La constituyente espuria prepara una “cámara de las comunas”, por Gregorio Salazar
En pocos días la espuria asamblea nacional constituyente cumplirá tres años de haber sido elegida en forma inconstitucional y de haberse instalado arrogándose la cualidad de suprapoder de la República. Transcurrido ese período, el triple del tiempo que requirió la constituyente del 99, sigue sin cumplir con el principal objetivo para el cual supuestamente fue convocada y su balance en otras áreas es por demás negativo para la maltrecha democracia venezolana.
El mismo proceso previo a la elección significó la vulneración de importantes disposiciones constitucionales, como la obligación de someter a consulta refrendaria los términos de la propia convocatoria.
Tampoco se tomaron la molestia de presentar un proyecto de carta magna al país y se asignaron dos años de funcionamiento, lo cual ya resultaba abusivo nada más si se tomaba en cuenta que los nuevos reformadores eran los mismos autores de la vigente.
Claro estaba que su elección no tenía en lo inmediato otro objetivo que usurpar las funciones de la Asamblea Nacional, electa apenas año y medio antes, donde la representación oficialista había quedado pintada en la pared después su apabullante derrota el 6 de diciembre de 2015. Y a eso dedicó. Hasta la fecha han dictado 12 leyes y 60 decretos todos con la inocultable impronta de la pezuña del Ejecutivo.
En un excelente trabajo periodístico realizado para este diario por Luisa Quintero se recogen algunos de los escasos indicios que han trascendido a la opinión pública por boca del principal redactor del texto, el abogado Herman Escarrá. El más estridente destaca la creación de una “cámara de comunas”.
Dice Escarrá que esa cámara “debe estar por encima de la Asamblea Nacional”. Y agrega: “De lo que se trata es de preservar una representación muy social de parte de las comunas y dejemos una estructura más democrática y participativa”. Desde ya se vislumbra cual será la forma de elección de esa cámara representante de las comunas, un espacio donde reine a sus anchas el régimen. La denominación ya da pie para pensar que su método de elección sería, por selectiva y excluyente, tan inconstitucional como el de la propia constituyente espuria, nacida de un método que en esa oportunidad determinó la no participación de la oposición en su escogencia.
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Ahora bien, una cosa es “preservar una representación” a las comunas y otra crearla para suplantar al Poder Legislativo. Tendríamos entonces una especie de legislación bicameral, siendo que en 1999 fue el propio movimiento chavista el que eliminó, sin otra razón como no fuera imitar la asamblea nacional cubana, el Senado de la República. En todo caso, si el PSUV quiere darle una representación parlamentaria a las comunas, pues que presente sus candidato a las elecciones legislativas.
¿Qué es lo que se propone? ¿Tener un cuerpo legislativo de sesgo eminentemente chavista que, tal como lo hace hoy la constituyente espuria, funcione por encima de la propia Asamblea Nacional? Las comunas son parte de esa nueva “geometría del poder” mediante la cual el régimen ejerce unas de las formas de control social, vía distribución de las cajas CLAP. Es la base de organización también del PSUV, por cuadras y por manzanas, y cuyos líderes terminan eventualmente uniformados o disfrazados de milicianos. Esa milicia, por cierto, en la nueva constitución se pretende incorporarla como integrante de la FANB, atendiendo a un proyecto para su “reorganización”.
Habló también Escarrá de “mejorar el sistema de transferencia de la propiedad en la forma de expropiación con su indemnización correspondiente, mejorar la inversión tanto extranjera como nacional; producir con claridad el concepto de seguridad jurídica, que tanto temor genera en algunos sectores de la inversión extranjera”. Aquí lo que cabe es replicarle es “tarde vas a piar, pajarito”. Ya poco es lo que queda funcionando y por expropiar y el Estado está en la bancarrota. Además, acá si no hay seguridad para los inversionistas no es por falta de legislación, sino porque la revolución la ha desconocido y en estos 20 años no se ha cansado de atropellar y cercar a la empresa privada.
No obstante lo dicho, Escarrá asegura que todo será para tener estructuras “más democráticas y participativas”, el mismo discurso, la misma trampa cazabobos con la que llegaron al poder.
Pero siendo así, nada más democrático y constitucional que consultarle al pueblo si está de acuerdo o no que con esa nueva constitución, que no terminan de desembuchar, le aprieten definitivamente el asfixiante lazo corredizo que le han puesto al cuello.
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