La estampida de los valientes, por Naky Soto
A las 5:41 p.m. durante el acto aniversario de los 81 años de la Guardia Nacional se oyeron unas detonaciones y Nicolás detuvo su discurso. Justo después de ver cómo la parada militar rompió el orden en estampida y de escuchar una voz masculina apuntando: “Vamos por la derecha”, la cadena nacional de radio y televisión fue interrumpida abruptamente.
Dos horas después, el ministro de Comunicación, Jorge Rodríguez, informó que “las averiguaciones establecen con claridad que corresponden a artefactos voladores tipo dron que contenían una carga explosiva que detonó en las cercanías de la tarima presidencial y en algunas zonas del desfile”, asegurando que se trataba de “un atentado contra la figura del presidente constitucional (…) que ha resultado ileso”. Según Rodríguez, resultaron heridos 7 militares a quienes no identificó, pero ya estaban siendo atendidos.
En su criterio, el incidente evidencia la desesperación de “algunos voceros de la ultraderecha (…) que siendo derrotados en el terreno político, en el terreno de la guerra económica y (…) en todos los terrenos que establece la Constitución, no cejan en recurrir a prácticas criminales». Conste en acta, Jorge Rodríguez aseguró que la formación militar se mantuvo.
La versión de Nicolás
Para haber resultado ileso, el rictus que le acompañó la primera parte de su discurso no tradujo solvencia sino molestia. Tardó al menos 10 minutos en datos inútiles antes de decir que el suceso prueba las denuncias que ha adelantado sobre “el plan golpista que ha ido adelantando la ultraderecha», acusando por igual a la local y a la bogotana, pero vinculando las declaraciones recientes del presidente colombiano Juan Manuel Santos sobre el “poco tiempo” que le queda a Nicolás en el poder con este incidente, acusándolo de ser junto a financistas en Miami, el responsable de lo que calificó como un atentado para matarlo: «Han intentado asesinarme hoy», dijo. «Mi primera reacción fue de observación, de serenidá», dijo Nicolás e improvisó -fue evidente- que llegó a creer que era un error de un juego pirotécnico, pero que los soldados estaban firmes, salvo que cuando sintieron la segunda onda explosiva, corrieron para protegerse.
Le alcanzó el ego para compararse con Simón Bolívar y Antonio José de Sucre y asegurar que este es el primer atentado contra un presidente desde el que sufrió Rómulo Betancourt en 1960, negando los atentados contra el presidente Carlos Andrés Pérez en 1992 y minimizando las 63 denuncias de magnicidio hechas por Hugo Chávez
Original sin duda es que hay pedido la ayuda de Donald Trump para luchar contra los terroristas de la región, prometiendo a los responsables tres cosas: justicia, máximo castigo y que no habrá perdón.
CSI + marketing
«Se cortó la comunicación y empezaron las investigaciones de inmediato (…) han sido capturados y procesados parte de los autores materiales del atentado y se recuperó parte de la evidencia», afirmó sin revelar un nombre, el sitio de captura, la evidencia recuperada ni los métodos que sostienen una investigación más rápida que cualquier capítulo de CSI.
Aprovechó el suceso para justificar el colapso del sistema eléctrico; negando nuestros graves índices de criminalidad, endosó toda forma de violencia a Colombia y aseguró que él es «la garantía de la paz para vivir en este país», adelantando una guerra civil si algo le llegara a pasar. En su criterio, lo que desespera a los grupos de ultraderecha (lo suficiente para pensar en asesinarlo) es que “por primera vez en estos cinco años tenemos un plan económico bien pensado», sin prurito. Pero para “voltear la situación económica» es imperativa la realización del censo de transporte, arista a la que dedicó varios minutos, reiterando otras medidas anunciadas y justificando su pertinencia solo porque está vivo.
La épica de cierre fue lo peor del mensaje, una lección de autoayuda que incluyó: un escudo de amor, el lado correcto de la historia, la protección especial de Jesucristo y su disposición para seguir con la “revolución”.
La versión de AP
Lejos de la versión de los francotiradores que derribaron drones cargados de explosivos mientras sobrevolaban la zona del desfile, la agencia Associated Press aseguró que varios bomberos presentes en el lugar de los hechos contradicen la tesis del Gobierno. Según AP, tres agentes dijeron de forma anónima que en realidad se trató de una explosión de una bombona de gas en un apartamento cercano.
El País de España añade la declaración de un militar que declaró bajo condición de anonimato y que estuvo presente en el acto, cerca de Nicolás, quien afirmó su escepticismo sobre la versión oficial, asegurando que no vio ningún dron y que no se oyeron disparos “por lo que la versión de que las fuerzas de seguridad dispararon contra un dron no es creíble”, dijo, añadiendo que lo que escuchó fue una explosión “como de mortero”.
Otras contribuciones
Diosdado Cabello no esperó el progreso de la rauda investigación y adelantó por Twitter que “la derecha insiste en la violencia para tomar espacios que no pueden por los votos”, mientras que la cuenta Movimiento Nacional Soldados de Franela se atribuyó el ataque: “La operación era sobrevolar 2 drones cargados con C4 el objetivo el palco presidencial, francotiradores de la guardia de honor derribaron los drones antes de llegar al objetivo. Demostramos que son vulnerables, no se logró hoy, pero es cuestión de tiempo”, dice el tuit.
Súmenle el “comunicado” que llama al asalto como “Operación Fénix”, un documento que invita a salir todos a la calle sin retorno, apoyando a nuestros militares constitucionales y líderes políticos civiles para la toma y consolidación del poder, hacia la conformación de una Junta de Gobierno de Transición”.
La compulsión por mentir
Espacio Público y el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Prensa denunciaron que tras el suceso se desconocía el paradero de los periodistas y trabajadores Neidy Freytes, César Díaz y Alfredo Valera “luego que GNB los abordara en la avenida Bolívar y les impidiera transmitir”. En entrevista con CNN, el fiscal general impuesto, Tarek William Saab dijo que no sabía nada sobre periodistas detenidos, cuando ya llevaban al menos tres horas desaparecidos y casi de inmediato los liberaron. Y eso que CNN está censurada en todas las cableoperadoras de Venezuela.
Si Jorge Rodríguez en la primera versión oficial sobre el suceso negó lo que vimos, abrió el compás para dudar de cualquier otro dato que ofrezca el Ejecutivo.
No hay una foto de los drones ni de los francotiradores, pero sí del apartamento quemado donde se supone explotó la bombona de gas
Nicolás aprovechó el suceso para reforzar la idea de la violencia como la única ruta para salir de él y aún así, solo nos aguardaría una guerra civil. El error, el insalvable error, reside en la desbandada, esa que registra cómo y cuánto resistirán las leales y aguerridas tropas ante el enemigo.
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“La dignidad es lo que separa la retirada de la estampida”
José Urriola