La constancia que necesitamos, por Stalin González
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La constancia es el factor que marca la diferencia entre el éxito y el fracaso, entre alcanzar nuestros sueños o quedarnos a mitad de camino. En todos los aspectos de la vida, la perseverancia es lo que nos permite seguir avanzando a pesar de los obstáculos.
Lo aprendí durante mis años como estudiante en la UCV y lo veo también en el deporte, donde la lucha no termina hasta que se escucha el último pitazo o se concreta el último out. Como fanático de los Leones del Caracas, sé bien que un partido puede cambiar en cualquier momento y que la clave del éxito está en no rendirse antes de tiempo.
También lo he experimentado en maratones, como los organizados por la CAF. En esas carreras de largo aliento, lo importante no es solo la velocidad, sino la capacidad de resistir, de mantener el ritmo, de no dejarse vencer por el cansancio ni por la tentación de abandonar. Cada paso es un recordatorio de que la meta está más cerca y que solo aquellos que siguen adelante logran cruzarla.
Esa misma constancia es el combustible que necesitamos para recuperar Venezuela. No es un camino fácil ni rápido. No hay atajos ni soluciones mágicas. Se trata de mantenerse firme en el propósito y no ceder ante las dificultades.
No es la primera vez que los venezolanos enfrentamos tiempos oscuros y desafíos que parecen insuperables. En nuestra lucha por la independencia, la Primera República se perdió, y muchos de nuestros próceres tuvieron que huir al exilio. Sin embargo, nunca dejaron de luchar. Después de cada derrota, volvían a intentarlo. Y al final, su constancia los llevó hasta la libertad anhelada.
Algo similar ocurrió con la generación del 28. Enfrentaron una dictadura que parecía imbatible, fueron encarcelados, perseguidos, exiliados. Pero no se rindieron. Siguieron organizándose, resistiendo, trabajando con paciencia y determinación. Con persistencia, lograron su objetivo: poner fin a la dictadura y abrir el camino para la democracia.
Hoy nos toca a nosotros enfrentar una situación adversa, un país sumido en una profunda crisis, con instituciones debilitadas y millones de venezolanos que han migrado buscando mejores oportunidades de vida. Pero si la historia nos ha enseñado algo, es que no existen males invencibles. Venezuela puede y va a salir adelante, pero solo si somos constantes en nuestro camino democrático.
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Si en cada momento difícil los grandes personajes de la historia o los pueblos hubieran caído en la inacción, si hubieran dejado que la desmotivación les ganara, jamás se habrían vencido a los yugos que les oprimían, nunca habrían dejado un mejor mundo para las generaciones siguientes. Así, comprendamos que la desunión y la abstención solo nos alejan de la meta.
Venezuela no se arreglará de la noche a la mañana, ni con soluciones improvisadas. Como en un maratón, debemos resistir, avanzar paso a paso, unirnos en un solo propósito y recordar que cada esfuerzo suma. Sigamos adelante, porque cada paso que damos nos acerca más a la Venezuela que queremos reconstruir.
Iván Stalin González es político, abogado y dirigente nacional del partido Un Nuevo Tiempo
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