Rosales es el vulgar montaje de vincularlo al asesinato de un delincuente detenido en la cárcel de Maracaibo. El “autor intelectual” del crimen sería el ex secretario de Seguridad del gobierno de Rosales, quien está detenido. Isaías Rodríguez, quien todavía anda buscando al autor intelectual del asesinato de Danilo Anderson, ya estableció, sin fundamento alguno, la autoría intelectual en este caso. Todo indica, sin embargo, que se trata de guerra entre mafias delictivas, siendo el muerto un delincuente de espeso prontuario, asesinado dentro del penal por otros delincuentes, como ocurre a diario en las cárceles de la “revolución”. Portaba, por cierto, un carnet de la DIM y Rosales lo señala como vinculado al general Clíver Alcalá Cordones, quien se ha erigido en acusador de aquél. El vehículo mediático de toda esta campaña es el diario Panorama, cuyo oportunismo político es proverbial… y muy rentable.
Con la canalla hemos topado, Sancho —parafrasearía uno a Don Alonso Quijano. Pero Manuel Rosales no se ha achicopalado. Serena pero contundentemente ha puesto los puntos sobre las íes. No hay que dejarlo solo.