La diplomacia hace esfuerzos para evitar escalada en Ucrania mientras el Donbás se calienta
EEUU cree que Rusia tiene hasta 190.000 soldados en su frontera con Ucrania mientras se produce una evacuación de zonas separatistas
Se complica la situación en Ucrania, luego de que desde el jueves 17 de febrero se reportaran ataques de ambos bandos en la región del Donbás; zona donde separatistas prorrusos combaten con fuerzas ucranianas por el control del territorio.
Por segundo día consecutivo reportan que existen violaciones de alto al fuego en la mencionada zona. En la mañana de este viernes 18 de febrero, el este de Ucrania amaneció con un bombardeo de unas 600 explosiones disparadas tanto por artillería, como por morteros y tanques entre el ejército ucraniano y los separatistas prorrusos donde al parecer no se registraron bajas.
Las provincias separatistas de Donetsk y Lugansk reportaron estas supuestas irregularidades. De hecho, el líder separatista de Donetsk, Denis Pushilin, anunció la evacuación de civiles de esos territorios hacia la región de Rostov en Rusia, advirtiendo que el presidente de Ucrania, Volodimir Zelenski, daría pronto una orden para invadir esos territorios prorrusos que la Duma busca reconocer como repúblicas independientes.
Incluso, cuando se estaban movilizando personas -en su mayoría mujeres, ancianos y niños-, detonó al parecer un carro bomba frente al edificio donde funciona el gobierno «rebelde» de esa provincia. El gobernador de la región rusa de Rostov, Vasili Gólubev, pidió ayuda al Kremlin para atender al gran contingente de desplazados; colaboración que fue atendida por el gobierno para dar alojamiento a estas personas y 130 dólares a cada uno.
Para el presidente ruso, Vladimir Putin, lo que ocurre en la región ucraniana del Donbás representa un «agravamiento» de la situación y le reclama a Kiev el no querer negociar con Donetsk y Lugansk para que se acabe el conflicto.
En este tenor también opinó el presidente de Bielorrusia -y aliado de Putin-, Aleksandr Lukashenko, quien se reunió con el mandatario ruso y advirtió que «por primera vez en décadas estamos a las puertas de un conflicto capaz de involucrar a todo el continente».
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Dijo que ante lo que consideran un aumento en la tensión en la zona con Ucrania y la acumulación de material bélico en ese país (hay que recordar que EEUU y otros países han movilizado y donado pertrechos militares a Ucrania) se ven «obligados a buscar una salida para protegerse».
Por otro lado, el embajador de Estados Unidos ante la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE), Michael Carpenter, manifestó que su país estima que en vez de una desescalada, lo que ha habido es un aumento de tropas en la frontera entre Rusia y Ucrania calculando entre 169.000 a 190.000 efectivos para finales de enero.
Este despliegue, calificado por Carpender como “la movilización militar más significante en Europa desde la Segunda Guerra Mundial”, incluye tropas rusas en Bielorrusia, en Rusia -supuestamente haciendo ejercicios- y en la península de Crimea, anexionada de forma ilegal por Moscú en el 2014.
Mientras que el secretario de Estado de EEUU, Antony Blinken, se reunió con su homóloga alemana, Annalena Baerbock, para inaugurar la Conferencia de Seguridad en Múnich -a la que tiene previsto asistir Kamala Harris, la vicepresidenta estadounidense- en un encuentro que no contó con la presencia de Rusia.
Blinken considera que lo que se ha visto en las últimas 48 horas lo que quiere es crear «falsos positivos» que le den pie a agredir a Ucrania, mientras que Baerbock dijo que si bien había cierta esperanza con el anuncio de retiro de tropas a sus cuarteles, era necesario ver acciones reales y conminó a Moscú a poner fin a una «amenaza inaceptable».
No solo las conversaciones se dieron en el ámbito político. Los ministros de Defensa de Rusia y EEUU, Serguéi Shoigú y Lloyd Austin, respectivamente, conversaron vía telefónica para abordar «asuntos de interés mutuo», aunque sin mayores detalles filtrados.
Esta conversación telefónica entre Shoigú y Austin se produce al día siguiente de que Moscú amenazara a Washington con medidas técnico-militares si continúa ignorando sus preocupaciones en materia de seguridad en Europa.
Mientras y a pesar de haber pedido respaldo de Occidente, el ministro de Defensa de Ucrania, Oleksii Reznikov, dijo que es «baja» la probabilidad de que Rusia decida invadir su país. Explicó que aunque no desechan ni minimizan el peligro que representan las tropas rusas en sus fronteras, se están preparando para lo que sea.
Además, negó que se hayan estado retirando de las fronteras tal y como dijera el canciller ruso, Serguéi Lavrov, hace un par de días.
La Unión Europea pidió el jueves 17 de febrero el fin «inmediato» de la escalada de violencia en curso en las zonas no controladas por el gobierno de Kiev de la región de Lugansk y felicitó a Ucrania por su «continua moderación».
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En nombre de la UE, el jefe de la Política Exterior de la UE, Josep Borrell, condenó en un comunicado «enérgicamente» el bombardeo de un jardín de infancia en la localidad de Stanitsa Luhanska, en la región controlada por los separatistas prorrusos en la región de Lugansk.
Para finalizar, el papa Francisco afirmó que el mundo «es un campeón en la guerra y esto es una vergüenza para todos», argumentando que la humanidad está apegada a los conflictos bélicos y que por ende, los llamados a la paz no son escuchados.
Además de Medio Oriente, Siria, Irak, y la región etíope de Tigray, Francisco habló de que «soplan vientos amenazantes en las estepas de Europa del Este, encendiendo las mechas del fuego de las armas y dejando helados los corazones de los pobres y de los inocentes. Estos no cuentan».
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