La doble moral del gobierno en relación a la ayuda humanitaria, por Beltrán Vallejo
Parece que en Venezuela está implantada una dialéctica tan irracional, que una misma situación es legítima o ilegítima, de acuerdo a la postura política. En esta materia de lo contradictorio en un mismo fenómeno, el gobierno de Maduro como que pretende volver loco a cada venezolano.
En relación al tema de la ayuda humanitaria que iba a ingresar el 23 de febrero en territorio nacional: Maduro con sangre y muertos impuso sus contradicciones terribles. ¿Qué le costaba recibir esa ayuda en la frontera, colaborar en su distribución, o al menos dejar que se repartiera? El mundo no vio que un ejército invasor, llámese gringo o de cascos azules, estuviera acompañando esos camiones. Todo terminó ese día en la clásica reyerta de piedras contra bombas lacrimógenas y perdigones en la frontera con Colombia, y en unos pemones muertos por el lado de la frontera con Brasil.
Los antecedentes de esta terrible necedad, que se desarrolló el pasado 23 de febrero en los puentes fronterizos, tienen que ver con que este gobierno se niega a reconocer que hay una gran escasez de medicamentos y alimentos en el país, que ha conllevado a que la cotidianidad de penurias en materia de salud y nutrientes sea considerada una crisis humanitaria. Maduro y su combo, y todos los Ministros de salud y alimentación, han negado que existe el drama que justifica la solidaridad internacional.
Ahora, ¿por qué lo hacen? La respuesta es que no han querido reconocer que su modelo fracasó; esta es la peor de la miopía, porque es criminal. Pero también agrego el elemento de la hipocresía política, ya que este gobierno sí ha recibido asistencia humanitaria, tanto de China como de Rusia, y hasta de la India, y sigue recibiéndola, ¿o es que no se recuerda el barco hospital que fondearon los chinos a finales del año pasado?; ¿no se recuerda que toneladas de medicamentos fueron entregados por los rusos recientemente, y ahorita anuncian nuevos envío en la visita de Delcy Eloína a Moscú?; pero si este aporte viene de EEUU o de Europa, el gobierno lo bloquea o se transforma en “puerco espín” para que nada de eso entre a Venezuela. ¿Quién termina sufriendo esta cerrazón de Maduro? Respondo que el pueblo venezolano; ¡qué dolor ante tanto simplismo!
La ñoñera gubernamental del 23 de febrero tiene antecedentes, como cuando la vaguada que sufrió Vargas en 1999 donde EEUU ofreció ayuda logística para la reconstrucción, pero entonces Chávez se negó rotundamente a eso, alegando que era una mampara que encubría una intervención militar extranjera; mientras hoy, casi 20 años después, hay sectores de esa entidad cuya población sigue afectada por la secuela del embate destructivo de aquel fenómeno natural.
Esta bipolaridad se extiende igualmente al doble racero que acompaña el concepto de “injerencismo” de las potencias extranjeras en Venezuela, donde se dice que Guaidó es un títere de los EEUU, y que esta potencia interviene groseramente en nuestros asuntos internos; entonces, ¿y qué hacen los rusos en su defensa a ultranza de Maduro? ¿No hay injerencismo ruso? Toneladas de armas, endeudamiento grosero, presencia de ellos en los campos petroleros, mucha inversión turbia y sin control parlamentario, además de los pronunciamientos cínicos de los voceros moscovitas en la ONU, quienes por cierto manifestaron que en pocos días le entregarán al país una ayuda humanitaria “legítima”, son la mayor evidencia de que la hipocresía del gobierno venezolano armoniza perfectamente con la retórica más maquiavélica que hay en el planeta, la de Vladimir Putin.