La desconfianza en Henri Falcón y el descuido a su base electoral natural (I)
Resta poco más de una semana para que se produzcan las votaciones del 20 de mayo, aún menos para que culmine la campaña electoral, y el candidato Henri Falcón carga una cruz: la desconfianza del electorado opositor. Primera entrega de una serie que explora aspectos de campaña del abanderado de Avanzada Progresista
Una foto real, aunque convertida en meme, ha sido usada desde hace casi tres años para identificar a Henri Falcón, incluso en sus posiciones políticas. En la gráfica, el ahora candidato presidencial abre sus piernas hasta los bordes de un callejón inundado de aguas negras. Se trata de una imagen publicada por el propio exgobernador de Lara en su cuenta Twitter en 2015 cuando al frente de ese despacho visitó el barrio la Carucieña para iniciar “la reconstrucción de cloacas».
La fotografía, sin embargo, ahora ilustra cómo Falcón está “con Dios y con el diablo”. Le sirve a quienes afirman que el abanderado de Avanzada Progresista nunca ha terminado de saltar la talanquera sino que transita por un sui géneris carril central entre tirios y troyanos. Una característica que ahora que compite por la silla de Miraflores pudiera haberse convertido más en un lastre que en unas alas.
Seguimos en la calle, trabajando! Hoy amanecimos en el barrio la #Carucieña iniciando la reconstrucción de cloacas. pic.twitter.com/eKfIqlBqU1
— Henri Falcón (@HenriFalconLara) October 14, 2015
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A Falcón se le asocia con el chavismo light, algo que él mismo dijo en una vieja entrevista rescatada desde hace una década. Claro que las opiniones políticas mutan, se adaptan, evolucionan. En 2018, su comando de campaña insiste en que Henri es “un deslinde, una protesta frente al régimen”, como afirma el jefe de campaña Claudio Fermín.
“Falcón tiene desde el principio un problema de credibilidad”, opina Carmen Beatriz Fernández, experta en marketing político y directora de la firma Dataestrategia.
A su juicio, “él tenía que buscar los instrumentos a su alcance para investirse aunque fuese artificialmente de credibilidad ante su base natural que es la opositora”.
El exgobernador de Lara es víctima de rumores muy fuertes, de presunciones. Fernández las enumera: sus “verdaderas” intenciones, si existe un pacto con Maduro, si está más interesado en “resetear” a la oposición que en ganar la Presidencia, o convertirse en voz que pueda levantar sanciones internacionales. “Eso genera una enorme desconfianza en tu electorado natural y tienes que contrarrestarlo, pero eso no ocurrió. Todo lo contrario. Cada vez añade más elementos para que su elector natural desconfíe”.
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Morder en el electorado chavista
El 5 de mayo de 2018, Francisco Rodríguez, el jefe del programa de gobierno del abanderado, publicó en su cuenta Twitter –y desde entonces lo dejó fijado en su perfil– una propaganda en video donde una mujer chavista le escribe una carta a Hugo Chávez. Allí, básicamente, le promete seguir queriéndolo aunque ahora vote por Falcón
#SiVotamosGanamos #LaGranTransformacion pic.twitter.com/i8AWCYJ9BE
— Francisco Rodríguez (@frrodriguezc) 5 de mayo de 2018
Según estudios de la encuestadora Delphos, apenas alrededor del 30% del país verbaliza ser chavista. Y las cifran van más allá: tan solo un 14% sería chavista crítico con Maduro.
Si se toma un registro electoral de 20 millones de electores, serían 2,8 millones de electores, aproximadamente.
Es más, según un estudio de Ratio UCAB presentado en un evento de Fedecámaras, la polarización solo está “del lado del chavismo”. Es decir, quienes se califican como tales están políticamente unificados, mientras que el resto del país se diluye entre opositores tradicionales, opositores inconformes (con el liderazgo de la MUD, por ejemplo) y no alineados.
Además, Ratio UCAB sostiene que el 71% de quienes se identifican con el chavismo votaría por Nicolás Maduro el 20 de mayo.
¿Por qué hablarle a ese electorado reducido dentro del ya minimizado chavismo cuando el potencial de voto opositor abarca 70% del país? Carmen Beatriz Fernández observa dos hipótesis. La primera, estratégica, “sería que Falcón entendió que no tiene vida con el opositor tradicional y se resignó a apostarle al chavista light, tránsfuga”.
En ese caso, a la consultora le llama la atención que no se haya filtrado la audiencia. “Puedes buscar seducir al chavista arrecho con Maduro, que los hay por millones, y podría ser inteligente. Pero tendrías que transmitirla por canales no masivos y que lleguen directamente a ese segmento. Pero fue tuiteada por Rodríguez para todo el mundo, y eso puede asustar al elector opositor”.
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Desde Avanzada Progresista, una fuente confirma a TalCual que la campaña ha encontrado un piso duro de roer en el electorado opositor, que aunque mayoritario aún está dominado por el debate de participar o no, y cuyo impacto en las urnas depende, finalmente, de acudir a ellas. Por tanto, hay que buscar convencer a algunos de los que conforman la minoría nacional que respalda a Maduro.
Para Fernández lo inteligente sería trabajar para aquel elector que puedes persuadir. “Lo lógico hubiera sido ir creciendo pero sin abandonar a los tuyos. No se trabaja para el que está convencido, a favor o en contra”.
Es la estrategia que aplicó Henrique Capriles en 2013: le habló a los suyos, el piso de 40% opositor de entonces, y comenzó a lanzar puentes a los “chaca-chaca” (chavistas con Capriles). Falcón, en cambio, ha puesto en riesgo su base natural por querer morder la ajena.
No obstante, al principio de la campaña, el candidato envió mensajes que le hablaban a esa base opositora. Por ejemplo, cuando afirmó que su primera decisión sería liberar a los presos políticos, comenzando por Leopoldo López.
Mi primera acción como presidente es liberar a los presos políticos, comenzando por @leopoldolopez, en Venezuela no pueden haber presos políticos
Tenemos esta gran oportunidad, vamos a derrotar la anarquía, la corrupción y la improvisación, si votamos ganamos!
— Henri Falcón (@HenriFalconLara) March 4, 2018
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Pensar fuera de la caja
Félix Seijas, director de Delphos, solo le encuentra una explicación a la cuña: “es un mensaje a los cuadros conservadores del chavismo, los que quieren moderar o contener la problemática actual. Le está hablando a los cuadros internos del poder, más que al votante, diciéndoles que él puede ser una figura de transición, que no es antichavista sino que el problema es Maduro”.
Allí habría que incluir también frases como las dichas el 9 de mayo Henri Falcón, desde el estado Zulia, cuando afirmó: “Somos hoy la única opción real para una transición pacífica en el país”.
Considera el estadístico que tal motivación pudiera responder a que el candidato “sabe que esta elección no la puede ganar pues no tiene cómo cuidar el voto y está prácticamente a merced de lo que el gobierno termine haciendo”.
Fernández suelta una hipótesis más “perversa”: que se esté articulando un relato de que Venezuela es un país chavista en pleno, conformado por chavistas y disidentes, “que fue el tono de aquella famosa entrevista de Maduro con Jordi Évole (…) Dentro de la revolución todo, fuera de ella nada. Es la visión de un país cubanizado”.
No obstante, Claudio Fermín, jefe de campaña de Henri Falcón, desestima el asunto. “Con esa cuña queremos decir que si usted votó por Maduro, o por Capriles, por Chávez o por Rosales… estamos pasando lo mismo, estamos viviendo lo mismo. Nuestro mensaje es muy claro, esta campaña nuestra, aunque somos gente de oposición, no es para reproducir (la diatriba) oposición contra el Psuv, chavismo contra escuálidos. Nuestra idea es decirle al venezolano que el problema no es solo que el opositor lo pasa mal, pues en materia económica y de servicios públicos la pasamos mal todos. Esa cuña es una invitación para que la campaña no se observe como un problema de enfrentamiento y polarización”.
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