La continuidad de la lucha, por Luis Manuel Esculpi
No tenían opción de salir bien parados, obviaron la alternativa más inteligentes, quizás era mucho pedir. En las hipótesis analizadas perdían de todas, todas. Escogieron la peor fórmula, su talante autoritario y represivo lo mostraron de nuevo ante el mundo.
Consideraron que dejar pasar la ayuda humanitaria –la alternativa más inteligente y racional– era muestra de debilidad, los regímenes dictatoriales les aterra mostrar sus carencias, pero ellas resultan más que visibles
Los intentos por retomar la iniciativa mostraron ribetes de ridiculez, el concierto paralelo resultó una burda caricatura, realizado un solo día a las seis de la tarde, cuando lo anunciaron para todo el fin de semana, muchos de los artistas se «enfermaron» a última hora, aparecer a su lado en estos días resulta enormemente perjudicial para su proyección.
El sábado mostraron su faz más nefasta, la trasmitieron a todo el planeta, por si alguien tenía dudas del carácter sanguinario y represivo, el empleo de la Policía Nacional y de grupos paramilitares en la Ureña y San Antonio, los innumerables atropellos cometidos hasta el inclasificable hecho de incendiar camiones que portaban alimentos y medicinas prueban de manera fehaciente la saña y la crueldad de su actuación.
La barbaridad de los crímenes cometidos contra los indígenas de la Gran Sabana, dejando además de la víctimas, cerca una veintena de heridos todos de balas, como consecuencia de la salvaje agresión por parte de un grupo de la Guardia Nacional, despejaron las dudas existentes, en cada vez menos sectores de la comunidad democrática internacional, sobre las características dictatoriales del régimen usurpador que confrontamos.
*Lea también: La lucha es por la vida, por Simón García
La respuesta de Maduro pretendiendo aparentar normalidad, cuando bailaba mientras se desataba la represión y la insólita declaración de la flamante Vicepresidenta al afirmar: «Este domingo solo vieron pedacitos de lo que estamos dispuestos a hacer…» expresan con toda nitidez la desfachatez de la que son capaces por la obsesión de mantener la usurpación a cualquier costo.
La falacia y el cinismo ilimitado lo exhiben sin el menor rubor al trucar las fotografías e intentar falsificar la realidad, al pretender inculpar a quienes intentaban apagar el fuego como los incendiarios de los camiones.
Es en nuestra opinión indudable que en este lamentable episodio la usurpación no se benefició, ni resultó gananciosa, muy por el contrario su ya deteriorada imagen se hundió aún más, mientras las fuerzas alternativas enseñaron nuevamente su disposición a luchar democrática y pacíficamente para alcanzar el cambio político.
El resultado no se puede medir exclusivamente por si pasó o no pasó la ayuda humanitaria, el escenario de apelar a la represión para impedirlo era absolutamente previsible, al margen de la imposibilidad de imaginar lo salvaje de su actuación.
Perseverar en la ruta señalada, mantener la presión interna e internacional para promover, el cese a la usurpación, el gobierno de transición y la realización de elecciones libres, continúa siendo el diseño estratégico, sobre el cual se fundamenta y debe continuar fundamentándose toda la acción de las fuerzas democráticas.
La continuidad de la lucha preservando la unidad, respaldando a la Asamblea Nacional, a la Directiva y especialmente el liderazgo alcanzado por su Presidente Juan Guaidó, constituyen ejes claves, para continuar con la ruta emprendida en lo que va de este año.
Hay una diferencia notable entre los tiempos que vivimos y los de meses anteriores, el desaliento y el desconcierto dieron paso al renacer de la esperanza, seguir recorriendo senderos acumulando éxitos, manteniendo la iniciativa política constituyen pilares fundamentales para lograr los objetivos planteados.
La lucha social y política, incluso en coyunturas favorables como la actual, no se definen en un día, ni en una sola acción, la suma de logros es garantía de Victoria. La lucha sigue