La Conquista del Sur, por Carlos M. Montenegro
Durante las últimas décadas del siglo XX en Venezuela la explotación de los hidrocarburos, territorialmente hablando, dio muestras de un cambio en su centro de gravedad iniciándose el desplazamiento desde la cuenca petrolera y gasífera del lago de Maracaibo hacia la cuenca de oriente, donde ya se extraía más de la tercera parte de la producción nacional de petróleo.
Así se emprendió la explotación de la Faja Petrolífera del Orinoco (FPO), cuya existencia había sido comprobada desde 1936. Era nada menos que el principal depósito de hidrocarburos líquidos del mundo, certificado como una de las mayores reservas mundiales de petróleo pesado y extrapesado.
Después, el Proyecto Socialista Orinoco (PSO) que impulsó el sobrellevado presidente, sustituyo disimuladamente el “plan” de desarrollo de la Faja Petrolífera del Orinoco por “su proyecto” con parecida exposición de motivos: “cambiar fundamentalmente la sociedad venezolana, la dinámica sociopolítica y la organización del territorio”. Pdvsa estimaba una inversión a tal fin de 170.000 millones de dólares hasta el 2021, con la idea de llegar a producir unos seis millones de barriles de petróleo diarios, mientras que el PSO solicitaba a su vez 20.000 millones de dólares ayudar a duplicar prácticamente la población de un territorio equivalente al 7 por ciento del territorio nacional.
En 2011 el fundador del “régimen bolivariano” suscribió acuerdos con empresas petroleras de India, Japón, Malasia, España y Estados Unidos para la creación de las empresas mixtas, Petrocarabobo y PetroIndependencia, en la Faja Petrolífera del Orinoco (FPO), con una inversión de 40 mil millones de dólares invitando a las empresas a incorporarse a los proyectos que adelantaba Petróleos de Venezuela, orientados al crecimiento integral de la FPO, a través del Proyecto Socialista Orinoco (PSO), para lograr un servicio integral eficiente y óptimo.
De esa forma y, con tan sutil cambio de nombre, adjudicó a su gestión un proyecto en marcha que terminó, como es sabido, siendo el humo de las cenizas de lo que nunca se realizó aunque, eso sí, fue generosamente financiado.
El régimen ha generado múltiples proyectos con los mismos resultados: humo. El último mega-proyecto vigente es el del Arco Minero del Orinoco, (AMO) que terminará en humo, pero como siempre será humo carísimo, ya lo verán.
Los proyectos del gobierno de facto, siguen usando la misma fórmula: se apropian de los planes cambiándoles el nombre, siguiendo el modo de su casi única creación original, el famoso “¡Exprópiese!”. A la devastación económica, política, social y cultural de Venezuela, el inefable régimen socialista del siglo XXI ha añadido una nueva catástrofe en pleno desarrollo: el ecocidio.
En 2016 el presidente sobrellevado abrió las compuertas al apocalipsis ambiental cuando puso en marcha el llamado Arco Minero del Orinoco, en una vasta porción del Estado Bolívar de 112.000 Km2, el 12 % del territorio venezolano.
El plan plagiado fue tan mal ejecutado que tras convertirlo en uno de los mayores ecocidios del planeta, va camino de ser el mayor fracaso y saqueo de un país perpetrado por sus propios gobernantes que seguramente terminará como siempre en denso humo. Si no, al tiempo.
El verdadero antecedente original de todos esos proyectos remedados, fue durante la presidencia de Rafael Caldera con indudable propósito de desarrollo, bautizado con el épico nombre de La Conquista del Sur, programa impulsado y realizado por José Curiel, a la sazón Ministro de Obras Públicas del primer gobierno de Caldera.
Sus objetivos principales eran: 1° reafirmar la soberanía nacional en la región sur del país, constituida por el entonces Territorio Federal Amazonas y el Distrito Cedeño del Estado Bolívar, abarcando unos 240.000 km2, equivalentes a la cuarta parte del territorio nacional. 2° Inventariar sus recursos naturales y 3° realizar un plan de desarrollo integral para el mejoramiento de la vida de sus pobladores aumentándola, realizando grandes proyectos y obras de infraestructura preservando siempre sus condiciones ambientales.
Para su implementación el Ministerio a cargo de Curiel creó una Comisión para el Desarrollo del Sur, Codesur. Se realizaron diversas obras, entre otras 9 vías de penetración terrestre, en las cuales destacaba la vía Caicara-Valle de Manapiare de 300 km; 7 pistas de aterrizaje con torres de control equipadas con VOR; ampliación de la pista de Puerto Ayacucho; varios proyectos de penetración fluvial; 4 puertos fluviales con muelles y cargaderos; planos reguladores y mejoramiento de 5 poblaciones.
Así mismo se realizaron estudios y proyectos de conservación ambiental y de aprovechamiento de sus recursos mineros, forestales, agropecuarios y turísticos. También se contrató un estudio aerofotográfico por el sistema de radar lateral que permitió precisar los límites físicos entre Venezuela y Brasil y así comprobar que la superficie del país era 4440 km2 mayor que lo supuesto anteriormente recuperándola.
Por otra parte, los diferentes gobiernos democráticos del periodo 1959-1998 realizaron una extraordinaria obra que convirtió a la región de Guayana en un gran polo de desarrollo a nivel nacional e internacional.
Entre otros gigantescos proyectos se pueden mencionar la creación en 1960 de la Corporación Venezolana de Guayana CVG organismo que contó con dos efectivos presidentes, Rafael Alfonso Ravard y Leopoldo Sucre Figarella que desarrollaron y ejecutaron una extraordinaria labor como la fundación de la modernísima Ciudad Guayana; la construcción de 4 grandes represas con enormes centrales hidroeléctricas, especialmente Guri, una de las mayores del mundo; la formación de Edelca, la empresa administradora de toda esa energía; la creación de Sidor para la producción de acero y la nacionalización del hierro; la industria del aluminio; la siembra en el Estado Monagas de 400 millones de pinos para producir pulpa y papel, entre otras.
Este fue el espíritu de la Conquista del Sur para el beneficio de la nación, sin escándalos financieros y con las cuentas claras. Lamentablemente desde que en 1999 se instaló el régimen que aún subsiste, que no solo pretendió negar esos logros, sino que ha depredado Guayana y al resto del país.
Algunos botones de muestra: en dos décadas no han sido capaces de terminar la 5ª represa proyectada para Guayana: Tocoma*. Diez y ocho años han pasado desde que comenzó la construcción en 2002 y que debió estar lista en 2012. En 2020 y aún no ha aportado ni siquiera un vatio al Sistema Eléctrico Nacional y la obra está paralizada; Del magno ferrocarril que cruzaría el país de Norte a Sur y de Este a Oeste, aunque se financió completo, y varias veces, para reactivarlo hoy solo quedan escombros de unos pocos tramos iniciados.
Y sigue: la producción del aluminio así como la de acero en Sidor hace años está paralizada entre otras razones por falta de electricidad, como casi todo el país; el resto de la producción industrial también se ha venido abajo por razones obvias; en San Félix (Ciudad Guayana), situada en la confluencia de dos de los más grandes ríos de América, el Orinoco y el Caroní, falta el agua potable en las casas. Los bomberos no pueden apagar incendios porque no tienen gasolina. Esto y más, únicamente en el Estado Bolívar.
Pero la explotación del Arco Minero continúa sin parar, aunque no está claro a donde va a parar su extracción de diamantes, oro, plata, cobre, coltan, el llamado oro azul tan deseado como material estratégico, y ojo, del que nadie nos habla: el Torio. También se han incrementado el tráfico de drogas, y los asesinatos y masacres atribuidos a la presencia de bandas armadas incontroladas, excepto por algunos que explotan el AMO, instalándose las enfermedades y la miseria. Todo en zonas explotadas por turbias empresas y países extranjeros bajo la mirada “indiferente” de un régimen reconocido por su ausencia de “glásnost”. ¡Esa es la “otra” conquista del sur!**
En este país donde los derechos de las víctimas y los victimarios se invierten, por orden de fuerza mayor, es de esperar que el próximo régimen si sale democrático se encargue de la “Reconquista del Sur”. Hay ahí mucho dinero que ayudará a levantar al país. Claro, si lo usan como es debido.
* Sepan cómo y por qué: https://es.wikipedia.org/wiki/Represa de Tocoma
** Lean un fragmento del libro en el que Damián Prat describe esos años magistralmente: “Guayana: El milagro al revés” Editorial Alfa (2012) http://historico.prodavinci.com/2012/09/18/actualidad/guayana-el-milagro-al-reves-fragmento-por-damian-prat/